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Todo lo que necesitas es amor (Love is all you need)

No volaron los pájaros hacia el atardecer de un viejo día. No explotaron fuegos artificiales de colores en el aíre, ni tampoco hubo una ovación de pie de la gente que caminaba por ahí. Simplemente el momento pasó sin repercusiones en el mundo. Pero entre ellos se leyeron todos los finales felices al mismo tiempo.

Las personas no sonrieron de más al verlos pasar. No hubo arcoíris de colores en las tormentas voraces. Tampoco los ángeles entonaron sonatas acompañadas por arpas. Pero para ellos todo se desvaneció alrededor y se entregaron a lo que sentían.

No sonaron alarmas que indicaban el cuándo y el donde. No pidieron consejos de cómo hacerlo. No estandarizaron los métodos. Dejaron de lado lo poco que tenían de común y normal (que no es lo mismo) y se lanzaron a por ellos. Se dieron el abrazo más tierno y sincero que un corazón puede darse a la distancia de lo que una voz puede marcar.

Las voces se quebraron por un instante, demasiada seguridad en las palabras y tan pocos miedos que recorrer hicieron del momento algo perfecto. Ella colorada y hermosa como adolescente descubriendo la vida, él temeroso y exaltado como un niño que mira al suelo después del primer beso.

No se miraron a los ojos, pero se vieron. No se tocaron las manos, pero reconocieron cada línea de sus palmas. No se besaron, pero sus labios se sellaron en la eternidad. No se abrazaron, pero se entrelazaron en la infinidad de las caricias. El susurro de las voces gritando al viento lo que el corazón delata fue más que suficiente esa noche.

Faltaban minutos para que el día dejara el calendario y se transformase en algo nuevo. Faltaban segundos para que la comunicación terminara y faltaban milésimas para que las almas se desnudaran para siempre.

La vida es un juego curioso y difícil de amar, pero todo sucede por alguna razón. El interior a veces hace abuso de nuestras palabras y nos deja liberar lo que de verdad queremos decir, sin tapujos, sin estándares y sin métrica. Libres, como se debe ser en realidad.

Ser el biógrafo de tu propia vida. Ser el corrector de tus propios errores. Ser el amor de la persona que amas. Aprender y enseñar. Crecer y aprender creciendo.

Si del otro lado hay alguien leyendo estas líneas y tiene en su interior algo atrapado, dejen que vuele, dejen que escape. Porque cuando experimentamos la primera vez de algo, vamos a querer que sea la última vez de todo. Y eso se puede lograr. Eso es vivir, y ser feliz viviendo. Porque todo (absolutamente todo) se trata de ser feliz.

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