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Instante

Abrís los ojos y por un instante todo es silencio. Pero una lagrima logra un ensordecedor ruido que hace que todo a tu alrededor se desvanezca y te encontrás frente a frente con el espejo. Adelante una silueta. La misma de hace años, que te mira del otro lado.

Al igual que vos con ella; no simula, es autentica, demuestra exactamente lo mismo que vos estas demostrando. No se asombra, te conoce tal cual sos. Conoce tus secretos y tus miedos. Conoce tus debilidades y tus fantasías, incluso interpreta con vos el protagonismo de tus sueños. Es esa persona del otro lado del espejo, que muchas veces parece estar mejor que vos.

Y acercas la mano, intentando sentir tu propio calor, haciendo el esfuerzo máximo para poder considerarte cerca de vos mismo y hallar la manera de encontrarte. Porque hace tiempo te abandonaste, pero esa persona del otro lado del espejo te recuerda que estas ahí, que seguís siendo el miso por más que cambies.

Cerras tus ojos, y el hombre del espejo lo hace de forma paralela y sincronizada. Ambos protagonistas derraman otra lágrima. Un patético y triste juego para sentirse acompañado.

Porque una vez me dijeron “no llores solo”: una lágrima que cae en compañía de alguien demora mucho menos en llegar al piso. Pero cuando el espejo es tu compañía, la lágrima fluye lentamente dejando una cicatriz por tu cara y llega al suelo con un estridente golpe. Ese que te deja sordo por unos instantes.

Y no abrís los ojos. Probablemente por miedo o por vergüenza. La persona al otro lado del espejo de seguro va a mirarte con tristeza cuando levantes la mirada. Seguís ahí, mirando el suelo y buscando entre las líneas de las baldosas una respuesta a una pregunta que no existe,  porque no habría forma de plantearla.

La misma pregunta de hace tantos años.

En la inmensidad de la noche sos solo una persona parada frente a un espejo aprendiendo a vivir una vida que todavía no entendes del todo. Sos una persona ensordecida por el ruido de una acida lágrima solitaria. Y en esa inmensidad estás viviendo un instante que no va a ser recordado por nadie: el estrepitoso instante cuando te das cuentas que estas solo.