Y si, una más y ya van mil, o diez mil, o vaya a saber cuantas. Pasa que estamos tan bien económicamente, son tan altos los sueldos en Mendoza y tan barato el costo de vida, que no encontraron mejor medida que aplicar un aumento del 30% al transporte de media y larga distancia.
¡Pero ojo! No es para todos, no. Para la pobre gente que vive en el medio de la ciudad, que tiene una línea cada diez minutos, que puede optar por varias líneas para llegar al mismo lugar, que incluso no pasa más de quince minutos en el micro no hay aumento. O sea, para los pobrecitos que se muevan en ciudad no hay aumento.
El aumento es para los desgraciados que tengan que recorrer más de 60 kilómetros, para esos. Que se jodan por vivir tan lejos, por trabajar en zonas rurales, por vivir alejados de la ciudad. Que paguen nomas, que ellos se hagan cargo del aumento de los costos fijos en las líneas. Y si no les gusta que se vengan a vivir al centro.
El problema principal no es que todo aumente menos los sueldos, o que aumenten a un ritmo ridículo, para tapar agujeros. El problema es que lo recaudado para estos aumentos se evapora en bolsillos desconocidos. Porque sinceramente, el transporte público en la provincia es decadente.
Creo que no hace falta largar la lista detallada de la porquería de micros que tenemos y lo decadente del servicio, basta decir que no existe nada más incómodo y tan contaminante como un bondi en Mendoza.
¿Hasta cuando se imaginan que nos la vamos a bancar? Están tirando de una soga que cada vez es más delgada, cuando se corte todo va a explotar.