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La chispa cotidiana que llevamos dentro nuestro

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                                                 Hablando francamente, es preciso que nos encolericemos alguna vez para que las cosas marchen bien

Friedrich Nietzsche

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            Yo soy un hombre bueno si hay alguien bueno en este lugar. Tranquilidad y discernimiento; calma chicha para las relaciones sociales y si un problema tiene solución para qué te vas a preocupar y si no la tiene  para qué te vas a preocupar. Esas son las posturas hasta que se rompe el dique, hasta que la Chispa produce la ignición del Big Satiety.

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Desperté temprano, cómo siempre. Por la ventana insinuaban el sol y el aroma a jazmines del patio bailaba después de una lluvia intensa por la noche; la inminencia del mate flotaba en el ambiente. Todo en apariencia era cómo un día más, pero esta vez algo era diferente. Algo me molestaba, con la boca seca y las lagañas ardiendo en mis ojos intenté dilucidar de donde venía ese malestar. La única pista que tenía era una chispa inquieta en mis venas, de esas que generan un universo nuevo. La Madre de Todas las Chispas.

Me dispuse a levantarme.

Algo llamó mi atención, un ruido de explosión termonuclear microscópica . Miré para arriba y la respuesta se resumió en pocas palabras: techo gotera mancha piso-mar loop gota. Recordé que el año pasado lo hicimos arreglar, una fortuna en membrana, garrafas, mano de obra y la mar en coche y aún así llovía a baldes dentro de mi casa.

La chispa; yo soy un hombre bueno si hay alguien bueno en este lugar. A medio vestir fui a buscar al que hizo el arreglo; él tenía resaca y no entendía mi punto de vista…Si te pago para que no se filtre el agua y se filtra qué hago?. Con aliento a vino tinto me dijo desafiante. ¿qué querés que haga?  Entonces le dí una ventajera trompada en pleno rostro que hizo que cayera sentado, me miró desde el piso mientras la sangre le salía por la nariz. Me fui dejándolo ahí.

Me dio hambre, no había desayunado. Me dirigí al mercadito del carril Sarmiento, quería comprar tortitas raspadas, las únicas, las verdaderas. Cuando me tocó mi turno una señora muy señora, con ruleros y servicio militar obligatorio en la boca, se me adelantó, así, sin permiso ni respeto. La Chispa; yo soy un hombre bueno si hay alguien bueno en este lugar. No le dije nada, la señora pide 150 grs. de bizcochos de anís. Al irse la paro y le dije que me permitiera la bolsita con lo que adquirió. La abrí y dentro dejé caer una escupida transparente y sagrada. Me fui dejándola ahí a la señora con su quejas.

Mientras caminaba vi a la señora rubia tetona indeclinable de la otra esquina que regaba sin tapujos el asfalto de la calle, litros y litros de agua caían sin sentido en el cemento (la noche anterior había llovido). El agua es más valiosa que el oro es un axioma que será ley en el futuro. La Chispa; yo soy un hombre bueno si hay alguien bueno en este lugar. Con suavidad de amante tomé la manguera, ella me miró sorprendida y dejó escapar un pequeño grito cuando el agua le llenó la boca; la seguí rociando hasta dejarla empapada. Apagué el surtidor y me fui dejándola ahí.

Llegué a mi casa sin tortitas raspadas; el Papelón, el perrito de la cuadra,vino a saludarme y el vecino de enfrente proyecto de fisiculturista (los anabólicos le salían por la nariz cómo si fuesen mocos) no me saluda. Éste no tuvo mejor idea que echarlo de una patada al perrito justo cuando pasaba un auto. Le agradecí al Dios que no existe por haber creado al Papelón tan feo como ágil. Al boceto de patovica lo castigó el Karma que no existe: cuando dio media vuelta para entrar a su casa no calculó y cayó a la acequia. Se pegó con la cara en la vereda, quedó desmayado sorbiendo su propia sangre. La Chispa; yo soy un hombre bueno si hay alguien bueno en este lugar. No fui a ver si estaba bien, lo dejé tirado. Mientras me alejaba el Papelón me seguía moviéndome el rabo.

Me vi reflejado en los ojos del perro y vi a otra persona (Doctor Jekyll and  Mr. Hyde).  Decidí que ese iba a ser un día de furia y ahí desperté, temprano cómo siempre. Por la ventana insinuaba el sol y el aroma a jazmines del patio bailaba después de una lluvia intensa por la noche. Todo había sido un sueño hermoso, el que arregló el techo, la señora de los bizcochos de anís, la mujer derrochadora y el eslabón perdido andaban todavía por la vida impunes.

La Chispa estaba guardada, siempre latente. Entonces el ruido de explosión termonuclear microscópica que sentí en la ensoñación se repitió. Miro para arriba. Deja vú. Techo gotera mancha piso-mar loop gota. ¿Yo soy un hombre bueno si hay alguien bueno en este lugar?

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