…Aunque sólo me quedé con mi tristeza y ese hermoso presente, salvaje…y nada más…
Esta nota es muy sencilla.
Y es que no hay palabras rebuscadas para describir tan sencillo acto. O tal vez si, no lo sé. Pero es que la verborragia se escapa de mi boca estos últimos días para llenar escusas y nada más. Mis dedos han tenido, entonces, que cargar con el peso de expulsar la verdad. Cruda y recta.
¿Has notado la cantidad de veces que uno dice “hola” en la vida? Millones; miles de millones de veces. Pero ¿Por qué los “adiós” son contados con los dedos de la mano? ¿Por qué cuesta tanto decir “adiós”?
Y es que decir adiós no es sencillo para nadie. Ni para el que debe expresarlo, ni para el que debe recibirlo.
No hay contexto para expresarlo. Y tampoco hay un motivo para decirlo. El adiós es ocasionado por el cumulo de motivos. Es que el humano como círculo, es más propenso a absorber y bastante retraído a la hora de dejar ir.
Dejar ir. Fíjense como el simple hecho de escribir algo como “dejar ir” ya causa pánico. Imagínense entonces el dolor a la hora de decir adiós.
Todo aquel que lo ha experimentado, sabrá de lo que estoy hablando. El terror de decir adiós. El pánico de dejar ir. Ponerse cara a cara con la nada misma, gritar y solo escuchar el eco. Nuestro eco. Nuestra voz revotando en la inmensidad de la soledad.
Porque decir adiós no es dar vuelta una página en la historia. Decir adiós es cerrar el libro y guardarlo en la biblioteca de nuestra vida. Dejarlo ahí para que sus hojas se vuelvan amarillentas y se entierren en polvo.
Decir adiós no es cambiar de camino. Es bajarse en la próxima estación, recoger las maletas y hacer dedo en la deriva de una ruta incierta.
Decir adiós no es crecer, como decía Gustavo. Decir adiós es frenar el crecimiento.
Decir adiós no es un “hasta luego”, no es un “nos vemos”. Decir adiós, es dar media vuelta, y sentir que el refilón de tus ojos guardan la imagen del receptor en la eternidad de tus pupilas.
Decir adiós no es escapar. Decir adiós es cerrar la puerta…y estar totalmente consciente de ello.
como te quiero diem, la puta que te pario cuanta verdad hay en esta nota…
genio! volviste con todo!!!
Muy buena nota… Solo una vez me dolio en la vida decir adios, soltar, simplemente dejar ir a esa persona …
Excelente y como siempre, al hueso mismo de la vida…..
Cómo me gustó «al hueso mismo de la vida», Lau. No conocía esa expresión.
Hermosa nota, decir «Adios» es «soltar» cuesta … pero a veces es necesario! Abrazo brother!
Yo sé que vos sabés en quién y en qué pensé con esta nota. Y también sé que sabés que sé que me querés y que te quiero el doble, amigo de mi alma.
Tengo que decir adios en unos dias y ya me se caen las lagrimas! Ni deberia haber leido esto! Igual es hermoso lo que escribiste!
INCREIBLE – SIN PALABRAS
Decir adiós es como dar el paso al vacío, pero un vacío ya conocido. Esta nota es de las más reales y a la vez, poéticas que te he leído, hermano.
Hermosa nota, segui así !
Decir adiós es un duelo, un duelo que nace, que empieza. Decir adiós es moverse. Es muy duro.
Sos grande-grande, querido Diem.
Hermosa nota. Hermosa en serio.
Ps: eXcusas
«Ponerse
cara a cara con la
nada misma, gritar y
solo escuchar el eco.
Nuestro eco.
Nuestra voz
revotando en la
inmensidad de la
soledad.» Decirlo y sentir que uno se muere por dentro.
EXCELENTE NOTA
que dificil leer esto , me costo mucho llegar al final , sos un grande diem