/Fotosíntesis de un árbol de manzanas

Fotosíntesis de un árbol de manzanas

REVELACIONES

Hoy tuve dos revelaciones. Hace poco me regalaron un cuadro, en este se observa un bosque de cerezos en flor enmarcando un gran templo oriental. Además de admitir que el cuadro me agrada en demasía, tengo que confesar que cada vez que lo observo, ya sea captándolo con la vista periférica o con una mirada directa, me produce un sinfín de sensaciones agradables. Revive muchos momentos y experiencias, gustos y conceptos, que me resultan muy agradables.

La segunda revelación, y no menos importante, es la de encontrar un caramelo en mi bolsillo, recordar que también había sido un regalo de ella, y disfrutarlo con todo el gusto de esas cosas que nos hacen sentir bien.

ENCUENTRO CONMIGO MISMO

Veo un espejo, puro reflejo, sin ornamentos y con proporciones áureas en sus dimensiones. Se encuentra en el fondo de un pasillo, el observarlo genera múltiples perspectivas que fugan eternamente. Voy de frente, mi cuerpo camina por dos pasillos en busca del encuentro conmigo mismo. Al llegar frente a frente me hago una pregunta «¿quién sos?». Ambas voces, al unísono, se pierden en la longitud. Atravieso el portal, me abrazo y digo «yo soy vos, y nadie más».

TUS MIEDOS

Al final esa puerta se abrió de par en par dejando entrar numerosos globos, pequeños y grandes, de todos colores. Estos una vez dentro del salón levitaron hasta llegar al techo, se pincharon y dejaron caer un montón de personas diminutas planeando en parapentes. Luego del aterrizaje alguien se acercó a un grupo reducido que parecía discutir en un rincón:

– ¿Quiénes son?

«Somos tus miedos» respondieron, y comenzaron a trepar por sus zapatos.

DIVAGACIONES DEL MAR

¿Qué estás pensado? Dejando ver esa nube, insondable.

¿Qué estás viviendo? Jugando con oportunidades, sudando consecuencias, dibujando tus pasos a través del mapa, o borrando pasos ajenos.

Viviendo lo que otros han de vivir, pensando en sentimientos y buscando respuestas.

Siempre o nunca. Tal vez lo que alguna vez fue eterno, fue siempre, fue nunca. Todo deja cierta eternidad. Vivir es eterno, o por lo menos lo es para nosotros, dura lo que alcanzamos a percibir.

La vida está relacionada con el amor, viceversa, al revés. Como lo pienses vos.

No quiero caer en clichés armados, mejor armo otra cosa. Invento algo o escribo en un cuaderno recién empezado entremedio de dibujos futuros y letras borradas.

Siento que me llama, agua, no llama. Fuego, su némesis.

Algodonosas espumas llenan espacios verdes y azules, mientras que los peces viven, juegan y comen a través tuyo.

Sonido blanco entre las piedras, chiquititas como mis pensamientos, agrandadas en su magnitud.

Mar ¿Qué tenés para contarme?

¿Qué escondes?

¿Cuál es tu mensaje?

Serán tus abrazos, pomposos, salados, mejores que…

Tu horizonte infinito, inspirador. Y los dedos fríos, y la piel de gallina, y tu mensaje secreto, acompañado, solo, inmenso.

JARDIN INMORTAL

– Siempre lo supiste

– Si

– No entiendo entonces que es lo que te motiva

– Solamente el momento, Milo, detenerme y observar, conocer libélulas y atrapar hojas en su caída.

– El tiempo no existe

– En este Jardín si. Puedo sentir las estaciones recorrer mi cuerpo, el viento atravesar mis extremidades. Sin embargo siempre lo supe.

La reunión no duró más de dos minutos. Ambos se saludaron con un gesto. Milo recorrió el sendero alejándose del Jardín del Inmortal, sin mirar atrás.

ETIQUETAS: