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El típico menduco careta

Mendoza, tierra del sol y del buen vino… y del caretaje. Desde el lugar que se la mire es hermosa, “maravillosa” como nos hicieron hacer creer en algún momento. ¿Maravillosa? ¿En serio? Sí, si miramos alrededor de los lugares más tops de la provincia. Si olvidamos la odisea que es caminar a cualquier hora del día y la noche por alguna calle sin ser víctimas de algún punga que nos quite veinte mangos del bolsillo, la vida o las dos cosas si estaba de mal humor. Pobres, después de todo son unos incomprendidos ¿No?

Pero atentos, porque cuando llega un político a golpear puertas y simular que usa tu baño, embanderás tu pulcra y humilde casa de afiches de colores mientras intentás esconder las boletas en las que se van la mitad de tu sueldo inferior al básico. Todos nos ponemos la vincha de la victoria o inflamos esos globos amarillos con todo el aire que nos sale del pecho. Porque podés tener cincuenta mangos en el bolsillo, pero el menduco muere en la suya. ¡Joya nunca taxi!

A donde voy veo caretas, sí, a vos también. ¿Creés que nadie se da cuenta? Cada vez que salís con tus amigos a un bar de la Arístides y algún menor se detiene a ofrecerte una tarjetita cuyo valor es a voluntad, lo mirás con asco, sacás tu alcohol en gel y te limpiás la pobreza. Odiás que “esa gente” pueda acceder a los lugares que vos frecuentas y pasás por alto que es una cuestión de necesidad. Después de criticar con todos tus amigos, abrís la aplicación de Facebook en tu celular ¿qué estás pensando? Y ahí la careteás una vez más, escribís en algunos caracteres lo que el resto de la sociedad quiere leer respecto al trabajo infantil y todo por algunos likes que te hagan olvidar que hay personas que pasan hambre, aunque no te importe. Pensás limpiar tu honor con ese mínimo fragmento. Vas a poder dormir esa noche.

Asistís a marchas de “ni una menos” pero te sube la bilirrubina cuando la menor que estaba desaparecida es encontrada con el novio y la tildás de “puta de mierda” como si tus padres a vos te hubieran concebido dibujando ¡cabeza de termo! Si al contrario, la hallan muerta, era una pobre niña de su casa que no merecía morir y le llenan su muro de mensajes que no va a leer nunca. Como si las que disfrutan de su sexualidad libremente no tuvieran el mismo derecho a la libertad ¡qué asco!

Incineran a un perro y como señal de repudio intentan prender fuego la casa de los responsables (?) Bastante conveniente, la violencia siempre resuelve la violencia, muy ejemplificador.

Somos caretas con nuestro laburo y nuestros estudios. Aspirás tener lo mejor pero no hacés nada para obtenerlo. Te conformás con tu laburo mediocre mientras criticás a tu vecino que “se dio el lujo” de cambiar el auto en dos años. ¿De dónde saca tanta guita? Te preguntás mientras te fumás el décimo pucho en tres horas. Estudiás una carrera que no te gusta porque para vos “el hoy” no importa, priorizás lo económico y hacés bien. ¡Cuánto tenés, cuánto valés! Aunque eso no tenga importancia cuando te llegue la hora de pasar para el otro lado y tengas que rendirte cuentas a vos mismo de qué hiciste con tu vida. Pero no importa, vos siempre podías esperar.

Chapeamos al ir al boliche que está de moda aunque tengas que disfrazarte de algo que no sos para entrar. Resignás tu personalidad y le entregás tu dignidad al seguridad del boliche que no te permite ingresar porque “está lleno” mientras mira con desconfianza tus zapatillas, que no son de primer mundo pero están limpias. ¡A la masa hipócrita no le importa! Todos pasamos de largo.

Laburás para comprarte eso que te permita “pertenecer”, te hacés el distinto para evitar el morbo colectivo y lograr que te acepten hasta que por fin pudiste entrar al lugar. Al final no era algo tan copado, de hecho has ido a mejores lugares pero no importa. Es la moda y el menduco ¡antes muerto que sencillo! Mientras gastás un cuarto de tu sueldo en tragos que llevan nombres irrepetibles (salvo que seas un fonoaudiólogo) y te sacás selfies con amigos y etiquetás al lugar, porque es la moda y formas parte.

No somos lo peor, pero estamos lejos de ser ejemplo de algo. Tampoco somos un rompecabezas, nadie nos obliga a encajar en ningún lado o al menos no debería ser así. Alejate de los que se ponen el disfraz de Dios bondadoso y no hace nada, los cambios los hacemos nosotros.

¿Querés solidaridad? Ayudá, no mires para otro lado que alguna vez te puede tocar a vos.

¿Querés el fin de la corrupción? No le pases cien mangos al policía porque no tenías puesto el cinturón.

¿Querés igualdad? No mires con desconfianza a alguien por cómo se viste. Hay más hijos de puta disfrazados de gente pulcra que de humildes.

¿Querés que laburen los políticos? Vos qué hacés escapándote del trabajo antes que termine tu jornada laboral.

Yo amo esta provincia, pero si estas cosas no existieran estaríamos mejor, al menos haríamos el intento.

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