/Samantha y sus maravillosos nudos

Samantha y sus maravillosos nudos

— Oíme, Rulo, ¿qué carajo hacés con la servilleta?
— ¿La servilleta…? ¿Te jode?
— ¿Sabés qué cosa me jode? Me jode que cada vez que te ponés pelotudo con una mina hacés esa boludez con la servilleta. Y te pregunto: ¿Hay alguna mina, Rulo? Y me decís: “Naahh, ¡qué vah vé…!” Y en una semana te tenemos acá en la juntada llorando como gata en celo porque Paulita se fue, porque Marcelita no te atiende el teléfono, porque no sé qué mierda y llorás y llorás…
Se hizo un silencio breve en la mesa y se escucharon platitos y cucharitas de una mesa más lejana.
— Nah, qué vah vé…
— Igual decime qué mierda es eso que hacés con la servilleta.
—¿Esto…?
— Sí, Rulo. Eso.
— Esto es un nudo Clember.
— ¿Qué es un nudo Clember?
— Es un nudo que se usa mucho en una disciplina artística de bailes sobre sogas y cosas así.
— ¿Y por qué mierda sabés de bailes en las sogas…?
— Vamos…, bailes en las sogas… Es muy conocido todo eso.
— No, Rulo, no es muy conocido eso. ¿De dónde sacaste el nudo Blemberg?
— Clember, bah, no sé si se llama así, pero así entendí que se llamaba…
— Rulo, dejá de hacer eso con la servilleta. ¿Quién te dijo que se llamaba así?
— No sé, no me acuerdo.
— Dale, Rulo, decime.
— En serio, no sé…
— Rulo…
— Una… una mina. Sí, ahora me acuerdo, una amiga mía.
— Vamos, Rulo, ¡Si esa pelotudez del nudo la hacés hace meses, no me jodas que no te ac…!
— Samantha.
— ¿Eh…? —la pregunta quedó en el aire porque el nombre se entendió perfecto—. ¿Samantha? ¿Quién carajo es Samantha?
— Mi amiga, la que me enseñó a hacer el nudo Clember.
— Sí, Rulo, eso ya lo sé. Pero ¿quién es esta mina? ¿De dónde carajo salió?
— ¿Samantha?
— Sí, Rulo. Dejá de hacer eso con la servilleta.
— Samantha es una amiga mía que hace sogas… Bah, que hace esa “disciplina artística”, como le dice ella.
— Sí, Rulo, ¡pero de dónde mierda salió esta Samantha!
— Te estoy diciendo, hace lo de las sogas…
— ¡¡¡Dejá de hacer eso con la servilleta, Pelotudo!!!
— ¡No puedo! ¡No puedo parar! ¡No me jodas más con la servilleta, forro!
— ¡No soporto ver tus manos tejiendo ese trenzado con una servilleta, ver que lo deshacés y lo hacés otra vez sin mirarlo y mientras hablás de cualquier pelotudez!
— ¡Tulio! ¡Tulio!
— Rulo, calmate…
— No, sorete, ¡Ahora cagaste! ¡Tulio!
— Rulo, basta, no jodas…
— Putomaricón, vas a ver. ¡Tulio!
— ¿Qué pasa, Rulo? —preguntó llegando Tulio.
— Tulio, este pelotudo …
— ¡Un nudo Gerber! ¿Dónde aprendiste a hacer ese nudo, Rulo?
— ¿Lo conocés? —preguntó el Rulo.
— Sí, me lo enseñó Samantha.
— Y la putísima madre, ¿¿quién es esta Samantha, Tulio??
— Es una mina que hace una disciplina artística con sog…
— Sí, sí, seeee, ya sé, una disciplina con… ¡Rulo, si no dejás de hacer el nudo con la servilleta acá mismo te cago a trompadas!
Rulo estiró la mano y lo agarró de la camisa.
— ¡Yo a vos te voy a cargar a trompadas! A ver si me entendés, esto es falopa, no puedo parar, es imposible…
— Sí, es verdad —agregó Tulio—. Si se acercan al mostrador van a ver que el que está en la caja parece que nos mira, pero debajo de la mesada está haciendo el nudo Gerber con su corbata.
— ¿Gerber se llama el nudo entonces?
— Sí, Rulo. Gerber. Como la viga.
— La viga Gerber, claro… ¿Samantha es ingeniera?
— ¿Ingeniera…? ¡Jajaja! ¡Genial!
— ¿Qué es lo gracioso?
— ¡Qué va a ser ingeniera…! ¿Pero vos no te la cogiste? ¡Si te vi hablando varias veces con ella!
— Bueno, no… hablamos un par de veces… No creo que sea de las fáciles que cogen después de unas pocas conversaciones en un bar.
— ¡Samantha es puta! 270 la hora, y por treinta mangos más, pete de cuatro minutos. Ojo, cuarto con alarma del teléfono. Es muy profesional.
— Pero puta… Tulio, ¿vos estás seguro? ¿Prostituta decís…?
— Pero sí, Rulo. Al Cardozo y a mí nos hace un numerito, pero a los demás les cobra eso que te dije… ¿Por qué no vas y te la cogés, Rulo? Creo que los miércoles hace una promo con descuentos, le podemos pedir que la haga hoy…

Hubo una pausa, un silencio corto y eterno.
— No, qué vah vé… —suspiró con un silbido que le chifló desde la garganta—. Te agradezco mucho, Tulio. Gracias.
— Rulo, esta mina te da vuelta como una media. ¿Por qué carajo crees que el Cardozo está meta hacer el nudo debajo de la mesa? ¡De la calentura, Rulo!
— Y ¿qué tiene que ver el nudo con la calentura que tiene con Samantha? —preguntó el Rulo con la voz enrarecida.
— Ah, claro… Vos no te la cogiste a Samantha… ¿Y cómo sabés lo del nudo?
— Sí, yo también quiero saber lo del nudo ese de mierda, Rulo.

Rulo se levantó y los miró. Sus ojos como un relámpago brillaron de un llanto que no desbordaba de sus ojos. Tiró sin entusiasmo la servilleta sobre la mesa ante la mirada expectante de los dos espectadores y afinando la garganta con un carraspeo preguntó.
— ¿La semana que viene hay juntada?
— Sí.
Acomodó la silla casi mirando al techo para que no rodaran los goterones salados sobre sus pómulos, y dando la vuelta, se fue…