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Lo que el viento se llevó, aquellas pequeñas cosas

Nací en el 84, lo que me ha hecho tomar conciencia de cómo los tiempos han cambiado abruptamente: juegos, música, moda, relaciones humanas, etc. Veo a mi hermano jugando al PES 2013 y añoro tiempos pasados. Tetris, Mario Bros, Street Fighter, Circus; recuerdo y se me corren lagrimas audiovisuales.

Cuando era chica jugaba al elástico, a la payana hasta que se me hicieran callos en las manos, ahora se me hacen callos de tanto manipular el mouse de la computadora, por no decir que es de tanto pajearme; si, soy mujer y lo digo ¿y qué?. Ahora de la única manera que toco un elástico es cuando tengo que acomodar las sabanas de abajo que un hijo de puta inventó y cuando me tengo que bajar la bombacha porque me calienta un flaco.

Figus

Teníamos álbumes de figuritas, podíamos llegar a matar de una fatality a nuestro amiguito, el forro ese que tenía la que nos faltaba.

Un día le pregunté a mi vieja si las figuritas de  Indiana Jones  eran de nena porque yo quería un álbum. Es obvio que lesbiana se nace, ¿no?

Después empecé a llenar también el álbum de Barbie, ya tenía un quilombo sexual bastante grande, hasta que terminé llenando el de Basuritas, personajes bizarros que me hacían re cagar de la risa: Marta Tuada, Aldo Lorido, Oscar Acol, etc, cosas que a los adolescentes o púberes de la generación actual no les va causar risa porque son pendejos nacidos en facebook.

En fin, si no me hubiera gastado tanta plata en figuritas creo que hoy podría haberme comprado Mozambique, un pedazo de Kenia y traficar merca como Cris Morena.

Hoy no tengo álbum, pero colecciono las figuritas de los paquetes de cigarrillos, tengo como 10 del pie con gangrena, cambio por una de niño con respirador si tienen chicos, están avisados. El álbum de The Walking Dead nos podemos armar con estos diseños.

Cubo mágico

Toda la vida (hasta el día de hoy) tuve la fantasía de que a esos cubos los confeccionaban los extraterrestres o los ayudantes del diablo mientras se nos re cagaban de la risa porque jamás lo pude armar, ¡pero para desarmarlo era re rápida boludo!

Otra cosa que me sigo preguntando es ¿que tenia de mágico esa cagada? ¿Que lo desarmabas y no lo podías armar más?

Recuerdo la primera vez cuando mis padres amorosos me regalaron uno, tenía 7 años y dos intentos de homicidio hacia mi hermano menor, lo agarré, atiné a armarlo, no pude y lo estrolé contra la pared, porque ante todo hay que ser pacífica en la vida.

Para mí que mi viejos me lo regalaron para ver si lo armaba en un tiempo prudencial, si era así, iba a ser una mina superdotada, sino iba a tener un plan trabajar a los 26, más una asignación universal por negra de mierda.

Family Game

El típico y más usado comportamiento que se me viene a la cabeza era cuando teníamos que soplar el cartucho porque no andaba, o que teníamos que sacar el transformador con una grúa desde la caja porque pesaba como 56 kilos y cuidarnos de no morir electrocutados al enchufarlo, porque saltaban los tapones de la luz a la pija. Todavía estoy buscando a alguien que me venda un family y cartuchos, lo juro. Es de la única manera que me puedo levantar un domingo a las 7 de la mañana. Superame esto.

La botellita y el Verdad Consecuencia

Como me hacían latir el corazón estos juegos en la primaria. Cuando jugaba a la botellita al chico le hacía elegir entre un beso mío o que me pagara 10 centavos. Ya tengo Mini Cooper propio. Hoy quiero jugar a la botellita en mi departamento, con un chongo, sin botella, contra la mesada de la cocina.

O le decía a mis amigos:

– Juguemos a Verdad Consecuencia, pero sin la parte de la verdad, porque siempre es mejor ir a los bifes y ser bien putita. Ocho hijos tengo (OCHO).

Hoy también juego, pero las reglas son diferentes: alguien me dice una verdad que no me gusta y yo lo re cago a trompadas.

Los Cassettes

¡Cuántos recuerdos la puta madre! Teníamos que rebobinar los cassettes con una birome o taparle los agujeritos con papel porque no eran grabables. Y que ganas de romper todo nos daba cuando estábamos grabando nuestra canción preferida y el forro del locutor se ponía a hablar.

Yo todavía tengo el primer cassette que me regaló mi vieja, era de José Luis Perales, supongo que nunca me quiso y que un aborto le salía muy caro.

Germinación del poroto

Ninguno nos hacíamos problemas por tener que cuidar a nuestros hijos, solo nos bastaba con levantarnos cada mañana y ver si un poroto dentro de un frasco había crecido. Lo cuidábamos más que a nuestra vida. Sinceramente hacer la germinación del poroto creo que no me sirvió mucho en la vida. Nunca en la vida vi a alguien que tuviera un árbol de porotos en el fondo de su patio. A la única que le debe haber servido esto fue a la madre del Poroto Cubero, ¿ah? Jajaja graciosa soy, sí.

Bombitas

Nunca pude hacer las “manzanitas”, esas que te tiraban y estaban tan duras que parece que te habían tirado una granada M-67 Fragmentation Grenade Toysoldier. Era tan inútil que las llenaba y quedaban tan blandas que parecía que tiraba globos en vez de bombitas, o se reventaban en el aire o se me reventaban en la canilla.

Hoy en día me gustaría hacer una guerra de bombitas con algunos, pero en vez de bañarlos con agua bañarlos con nafta y jugaría al vóley con un Zippo.

Yo escuchaba Charly, Fito, Los redondos, Los abuelos de la nada y me podía llegar a morir si en una matiné (cuando mis viejos me dejaban ir) me ponían “Era muda” o “Con una rubia en el avión” de Los ladrones Sueltos. No teníamos mp3,4,5; ni microondas, ni internet, ni celulares, ni existía Tan Biónica (gracias a Dios). No teníamos un millón de cosas como ahora, pero tampoco nos hacía falta.

Antes cuando un chico te aparecía con un arma era para tirarte agua o un tazo en la cara, ahora es para robarte, antes tenía miedo de que el payaso It se apareciera de noche en mi habitación, ahora tengo miedo de que me aparezco un hijo de puta a robarme todas mis esperanzas, antes buscábamos a Wally, ahora le buscamos sentido a la vida. Antes éramos felices y no lo sabíamos, ahora somos felices cuando la vida nos lo permite…

“Para viajar desde la tierra al cielo solo teníamos que jugar a la rayuela”

No lloremos porque se acabó, sonriamos porque sucedió…

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