Que retorcido el método, y la mente, de los que tratan mal a las mujeres para bajarle el autoestima, y peor creer que así la mujer le va a dar bola
Le dice palabras punzantes en donde sabe que duele, y mucho. Sabe que con esas pocas palabras le puede bajar la autoestima, y así “cree” que va a estar más a su alcance. La ataca física y mentalmente, tira abajo toda creencia o pensamiento solo para hacerle creer que está equivocada y dejarla en un estado de confusión, todo muy perverso. No entiendo a las personas que usan ese método con las mujeres porque apelan a que “a ellas les gusta que la traten así” o “si las tratas mal te van a dar bola, no tenes que ser bueno porque te toman de boludo”. Un poco retorcida tenes que tener la cabeza si pensas eso, campeón. Si no te da bola quizá sea porque sos un pelotudo que no sabes interactuar con otro ser humano de manera educada y correcta.
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A las relaciones que nos consumen no les alcanza con dejarnos sin nada, ellos/as nos dejan endeudados emocionalmente.
La joven y extrovertida muchacha no tenía miedo ni era una persona tibia, así que le demostraba todo lo que sentía a su chico. Le daba todo el cariño y amor que tenía. Ella temía que eso no fuese suficiente, y que su chico la dejara, así que le daba hasta más de lo que tenía para dar, le dio hasta su amor propio. Pero el problema no era cuanto tenía para dar, sino que todo ese cariño que ella daba no era mutuo. Y ella, cuando la relación se acabó sin siquiera recibir un porqué de su chico, quedó en la lona emocionalmente. Y con el pasar de un tiempo se volvió una persona fría, sin emociones, sin saldo para alguna relación porque la dejaron endeudada emocionalmente.
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Si vamos a tener una relación de amor líquido, mejor no quiero nada.
Una historia de amor liquido
Ignacio y Mariela se despertaban juntos, luego de pasar la noche juntos. Cada uno se disponía a seguir su rutina, y se despedían con un tímido beso y un incómodo buenos días. Ambos sentían algo por el otro, pero no estaba muy claro del todo.
Mariela se volvía para su casa, ya que había pasado la noche en lo de su … Digamos que su muchacho, porque aún no tenía claro lo que eran, ni lo que Ignacio quería. Su vida siempre fue su estudio/trabajo. Las relaciones la hacían sentir un poco limitada, menos libre, quizá por unos noviazgos truncos y malas experiencias. Prefería no establecer vínculo emocional, y menos consolidarlo con algún tipo de etiqueta.
En cambio, Ignacio no era de planear proyectos o metas, más que los planes del fin de semana quizá. Claramente le gustaba Mariela, era una chica lista, simpática, y dulce. Pero no sentía amor, o más bien no sabía lo que era amar a alguien, entonces opto por no interesarse tanto, un poco le temía a que por ese afán de querer descubrir si en verdad la amaba, también se encontrara con que ella no sentía lo mismo por él. Y esa pseudo relación que tenían se cayera a pedazos por querer algo más, ser algo de verdad.
Y con el llegar del cielo nocturno, ambos se volvían a encontrar, pasando otra noche juntos y despertando de la misma manera. Ignacio y Mariela sentían algo por el otro, pero no se querían comprometer demasiado. Sentían una especia de amor, y tenían de esas relaciones superficiales que parecen algo, pero que al tocarlas sufren de una notable fragilidad por la falta de un vínculo sentimental entre ambas partes que no terminan de unirse realmente. Una relación sin sentimientos reales, sin etiquetas sociales, con cariño y sexo, pero sin compromiso profundo. Ignacio y Mariela tenían una relación de amor líquido.