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Me cago en los poetas

Me tienen harto los que creen que por ser artistas, poetas especialmente, están exentos de ser juzgados como los demás mortales.

Ser poeta es su trabajo, algunos lo hacen muy bien, y la mayoría como el orto, lo mismo sucede con los plomeros, los periodistas o los pagadores de ruleta.

La mayoría de la poesía que se ha escrito en el mundo es cuanto menos indigesta; penurias o alegrías de gentes miserables, como todas las gentes, que cuando son narradas son casi intrascendentes. Pero  estos pelotudos intentan hacer poesía con ellas, no solo pretenden que rime, sino que pretenden transformar sus miserias o alegrías en únicas e irrepetibles, como si sus cuernos fueran mas dolorosos que los de un obrero de viña, como si el rechazo al que los sometieron, no fuera tan rechazo como los míos, solo porque lo escriben rimando dolor con amor.

Cierto es que, de entre estos pretensiosos personajes, de vez en cuando sale a la luz algún genio, un distinto, uno que emociona realmente. Lo mismo sucede en el gremio de los futbolistas.

Estos genios esporádicos, nos permiten a los mortales impedidos de patear con chanfle o de terminar un soneto, disfrutar de su arte, en mi caso ambos me emocionan en distintos momentos y en distintas maneras, y su obra cobra ribetes casi místicos en algún momento, por esas subjetividades a que uno somete a las cosas que le pasan cerca en su vida.

Pero del mismo modo en que casi todos los futbolistas se comen las eses y aprendieron a limpiarse el hocico con servilleta, en alguna concentración importante, la mayoría de los poetas son gente de mierda.

Quizá por esa búsqueda del gran amor o el gran dolor o el gran algo, estos pelotudos tienen vidas de mierda y no quiero sentarme a su mesa.

Nunca concretan su amor, salvo de a ratitos, no construyen una familia de Mamá, Papá y los chicos también (Piñón Fijo dixit), nunca tienen gestos de coraje admirables, salvo con papel y lápiz, se bañan salteado, se maman tupido o se merquean, pero no como el común de los mortales, ellos lo hacen poéticamente, casi que hay que admirarle sus vicios.

Tienen esa pose de me cago en las normas que les hace despeinarse con cuidado, deben pasar horas ante el espejo para dar con el look justo de “no me importa el look”.

Muchos usan morrales tejidos en telar, (esto solo bastaría para mandarlos matar), llevan libros, cuaderno y lápiz para todos lados, pero es raro verlos leyéndolos o escribiendo.

Son pobres, pero en lugar de intentar con otra cosa, que los saque de la pobreza, siguen y siguen en la misma con una tenacidad estúpida. Son parientes en primer grado de los PPC o de los PPI.

Nunca me gustaron los que presumen de sus defectos, los poetas son especialistas en eso.

Viven buscando algo que ni siquiera saben que es y presumen de esa búsqueda. Pelotudos, presuman cuando lo encuentren!!!

Ellos terminan casi siempre solos, en la demostración mas absoluta del fracaso. Mientras el camionero, peronista, hincha de boca y casi analfabeto llega de viaje y salen a recibirlo un montón de pibes y una gorda que cuando puede lee “Gente” y  le amasa los fideos y los sirve con estofado, a ellos los recibe un gato hambreado, pero eso si; el camionero no escribe la “Oda a los fideos caseros”, y estos fracasados son capaces de escribir, “El soneto al gato flaco”. Con esa mierdita se conforman, esa pelotudez que garrapatean mientras el camionero se ríe groseramente, luego será leída a una poetiza, que es lo mismo pero en mina y puta; y la puta que no se cree puta sino poetiza, abrirá las gambas igual que la Sra. del camionero, una creerá haber llegado a algo, la otra habrá llegado.

PD: Ojo no confundir poetas con “Los que se hacen los poetas” estos otros van derecho al Pozo con fuego, pero por otros motivos que no valen la pena ni enumerarlos.

PPD: Como es costumbre de la casa al primer pelotudo que diga “No generalices” lo mando a la puta que lo parió. Generalizar es un soberano derecho que me he concedido hace años.

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