El café… ¿por dónde empezar a hablar? El café no es el local de un mero rubro gastronómico donde se vende la histórica bebida, el café es otra cosa, el café es toda una institución. Data de la antigua Grecia, donde dudo que se tomara café, pero seguramente se charlaba… y mucho. Porque el café está hecho para charlar, en compañía o con uno mismo, el café es una universidad abstracta pero material, efímera pero tangible. Uno puede verlo al café, tocarlo, sacarle fotos, sentarse a tomar algo… o sea, es fácil darse cuenta de que está, de que existe… pero hay algo que no se percibe con la mirada, con los cinco sentidos, sino que va más allá.
El café educa, hace y deshace relaciones, forma la personalidad de un ser humano. En un café se han creado los más maravillosos negocios, las más estremecedoras canciones, han nacido los más apasionados amores y se han forjado las grandes amistades. En el café se han escrito los mejores poemas, las reflexiones filosóficas más profundas. Pero también en un café se han elucubrado las más nefastas guerras, ha sido fomento de las más impúdicas infidelidades, se han desperdiciado las más valiosas horas extra laborales de tantos maridos y ha sido caldo de cultivo de los peores vicios del hombre. ¿Y saben porque? Porque el café es la vida misma, o mejor dicho, “la vida es como un café”. Desconfío de la capacidad evolutiva de toda persona que no se junta a tomar un café con amigos, socios, colegas, enemigos, amores, gatos o en soledad al menos una vez por semana. Porque el café es materia fundamental en la universidad de la calle. Incluso el bar es una pequeña parte de esta materia. Y no tener tiempo no es excusa.
El café no es para giles, el café es para grandes… o para giles que quieren ser grandes, y en ese “querer” está el primer paso hacia la grandeza. Pensar que el café es para viejos es el primer síntoma de tu aún inmadurez, sin importar tu edad. El café es un vicio necesario, es una cuota importante en la formación de toda persona, es el cable a tierra que une los volantines con el piso o que eleva del piso a lo racionales. Es un abanico de conocimientos, donde se aprende y se educa, donde se enseña y se escucha, donde generamos un vínculo que excede la amistad, el amor y el trabajo. El café es otra cosa, está paralelo a la realidad, está en otra dimensión. La temática es amplia y profunda, tiene la particularidad de permitir que cualquier mortal pueda expresar con total la naturaleza y liviandad del mundo tópicos como el motivo de la vida, la levedad del ser o la verdadera libertad, por ejemplo, como así también profundizar hasta niveles filosóficos complejos la última jugada de Messi, las bondades de las tetonas o la mejor manera de hacer un asado. Fútbol, política, amores, negocios, juegos, trampas y dos armas humeantes, todo tema está permitido en el café, sin límite de edad o condición.
Por este motivo es que hemos decidido abrir una nueva sección en nuestro adorado pasquín. La misma se va a titular “Café Isaac Estrella” y contendrá conversaciones de café, ni más ni menos. Va a estar nutrida por cualquiera de los miembros del staff, incluso los lectores van a poder mandar sus textos aclarando que pretenden ser para esta sección.
El Café Isaac Estrella es un café citadino, data de los años noventa ambientado en los años ochenta, sin fines decorativos, sino por falta de fondos. Tiene olor a madera vieja, a pucho, a encierro. Tiene una barra maciza y es atendido por el Tulio, que habla poco, escucha mucho y sabe una parva. Algunas veces lo tendremos como participante dentro de una historia. También hay una serie de personajes que visitan frecuentemente el café que poco a poco van a ir apareciendo.
Los invitamos a darse una vuelta y a visitarlo periódicamente (haciendo click en el banner van a poder ver todas las publis juntas), ya está nutrido por algunas notas de antaño que hemos decidido llevar al café.
Porque el café Isaac Estrella es de todos, nadie sabe porqué se llama así, ni quién es el dueño, algunos dicen que el Tulio tiene un par de dobles, por eso está siempre abierto y atiende siempre él, puede entrar cualquiera y a partir de ahora está abierto para vos también…
Se me pianta un lagrimón, escuchar con los ojos el tintineo de las tacitas y el fissssss de la cafetera mientras despliego el pasquín sobre una mesita redonda de allá atrás… Donde solo los «samigos» saben que me encuentro, camuflado por la barba y por el humo del cigarro.
Acá es donde quiero estar …Tulio, lo mismo de siempre por favor
Sos un genio!!! Has captado toda la filosofía de los que se está por venir…
Me parece interesante y promisorio pero digan quièn fuè Issac. Saludos
Fantabulosa idea. Creo que va a haber de todo y para todo. Mencantó la idea!
Yo paro en un cafe que siempre he dicho que tendrian que cobrar entrada. El cafe es malo, la atencion pesima y los precios carisimos pero te moris de risa y aprendes cosas de la vida. Entre los parroquianos esta: El Sr. Bern, El Tucho, El Carlos Secundino. El Carlitos Concha, El Lucho, Presiani, El Chocolate, El Victor, el Polaco, Morenito, El Turco Cerri, Lopesito, Estabio, los SEÑORES PERIODISTAS, El Loco Jorge (afamado charlatan de radio) El Maestro Cacho. El Flaco Pedro (ex soplapito devenido en periodista) y ni les cuento los politicos Ex Intendente de Lujan, Ex diputado provincial, Ex. diputado nacional, Ex intdente de Gllen, y la lista sigue en calidad y cantidad. Mas adelante les digo cual es el reducto. «en un feca de atorrantes rodeado de escabeadores……………
Me suena… me suena. Puede ser que la primera de sus dos palabras que conforman el nombre se escriba con «V»
solo para satisfacer mi curiosidad… Una leyenda muy comentada y difundida sobre el origen del café es la de un pastor de Abisinia (actual Etiopía), llamado Kaldi, observó el efecto tonificante de unos pequeños frutos rojos de arbustos en las cabras que lo habían consumido en los montes, efecto comprobado por él mismo al renovarse sus energías. Kaldi llevó unas muestras de hojas y de frutos a un monasterio —o a un santo musulmán, dependiendo de la versión—, donde los monjes probaron el brebaje preparado en base a los frutos, para evitar quedarse dormidos en los oficios nocturnos
aunque… el caffé expresso (qué es el que mejor conocemos) es un brebaje italiano.
¡Bueníiiisimo!!