Mirá, un mate es como un punto y aparte. Uno lo toma y después se puede empezar un nuevo párrafo.
«Rayuela» Julio Cortázar
El mate es mi abuela, junto a la estufa de querosén, tejiendo universos con lana de átomos remolones y felices.
Un tritón toma mate en las puertas de la hundida Atlántida.
El mate tiene venas por la que corre sangre verde.
Un mate es mi madre sonriendo, llorando, desapareciendo, escondiéndose en mis recuerdos.
El mate es la mañana fría, con niebla; es la tarde con hojas secas cayendo como bombas H.
En La Última Cena se tomaron un mate, junto con el postre (fresco y batata).
Yuri Gagarin se tomó un amargo en el interior de la Vostok.
Un mate es la silla vacía que está frente nuestro.
Un fantasma toma un amargo mientras mira a los vivos en el otro lado del cristal.
El mate es escuchar fútbol por la AM un domingo.
Sir Francis Drake lo tomó frío y con limón en Cartagena.
Un mate con una tortita raspada recalentada es la panacea.
Mate cosmogónico, en su interior se alinean los planetas.
Un sorbo ambrosía.
Se toma frío, caliente, hirviendo; con café, con cáscaras de naranja, con menta, con té de burro, cedrón, boldo, manzanilla, eucalipto, hinojo, diente de león, tomillo; con azúcar o edulcorante; con uranio o kriptonita (de sabor único); también se toma solo o lavado.
Se toma callado, para desayunar, para paliar la soledad; para honrar a la compañía; se toma deprimido, eufórico, drogado, gritando.
El mate se toma después de hacer el amor, después de conocer al amor, después de que se vaya el amor; se toma con pudor, con gastritis, con los ojos cerrados.
El agua está a punto, justo antes de hervir. Me sumerjo en el ritual. La lluvia golpea la ventana. Se huele el aroma de la yerba.
Es el momento perfecto.
Me subo a mi Sputnik particular, preparado para dar la vuelta a la Tierra 1440 veces y me cebo un mate. Me sale espumoso, con una isla en el medio del recipiente, en la cual vive una tribu de adoradores de la yerba, que ignoran que la humanidad existe.