No dejaremos de explorar y al final llegaremos al lugar desde el que salimos y lo conoceremos por primera vez.
T.S.Elliot
Una gota cae de la canilla mal cerrada, sólo una gota que hace vibrar a la mesada. Por esto una cucaracha trastabilla y se desbarranca por el borde hasta el piso y cae sobre el lomo del gato negro y blanco, este sale corriendo y al hacerlo tira la escoba que está apoyada contra la pared.
El palo de la escoba golpea a la ventana y rompe un vidrio, esto produce un ruido explosivo, que asusta a un pájaro que está en la rama de un árbol. El ave sale volando asustada y en su aleteo ciego se atropella a una nube verde y blandita que se queja de dolor y deja caer un pedacito de su continente, que se va flotando como una pluma huérfana. El pedacito de nube se deja arrastrar por una brisa contumaz y se va hasta el horizonte, despacio, como soñando.
Una mariposa que vuela a la velocidad de la luz choca con el retazo de nube. Se produce una explosión termonuclear que hace que una de las alas de la mariposa salga prendida fuego y atraviese los cielos sobre los mares perdidos -Los marineros la confunden con un cometa- En el transcurso del viaje el ala se va convirtiendo en cenizas, cosa lógica.
Las cenizas llegan a las costas azules y se tienden a descansar en un campo verde, sin darse cuenta se convierten en abono y eso posibilita el nacimiento de una flor amarilla, escuálida pero contundente. Esta flor amarilla se mece con el viento y, por causa y capricho de este, un pétalo cae desvanecido al suelo.
Una hormiga aprovecha la situación y se lo lleva en andas para su hogar, con la idea de que será un buen alimento; en el hormiguero el pétalo es desechado por el resto de los insectos, al considerarlo demasiado colorido para llevárselo al estómago, el pétalo es arrojado por uno de los túneles del laberinto formiciade.
Este es un pasadizo que llega al centro de la Tierra- que resulta ser hueca en su interior, con un paisaje antediluviano- el pétalo cae a los pies de un Tigre dientes de sable, quien se lo come por pura curiosidad. El Tigre es cazado por un hombre de las cavernas del interior de la Tierra Hueca, el animal es faenado y sus vísceras quedan tiradas y se descomponen en el calor tropical.
Un gusano carroñero se harta de la carne podrida y se come el pétalo sin digerirlo; este gusano siente curiosidad por saber qué hay más allá de la carne muerta, emprende un viaje que lo lleva hasta el mar interior que hay en el centro de la Tierra Hueca, es un trayecto de dos días pero el gusano llega hecho un anciano y muere en las playas doradas del Mar.
Un pulpo subversivo, que odia el agua pero que no tiene más remedio que vivir en ella, lo toma con un tentáculo y se lo lleva como futuro alimento; resulta que el pulpo es un distraído y pierde al gusano muerto. Este cae al fondo del mar y es arrastrado por una corriente marina hasta un pasadizo submarino, este corredor nutre las aguas de un río subterráneo; el gusano se deshace por la presión del agua y se convierte en una gota, que no se confunde con el resto de las infinitas gotas que conforman a la masa de agua.
Esta gota sigue el derrotero que le marca el curso del líquido elemento, recorre un intrincado sistema de ríos subterráneos y llega hasta una planta potabilizadora. En ella es transformada para cumplir los requisitos para poder ser bebida y es enviada a la red de caños que alimentan a la ciudad.
Encuentra la misma canilla mal cerrada por la cual salió su predecesora y se queda ahí, sostenida por un equilibrio invisible.