/Una historia de Instagram | Capítulo 1

Una historia de Instagram | Capítulo 1

Hace rato habíamos pegado buena onda en nuestras publicaciones, a ambos casi nos gustaban las mismas cosas. Generalmente solíamos subir chistes del momento y algún que otro meme de los Simpson. La cosa es que de a poco nos fuimos comentando los estados y así de un momento al otro, no sé cómo, no sé cuándo, pero ya nos estábamos hablando de nuestras vidas.

Ella era de San Martín, se llamaba Valeria. Era un par de años mayor que yo, era maestra, trabajaba medio día de eso y a la tarde cuidaba los niños de una familia cerca de su casa. Al principio solíamos hablarnos poco, y muy esporádicamente. Yo trabajaba en una oficina y por lo general costaba encontrar un horario en común para escribirnos mientras estábamos en línea.

Ella estaba de novia, hace 10 años y en un mes y medio cumplían 11. Yo también estaba en una relación aunque de 3 años, pero el último fueron tantas idas y vueltas que sacando cuentas estuvimos más tiempo peleados que juntos. Era una relación amistosa, no pasaba más allá de nuestros chats en instagram y las publicaciones en esa red social. No éramos amigos en Facebook, no nos teníamos en whatsapp, y menos intercambiamos números.

Lunes

Salí del trabajo a las 20hs, después de una jornada eterna, los clientes llamaron sin cesar, los trámites de la semana pasada estaban atrasados, tuvimos que ponernos al día lo más pronto posible. Salí tarde, reventado, ni siquiera había visto los mensajes que me llegaron. Mi novia me había mandado whatsapps haciendo reclamos por no haberle respondido un mensaje mientras estaba en la reunión, y me olvide de contestar por las prisas, ese visto me valió un audio de 7 minutos con reclamos al que no quise terminar de oír por el agotamiento mental que tenía. Fuimos a un affter office con dos compañeros, cuestión que llegué a las 23 hs, me bañé y me acosté un rato. Abrí el instagram, mire el inicio y vi que Vale había subido una foto a su historia.

Salía con una musculosa muy escotada de La Beriso, esa banda que no puedo escuchar por su estilo, pero no me llamó la atención la remera en sí, era ella, no había stalkeado mucho sus fotos, así que quedé un poco extasiado al verla así, con una musculosa, dejaba ver su delicada cintura, llevaba puesto un short corto y deslumbraba unas piernas admirables. Miré su historia dos o tres veces para apreciarlas bien. Hasta que en la cuarta le respondí “Te ves linda hasta con una remera de Rolo Sartorio y su banda”. Me respondió al minuto con un corazón, no pude disimular la sonrisa que me hizo despertar al verlo. Me agradeció y me dijo que el piropo le alegro su día, nos quedamos hablando hasta bien tarde, ya me quedaba sin batería y el cargador estaba a varios metros de mi cama, traté de terminar la charla con un chiste que al final salió algo que me alegro ese Lunes. Le dije antes de desconectarnos “Buenas noches. Me voy a dormir sin un beso de buenas noches…” sabiendo que lo decía por la pelea con mi mujer. Me respondió con una foto.

Ese “Valeria te envió una foto” no sé porque me hizo acelerar el corazón. Abrí la foto después de unos segundos. Era una foto suya, acostada con esa musculosa, esos ojos marrones, sentía como si me mirasen a mí, su boca haciendo piquito, esos labios tan sensuales. Me escribió después de enviarme la imagen “Que sueñes algo, ahí te mando el besito de buenas noches”.

Martes

Me levanté un poco cansado, esa noche no dormí bien y me desperté pensando en una cosa, en Valeria. Quise ver de vuelta esa foto pero no podía, las fotos enviadas por el chat de instagram caducan después de verla dos veces, así que me tuve que quedar con las ganas. No podía dejar de pensar en otra cosa mientras hacía mis deberes en la oficina, por suerte esa distracción hizo que las horas pasaran un poco más rápido. Sofía, mi novia, aun no me hablaba y no estaba con ganas de volver a empezar una reconciliación que duraría un par de días. Dejé que pasara el tiempo y se solucionara en su debido momento.

Me puse a leer algo ese día y a ver una peli, me bañé, comí y me acosté entradas las 23.30 hs. Seguía pensando en Vale, no dejaba de pensar en su boca, en sus ojos, algo me despertó esa foto. Esa noche escuché un rato música y mientras estaba conciliando el sueño, sonó mi celular, casi 00.15hs. Una notificación de instagram, inconscientemente esperaba, o deseaba, que fuera ella, y así fue. Me había enviado otra foto, se me dilataron las pupilas, se me aceleró las pulsaciones, y las manos me empezaron a transpirar al ver ese botón “Valeria te ha enviado una imagen”. Ahí estaba yo como tonto, suspirando antes de abrirla, y la abrí…

Un pucherito, carita larga, esos ojitos marrones denotaban un poco de tristeza, a lo mejor por un mal día. Al momento de abrirla, ya que instagram avisa cuando alguien abre las fotos privadas, me escribió un “¿No me vas a dar un beso de buenas noches? Esta noche soy yo la que lo necesita”. Nos quedamos hablando, me contó que tuvo un mal día, traté de no hablar mucho o preguntarle y quise cambiar de tema y hacerla reír con algunos chistes, y así fue. Eran las 3.30hs, se nos había ido el tiempo entre chistes y piropos, además sin él “En línea” delatador de Facebook o whatsapp no teníamos problemas en quedarnos hasta tarde sin reclamos por parte de nuestras respectivas parejas. Le pregunte antes de irme a dormir si estaba mejor, y sin mediar palabra me mandó otra foto, pero esta vez con una sonrisa de oreja a oreja, esos dientes blancos, esos ojos que volvían a brillar, esa musculosa Berisera que usaba para dormir, sentí algo, algo que me empezaba a quemar por dentro. Tardé unos minutos en responder, a lo que me escribió un “¿Qué paso, te quedaste dormido?”, le respondí que estaba ahí. Y luego me dijo “Ah bueno, pensé que te había cautivado con mi sonrisa” junto con un emoji sonriendo. Quise replicar su juego, y le dije “Con esa remera difícilmente me cautives”. Contestó con una risa y al minuto me dijo:

-¿Así está mejor?

-¿Así como?- le dije.

-Espera- dijo, y me envío una foto. Esta vez sí quede perplejo, esa imagen me dejó sin palabras, otra vez esa sonrisa esplendida suya, pero sin la musculosa, apenas una sábana blanca semi trasparente tapaba su cuerpo.

-¿Así?- replicó.

– Mucho mejor, ahora si te ves encantadora. Hasta pareces un ángel – Dije, casi avergonzado por la ñoñez que dije.

– Buenas noches, que tengas un lindo día mañana – dijo Vale.

– Buenas noches, Vale- concluyó nuestra charla de esa noche.

Miércoles

No podía sacarme a Valeria de mi cabeza. Me dormí pensando en ella, y ella fue lo primero que pensé al despertarme…

Continuará