/Margarita | Capítulo 12: Hacer lo correcto

Margarita | Capítulo 12: Hacer lo correcto

Margarita saca la carta que le dejó su madre.

De por si la vida ya es difícil, pero es la vida, y es lo que estamos viviendo ahora mismo, mi partida no tiene que dejarte un dolor hija, sino una misión el cual ahora vos tenes que seguir, muchas veces te vas a sentir ahogada y sin salida, pero esto yo sabía que venía y te fui preparando, no quedas sola, Gloria te va a tener hasta que tu papá venga por vos.

Un error mío pero del cual no me arrepiento fue haber decidido criarte sola. Lo hice para proteger a tu padre, ya que cuando vos naciste él era muy chico, y no quise complicarle más la vida a nadie. Tu papá es una persona maravillosa, si bien había perdido contacto con él, pude ver que no ha dejado de ser una persona maravillosa, decidida, torpe e infantil, pero con mucho humor y cariño. Quiero que le entregues la otra carta donde le explico todo de una forma que lo pueda asimilar con cierta tranquilidad. Confió en lo que vayas a hacer, confía en vos ya que en vos dejo todo lo que soy.

Para mi es increíble ver lo parecida que sos a tu padre, contradictoria, rebelde, luchando por los que no se pueden defender, vos sos una mujer disfrazada de niña. Vuelvo a pedirte perdón de todas las veces que me preguntabas quien era tu padre, bueno él no se fue lejos, sino que yo lo separé de nosotras. Él ni siquiera sabe de tu existencia, Él es Adrián Ferreira, el mismo que te encontraste en el hospital ese día. Cuando entraron los dos al mismo tiempo ese día casi lloro de imaginar cómo hubiera sido si me hubiera animado a afrontar a aquel niño a la realidad cuando me embaracé, seguramente me hubiera apoyado, y hubiera dejado todo en su vida para darme lo que él no tenía, pero no era justo, ni para él ni para mí. Necesito que al entregarle la carta te vayas, lo dejes leerla y asimilarlo, tenes que ser fuerte para afrontar que él puede no querer nada, o quizás hablar con vos.

Sos lo más especial que le dejo al mundo y necesito que empieces a hacerte fuerte con algunos sentimientos y cosas que puedan aparecer. Mi querida Margarita… naciste en un mundo tan complicado, pero sos un ángel, y eso va a ser así por siempre.

No dejes que nadie te niegue hacer lo que sientas, no dejes que nadie te deprima, jamás dejes que nadie te prohíba, y nunca pero nunca confíes en nadie. Ya hemos hablado mucho sobre esto, pero necesito que lo sepas, necesito saber que lo vas a leer aunque sea por última vez.

Agradezco a dios haber encontrado a Gloria y que decidiera quedarse con vos sin siquiera pensarlo ni pedirle. Muchos de nosotros nos hacemos partícipes del dolor humano desde muy chicos, a vos te ha tocado serlo desde más chica de lo que me tocó a mí, pero siempre fuiste tan fuerte, confió en que vas a hacer lo correcto. Te amo hija, y aunque yo me vaya siempre voy a estar con vos. Aunque no me lo permitan.

“El mundo ya es demasiado cruel, hagamos frente a ese ejercito con una sonrisa, en el rostro, en el alma”

Te amo hija.

En ese momento cerró la carta y se quedó en silencio, escuchaba un sonido en la pieza, de alguien buscando algo debajo de los muebles, de la cama. Se para y se va acercando despacio hacia la oscura habitación

– No creo que la encuentres, ella se fue al cielo – dijo Mararita.

-¿Al cielo? ¿Y porque me tengo que enterar por vos? – contestó el Oscuro

– No lo sé, esas son tus cosas no las mías.

– Pero si yo la tengo anotada acá – dijo el Oscuro preocupado mientras buscaba en los papeles del bolsillo – ¿y eso? ¿Que tenes en la mano?

– Unas cartas

– Ya veo… Ahora entiendo todo.

– ¿Entender qué? Mi mama no fue mala, no tenías por qué tenerla entre tus papeles.

– Yo no me llevo a la gente mala, porque la realidad es que la gente mal no existe.

– Ya me parecía, ¿Cómo está el viejito?

– Ni idea, yo solo soy un puente. – Aseguró el oscuro mientras no dejaba de mirar las cartas que Margarita tenía en su mano, eso la puso nerviosa y las metió en su bolsillo.

– ¿Ya las leíste no? – preguntó Margarita.

– Si, vos sabes demasiadas cosas, y eso realmente es raro. ¿Qué vas a hacer con eso?

– Lo estoy pensando.

– Ahí no hay mucho que pensar, solo te está dando órdenes

– Acá dice en que va a confiar en que haga lo correcto, pero lo que es correcto para mi mamá quizás no lo es para mí. – respondió Margarita al tiempo que el oscuro sonrió, con una mirada cómplice, y se le acercó entre las sombras, colocándose detrás, y le susurró.

– Entonces dale hacelo.

– No me apresures, solo yo sé lo que es correcto para mí.

– No sé para que lo vas a hacer, pero veo que de esa forma te vas a ahorrar el dolor, porque vas por lo seguro, es increíble que ahora que estas tan sola y sos tan chica sigas pensando en él como lo hizo tu mama.

– Es que si lo pensas, no es justo lo que hizo mi mamá, no es justo ni para él, ni para mí.

– Pero vos sabes que él te va a querer, él se va a hacer cargo de vos.

– Lo va a hacer porque no le queda otra, la gente buena tiende a hacerse cargo de todo, porque no pueden ver que algo esté mal.

– Lo que está bien, lo que está mal, es todo lo mismo, el fin es inevitable para ustedes.

– Lo fue una vez para vos también. – Dijo Margarita y al oscuro se le borró la sonrisa de la boca, y su cara se transformó en un asombro perturbador, nadie jamás va a poder afirmarlo ni probarlo, pero podemos decir que en ese momento quizás, lloró por dentro. Se volvió a mezclar entre las sombras para estar en una de las esquinas oscuras de la habitación.

– ¿Y si él te deja? Estamos de acuerdo en que el jamás supo nada, y al enterarse puede reaccionar mal. Está bien que sea bueno. Pero el miedo vuelve fugitivos a tanta gente buena.

– Él no se va a ir, porque no le voy a dejar esa opción.

– No estás en posición de controlar nada, ustedes jamás van a poder controlar nada.

– Eso es verdad, no lo voy a controlar, ni pienso hacerlo, solo voy a dejar que sea bueno. Que sea quien es. Porque si yo dejo que salga lo que tiene adentro de su corazón voy a saber que está haciendo lo correcto para él.

– Y decime niña… ¿Por qué lo haces de esa forma y no le haces caso a tu madre? – apuró el Oscuro.

– Porque en la carta dijo que iba a confiar en mí, y te lo digo de nuevo, lo que es correcto para mi mamá para mí en este caso no lo es. Y nadie me va a venir a decir que es lo que tengo que hacer cuando yo estoy seguro de mi misma.

En ese momento Margarita sacó ambas cartas de su bolsillo, Las agarró con ambas manos y las partió a la mitad, después de eso volvió a partirlo entre tantos pedacitos hasta que dejo de ser legible, el oscuro sonrió y se paseó por toda la habitación de Mariana hasta irse entre las sombras, ambos sabían que volverían a verse, pero no quisieron decirse nada.

Minutos más tarde se escucha que Gloria abre la puerta de la cocina, la llama para que la ayude a acomodar las compras.

– ¿Que estabas haciendo Margarita? – preguntó Gloria.

– Estaba leyendo.

– Algún día me vas a contar lo que hablaste con este chico Adrián ayer en la plaza.

– Si, tal vez, es una posibilidad

– Acomodá estas naranjas arriba del platito que está ahí en la mesa

– Gloria… ¿Puedo ir a visitar a Adrián mañana en la tarde?

Continuará…

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