/Una historia de Instagram | Último capítulo

Una historia de Instagram | Último capítulo

 

 

 

Cada vez la charla se ponía más y más intensa, creo que ninguno de los dos quería, ni podía parar. Era casi evidente el nivel de excitación que estaba teniendo, y seguro Valeria le pasaba lo mismo. Imaginármela, pensarla, sentirla como si estuviera conmigo. Y seguía escribiendo mientras:

– Como me está calentando esta conversación, además me es medio difícil escribir con una mano…

– ¿Con una mano? ¿Por qué? – dije.

– Con una mano agarro el celular, y la otra está ocupada abajo, haciéndome disfrutar de la charla…

– Bien, sigamos. No pares vos, Vale. Quiero que termines de hacer lo que estabas haciendo allá abajo.

– Ayy, es que me entretuve en el camino. Sigamos, no quiero que se apaciguan las aguas, quiero hacerte acabar esta noche…- Contestaba ella, y seguía.

– Ahora quiero comerte tu pija, gozarla toda.

– Toda para vos, Vale. Y quiero que me mires mientras…

– Vale no, tu putita. Acordate.

– Dale, putita. Cómetela toda.- Respondí.

– Así me gusta, y vas a ver cómo me la voy a comer toda, despacito, empezando por el tronco duro y jugoso. Te voy pasando mis labios desde donde comienza el tronco, lentamente mientras subo te voy pasando la lengua, así te la dejo bien baboseada.

– Ayyy, como me está gustando…- No pude evitar terminar en la misma situación que ella, escribiendo con una mano.

– Y vas a ver cómo te va a gustar cuando llegue a la punta, se me hace agua la boca con pensarlo.

– Y a mí se me hace fuego abajo con tal solo escucharlo. –Contesté.

– Mmm, como me encanta, ya está bien durita. Vamos a seguir subiendo hasta arriba. ¿Queres que suba?

– ¿Te queres comer la puntita?

– Me la quiero comer toda, desde la puntita hasta bien abajo. Quiero tenerla toda en mi boca. Dale, déjamela comértela toda…

– Es toda tuya, putita. Cómetela toda…

– ¡Ayy sí! Vas a ver cómo me la voy a comer. Déjame que me acomode el pelo para estar más cómoda. No te la voy a soltar hasta que me des toda tu lechita…- Dijo Vale, y me sentía en el climax de la conversación, no sabía cómo seguir sin sentir que iba a acabar pensando en ella, en lo que me decía. Y escribía:

– Vamos a empezar con unos besitos en la puntita, así con mucha baba.

– Que hagan ruiditos esos besos babosos- Le dije.

– Mmmm, ¿así está bien?

– ¡Así! Como me volves loco, sos una putita hermosa.- Contesté, y después seguí escribiendo:

– Mírame, no me dejes de clavar esa mirada tuya, quiero que me mires como te va entrando toda.

– Mmm, vas a ver cómo te la voy a comer toda, ahora dejaré mis labios en la puntita y bajaré despacio hasta tenerla toda en mi boca…

– Déjame que te agarre con mis manos tu pelo, tu carita, quiero metértela toda yo…

– Pero despacito, que quiero gozarla cada centímetro, quiero sentir como me va entrando hasta tenerla bien adentro, calentita en mi boca… – Dijo Vale

– Dale, Vale. Ahora quiero que te la com…- Trataba de escribir pero en ese momento entró una llamada, no quise atenderla, no sabía ni quien era, pero sin querer con la única mano que sostenía el celular toque el botón verde de la pantalla, era mi novia, a los gritos porque estaba afuera de mi casa y no le respondía los whatsapp para que le fuera a abrir. No supe que hacer, balbuceaba palabras mientras me decía algo que no escuchaba, o quería escuchar. Ella pensó que estaba dormido por mi forma de hablar, pero no pude evitar hacerla pasar, tuve que esperar unos minutos para bajar todo el nivel de excitación que tenía. Esa noche vino en papel de reconciliación, no me hizo ningún planteo, y pasamos una noche amena. Hicimos el amor, y dormimos hasta la hora de irnos a nuestros respectivos trabajos.

Debo confesar que esa noche lo hice pensando en Valeria…

Al otro día mientras me iba al laburo, llegando a las apuradas para no comerme otra tardanza y otro llamado de atención de mi jefe por mis reiterados problemas de puntualidad, miré el celular. Abrí el Instagram para escribirle a Valeria y explicarle todo lo sucedidó, pero no pude. Su foto de perfil ya no salía y no podía escribirle mensajes a su chat. No sé si me bloqueó, borró su cuenta, o se arrepintió de todo lo que nos dijimos esa noche, pero desde ese día no puedo dejar de pensar en otra cosa…