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La vida del laburante

Cuando llegué al hotel me atendió el conserje, con una sonrisa de oreja a oreja, como contento de verme, alegrándose con la presencia de un desconocido. Me preguntó como había estado mi viaje y esas pequeñas palabras ya me estaban haciendo sentir querido y como en casa.

Saqué la billetera para darle una propina por haberse tomado la molestia con las valijas y se me cayó el boleto del micro, que no era más grande que un recibito de 5 cm. Y la cara del señor conserje se transformó… una vena le latía visiblemente en la sien, me miró, indignado y dijo:

“Loco, no tires los papelitos…¿puede ser?”
 -Si, disculp…

“¡¡Porque eso se puede meter en la ventilación!! ¡¿Y sabes quien tiene que limpiar eso?! ¡¡YO!! El otro día estuve 3 horas metido entre las paredes, hay poco oxígeno ahí ¡¿sabes?!… ¡Empezás a alucinar!… ¡¿Sabes lo que es estar 3 horas creyendo que era un sireno?! ¡¡3 horasss cantando y concediéndoles deseos a los marinos de altamar!! 

El tipo seguía gritándome sus experiencias laborales mientras yo me alejaba pensando en lo difícil que son algunos laburos. 

Todos somos LIARS (Laburantes Indignados Al Respecto del Sustento)

De por sí, estar feliz con el laburo que tenés es algo que dura poco. Podés ser el chabón al que le garpan por aceitar a Pamela David. Pero a la segunda semana te vas a estar quejando de que las manos te quedan resbalosas y con un olor a lavanda insoportable.

Ni esforzándome creo que encontraría un laburo ideal aunque lo pareciera, como ser: tester de videojuegos, actor porno, catador de telos u oledor de las tangas de tu hermana. Es algo que todos llevamos dentro esto de quejarnos y nunca estar conformes. Personalidad argenta sobre todo es la de siempre querer más pero haciendo menos.

En serio que en alguna que otra charla habré escuchado comentarios como estos: “Sabes lo feliz que sería yo andando en bicicletita recogiendo cartones, sin jefes ni horarios…En vez de estar metido en esta puta oficina todo el día”

“Tenes razón, en la feria hay un olor a mierda del carajo, pero haces un montón de ejercicio, te ahorras el gimnasio y encima te garpan. Yo me tuve que construir la pileta profesional en casa y de pedo si me meto una o dos veces por día con lo ocupado que me tiene la empresa”

¡Ojo! Hay laburos donde capaz es más salubre vivir de la indigencia: Cocinero de Lilita, muñeco de pruebas humano, Proctólogo de “Cuestión de Peso” o sonidista de Mambrú; por nombrar algunos. 

Es este mundo capitalista en el que vivimos en el que lo único que importa es consumir, mientras más rápido, mejor. Si son como yo ahora mismo tienen abiertas un promedio de 6 pestañas del Chrome. Ya no nos sentamos o tomamos un tiempito para saborear lo que sea que estemos viendo, leyendo, o saboreando; valga la repitencia. Queremos que sea todo all-in-one y los celulares por ejemplo viene con mensajes, despertador, juegos, Internet, cámara, agenda, te llevan los pibes al colegio y te planchan la ropa.

Si hasta vos que estas leyendo, estas esperando a que llegue el punto final de la nota. Maldita vida rápida en la que vivimos. ¡¿Será por eso que cada vez hay más precoces?!

Mi novia me decía que era stress, que no pasaba nada. ¡¡Esto es!!, ¡¡Julieta!! ¡¡El mundo mismo es!! ¡¡Volvé que ahora si puedo!! ¿Por qué me gusta irme de tema y después volver a relacionarlo? Porque así soy yo, jodete…

Todo esto lleva a que el mercado mismo se innove y haya mas todo en uno… lo que me lleva a…

El CDP (chabon de los polirubros)

Personalidades nefastas mercantiles si las hay, cuestión de que quieren acaparar no un target, si no varios. Adaptándose al mercado del todo de hoy.

Ejemplos que van desde el famoso kiosquito-farmacia hasta el cyber-carnicería.

El CCC (comprador compulsivo choto)

Cada vez que voy a un bazar o a una tienda tipo Haus pasa que quiero comprar todas las pelotudeces inútiles que se me pongan enfrente. Mientras menos me sirva, más lo quiero. Todo va en la formita, los colores y la onda que tiene.

Ya compré 3 bolígrafos con brújula, calculadora y linterna, 4 mapas de Atlantis, 1 teléfono con forma de hamburguesa, papel higiénico en forma de plata y un muñequito que si le doy vueltas, toma decisiones por mí.
Bueno…y eso…fin…

Podrán decir que mis argumentos son infantiles… pero a mi no me importa, porque llevo torta.

Fuente de las imágenes:
nteratedetodo.com
proyectocartele.com 

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