/Violencia de género: testimonio desgarrador de una mendocina

Violencia de género: testimonio desgarrador de una mendocina

Tenía 24 años, dejaba de cursar derecho en la Universidad Champagnat cuando una compañera que también había tomado la misma decisión que yo de dejar la carrera me sugirió iniciar un curso de inglés en la facultad de ingeniería de la UNC. A ella vamos a nombrarla como “Violeta”. Ella estaba de novia con un chico el cual tenía un hermano menor que justamente cursaba derecho en la UNC.

Una mañana terminando el cursado me insistió en ir a buscar a su cuñado a la parada de colectivo anterior a la facultad de ingeniería, allí está la facultad de derecho y es ahí donde me presentó a quien fuese luego mi martirio, vamos a llamarlo “Fabricio”.

Él, un chico morocho, alto, de cuerpo algo robusto, lindo, inteligente en sus estudios, era menor que yo, tenía 19, pero su personalidad dulce, carismática y graciosa me hicieron verlo lindo y no importarme la diferencia de edad, además estudiaba derecho, era clase media, tenía un lindo grupo de amigos, imposible pensar mal.

La primera salida fue por el cumpleaños de Violeta, como a cualquiera le puede pasar a mi no me gusta que me presenten gente, me da compromiso incomodo, tensa situaciones que podrían ser más amenas, por ende tuvieron que insistirme en salir, porque Fabricio “se había quedado encantado conmigo”, yo ni ahí, pero Salí de todos modos. No sé si fue la buena onda de la gente, que el lugar estaba bueno, que todos nos cargaban que simplemente nos besamos y todo terminó con una nueva parejita en ese grupo de amigos.

Al día siguiente salimos por primera vez solos, fuimos al parque, hablamos un montón y así comenzó la relación. Cine, salidas siempre solos, jamás me volvió a juntar con el grupo, nunca más, con la excusa de que sus amigos eran pesados porque lo cargaban con mi físico y él se ponía celoso.

El primer episodio fue un sábado que al fin salimos con unos amigos de él, llegamos a un boliche en Chacras, fuimos en moto, él bebió demasiado y no quise regresar volverme con él. Cuando quise subirme al taxi, me tomo de los cabellos y me dijo textualmente: “forra del orto, sos una mierda me dejas tirado, si me mato es tu culpa”. Lo que provocó que el taxista se bajara del coche y le gritase “flaco ¿que te pasa? deja la piba”, vino uno de sus amigos, y lo llevo con él. No sé en qué se volvió. Solo que que mi vergüenza y llanto eran inconsolables.

Al día siguiente y esa semana fueron mensajes constantes y llamados a mi domicilio y celular, pidiendo perdón, y suplicando verme, entre llantos de su parte. Accedí y nos vimos, recuerdo fue en la parada de colectivos de calle Colon y Belgrano esa última parada de buses ahí me esperaba para irnos a un departamento de esos horrendos de calle Buenos Aires, había preparado toda una escena romántica, esa noche no ocurrió nada, pero me pidió ser novios formalmente, si me preguntan porque fue, no sé, simplemente le dije si. Y ya me embarque en una pesadilla.

Desde ese momento mis días fueron calamitosos, eran mensajes desde que despertaba hasta ultimas horas de la noche, era no responder y que me llamara, le pedía por favor oxígeno, le decía que juntara historias así teníamos de que hablar cuando nos viésemos, no lo entendía así, nunca supe porque pero no lo acepte como amigo en Facebook, me demostraba muchos celos de la nada. Me celaba con el hermano, me decía si me gustaba el padre (si… un señor como de unos 60 años delgado petiso y morocho con pocos dientes) porque siempre le preguntaba cómo estaba. El tipo trabajaba de seguridad todas las noches, lo mío era interés autentico por el pobre hombre, para el era calentura.

La tercera vez que salimos a bailar fuimos primero a casa de un amigo de él, que vivía por ese entonces en unos departamentos de ciudad. Allí nos encontramos con tres chicos más. Comenzaron tomando mucho y terminaron fumando marihuana, yo no me quise prender. De ahí nos fuimos em micro a un boliche de la San Martín Sur.

En el colectivo, entre risas idiotas y miradas desubicadas comenzó a cargarme con mis pechos, con que era “demasiado tetona”, que “con la estatura se me veía más” (porque soy bajita). Si… él, mi novio, me había tomando de punto de sus burlas y sus amigos le decían “para zarpado se siente mal”. Al él no le intereso, íbamos de pie en el colectivo, yo sentía que todos los que viajaban con nosotros me observaban a mi, porque se estaban riendo en mi cara, yo colorada a mas no poder. Cerca de la plaza de Godoy Cruz me quiero acercar al chofer, entonces se colgó del pasamanos y con sus piernas me agarro de la cintura, parecía un mono. Me logré liberar de él porque los amigos lo agarraron. Le dije al chofer que me ayude, que me quería bajar. El chofer me dijo: “para, viene un taxi detrás le hago señas y te subís, no te vas a quedar sola a esta hora acá”, de primera el tipo.

Mientras tanto él y sus amigos me miraban. Así fue que justo en la esquina de la iglesia bajo y me subí a un taxi, me gritó antes de bajar y el chofer le dijo “che flaco deja de joder porque se bajan todos”. Le pedí al taxi que me lleve a casa de unos tíos, porque me daba vergüenza volver a mi casa. ¿Que le decía a mi mama? ¡Si yo salí a bailar con mi novio y volvía con una crisis de llanto!

Mis tíos solo me consolaron y no preguntaron nada, al día siguiente él me llamo lo atendí y simplemente le pedí por favor terminar, obviamente me rogó volver. Así estuvimos varias semanas, me hizo excesivos regalos, los dejaba en la puerta de casa, llamaba constantemente cambie el número pero no el fijo. Intervino su madre, ella pidió que habláramos, así que volvimos, y en una de esas noches yo perdí mi virginidad con él. Yo tenía 25 años, era ya madura para mi primera vez lo se, pero jamás había estado de novia, y que se yo… aunque no lo amaba, no estaba enamorada, sentí que ya era hora y que él, a su manera, me quería. A su modo pero me quería, aún estoy tratando eso con mi psicóloga, ¿porque creer que porque uno quiere y el otro no alcanza para ambos?

Este motivo detonó en una catástrofe… yo no sangre, si perdí mi virginidad pero no sangre, motivo por el cuál él siempre sostuvo que como no hubo sangre yo era “una puta que le había mentido y que cogía con todos”, y le quería hacer creer a el que fue mi primera vez. Ninguna mujer en su sano juicio jugaría con algo así. Eso sucedió esa misma noche, era mi cumpleaños, y yo en crisis en un departamento con un enfermo que me gritaba por “no sangrar”, solo quería irme a mi casa, solo quería salir de allí.

Me dejo en mi casa, nos distanciamos solo unas horas cuando llorando me dijo que tenía mi regalo de cumpleaños, apareció en la puerta de casa, tocaba el timbre, ni mi mama ni mi hermano sabían nada, no podía contarles, lo hicieron pasar, traía una plancha de pelo y un peluche, me abrazo, se le llenaron los ojos de lágrimas, pasamos mi cumpleaños fingiendo.

Seguimos, sin sexo, yo no quería que me tocara. Mientras yo preguntaba a una prima mayor si era normal no sangrar la primera vez, estaba aterrada. Pacientemente me explicó que no todas eramos iguales.

No hubo episodios raros hasta una semana de febrero previo día de los enamorados, desde mi primera vez a la fecha yo no tenía sexo con él, en esa época volvimos a estar juntos, fue en un auto. Obviamente no la pase bien, lógico… desconocía muchas cosas, él se quejó porque no lo hacía terminar, me quería obligar a que le practicara sexo oral, ahí apareció el primer golpe, me defendí a patadas imaginen la posición… por lo que lo saque de encima mío, fue un regreso de llantos, gritos e insultos quise abrir la puerta del auto y tirarme. Entonces paró el auto, cerró la puerta y llorando me dijo “no sé qué me pasa, sos lo único que amo, a vos y a mi perro, estoy solo, mi casa es una mierda, nadie se interesa por nadie, estoy harto, perdoname. Te juro que nunca más vuelve a pasar, me muero sin vos”. Lloraba desconsolado, yo estaba tan asustada, aún así lo controlé, sentí que si controlaba la situación podía salir ilesa de ese momento.

Seguimos, cada vez peor, una noche la pasamos juntos, creo que era la quinta vez que teníamos sexo, el solía decirme “¿que te acostas con otro que no tienes ganas de coger conmigo?”. Esa noche puso su cámara de fotos como suplemento, yo no quería, la cámara termino en el suelo, algo se rompió, y logre borrar lo que filmo. Me hizo otra propuesta ridículamente indecente a la que tampoco accedí… obviamente y como imaginan, terminamos a los golpes.

Por las mañanas en mi domicilio él sabía que yo estaba sola, así que entre tantas idas y venidas una mañana vino a mi casa llorando, le abrí, fue una batalla, los vecinos llamaron a la policía, me golpeó la cabeza contra la pared, me tomo por el cuello y apretó fuerte, bien fuerte, yo lanzaba todo lo que estuviese a mi alcance, rompí todo lo que me regalo y no se iba, no se quería ir, tome un bisturí y lo puse en mi garganta le dije “si no te vas me mato”, logre que se fuera, llego la policía vio todo, cuando observaban la escena y me calmaban el muy idiota llamo al fijo, porque yo una vez más rompí mi celular. Quien contesté el teléfono fue uno de los policías que le dijo “nene hablas con el oficial X, te doy mi número de teléfono o dame el tuyo y nos encontramos a charlar, me gustaría que hablemo, ¿te parece?”. Solo fue algo intimidante, quedo ahí, en la nada. Me llevaron a la oficina fiscal número 8 de la comisaria 25 De San José. Fue mi primer denuncia, denuncia que terminé en la nada misma, porque como no se me veían moretones no servía. Si… así como lo están leyendo.

Desde ahí nunca más volví con él, paso el tiempo y las amenazas telefónicas seguían, yo iba con esos textos a la fiscalía 8 y me decían “pero esos insultos no implican amenazas solo te trata mal”, y me iba con las manos vacías. No paraba de insultarme por teléfono y me decían “bueno pero no se te acerca”, llevaba copias de los emails y los mensajes privados por Facebook donde me agredía constantemente. Cosas tales como “te vas a morir de sida por puta vas a terminar mendigando limosnas en la calle no servís ni para coger, no sabes chupar la pija, ni una tortillera te quiere a vos, encima sos una gorda deformada pura teta, desvirgada no servís más , nadie te va a querer tocar jamás un pelo, te vas a quedar sola, si yo nada mas veo algo lindo entre tanta mierda que sos”.

En en la fiscalía me dijeron “anda a la OVFAMU en la casa de gobierno a ver si ellos te ayudan”. Fui me hicieron una pericia psiquiátrica, y delante de muchas (muchas) personas desconocidas tuve que contar mis episodios, fue denigrante, no es lindo contar esto, menos delante de desconocidos.

Ahí me tomaron una declaración, prometiendo que a él también lo someterían a una pericia psiquiátrica. Por ese entonces mi mama tuvo una grave enfermedad, él se aproximó a mí. Recuerdo que estaba mi mama internada y yo diciéndole “mama deje a Fabricio”, cuando se apareció en la habitación con toallas, papel higiénico, jabón, cosas así, desconcertante. Fue un largo mes. Yo me lo pase al lado de mi mama, si tenia que hacer algún trámite él me llevaba y traía en el vehículo de sus padres, su mama llamaba a la clínica a preguntarme si necesitaba algo, que contara con ella, era como estar somnolienta, yo no quería eso, pero era ayuda, y dejo de cursar en la facultad por vivir pegado a mi. Mi mama salió adelante, después de varios tratamientos, nuestra relación era más bien de amigos.

Corría el mes de junio, cuando conseguí un buen trabajo y me sirvió para estar más ocupada, cambie el celular y el número, mi mama dio de baja porque si al fijo de casa y el no tenía como ubicarme, resulta ser que por mis tíos, que ignoraban todo lo que a mi me pasaba, como todo el mundo, mis amigas, familia y demás, le dijeron donde trabajaba y saco el número de la guía telefónica. Llamó a mi trabajo y lo atendí yo de casualidad, me dijo de vernos, le di mil excusas. Mi mama estaba a poco de sacar su coche de la agencia y él lo sabía por mis tíos, me dijo “vamos que te enseño a manejar”. Coordinamos un domingo, fuimos al predio del DAD, se nos hizo la noche y cuando íbamos regresar se vino encima mío. Yo llevaba una calza, lo cual no fue muy difícil bajar, él ya estaba excitado y sin ropa interior encima mío. No duro cinco minutos la penetración porque fue mucha la lucha, rompió con una patada el parasol, no había nadie que me auxiliara, era tarde, esa zona es solitaria. Jamás tuve sexo con el sin preservativo, esa vez fue si… me dio tanto asco, me mordió los senos hasta hacerme sangrar, logre bajar del auto levantar mi calza y salir corriendo, ¿a donde corría? No se… solo sé que él se adelantó y se fue, me dejo sola, llorando. Salí a la calle del Malvinas, de allí lo veo volver, ¿¿a donde iba a ir?? Así que subí y me dejo en mi casa. Al día siguiente hice la denuncia, lo primero que me dijeron fue: “¿¿Porque te bañaste??? no ves que no sirve de nada tu denuncia”. Les juro que fue tal el escandalo que me desmaye en esa fiscalía de mierda que es la número 8 de San José. Me pidieron hasta la calza, osea me dio asco, ¡¡¡una que sabe que debe guardar todo!!!. Lo único que quería era bañarme, dormir y olvidarme. Corría el 2013, luego de ese horrendo suceso un juez del juzgado de familia me dio la medida tutelar de prohibición de acercamiento, me derivaron a tratamiento psicológico, y ordenaron a la comisaria 25 a estar a mi disposición frente a cualquier episodio que esta persona me causara. Me propuse salir adelante, el trabajo fue una gran ayuda, apareció en mi vida un hermoso amigo que ya no está. Fue Oscar López Pájaro. Me recomendó libros y me puso en manos de una gran mujer que ayuda a víctimas de violencia de género. Ella me dijo que no sintiese vergüenza que yo no tenía la culpa de nada, que debía olvidar, pero tener presente que eso no podía volver a suceder.

Al día de hoy, septiembre de 2015, jamás dejó de asediarme, no se cómo hace, pero cambio mis números de teléfono siempre porque me llaman de privados y ponen música romántica de fondo, yo estoy segura que es él. Mis amigos y contactos son testigos de que soy la persona que más cambia el numero en el año, cambie mil veces el nombre de mi Facebook, tantas que ya no puedo cambiarlo más, he bloqueado a todos los Fabricio del mundo y sigue mandando mensajes. Me amenaza diciendo que tiene el video de la noche que rompí la cámara, que lo va a subir y me amenaza con mostrarlo. Cambié el email y así y todo me sigue escribiendo que quiere verme, que me necesita, que no está loco. Según las autoridades de la fiscalía número 8 todo esto no era amenaza, según la linea 144 era acoso, así que simplemente me fui a la fiscalía y les exigí que tomaran mi denuncia por ponerse en contacto conmigo faltando a la orden, porque la ley deja ambigüedades y no especifica aunque se sobre entienda, así que luego del ultimo email, me fui al juzgado. Allí recibí la mejor atención y predisposición y me abrieron un nuevo expediente, donde no solo no puede acercarse a mi si no por ninguna red social, email o lo que sea, menos que menos llamados o mensajes de textos. Toda sospecha de que a mi físico le suceda algo en la calle será culpado él, así sera, pueden herirme en ocasión de robo pero el primer acusado sera él.

Esto lo logré porque me informe, porque golpee puertas, porque llore e hice escandalo en todo lugar que refiere a justicia, que no les mientan, en Mendoza no existe la comisaria de la mujer, toda fiscalía debe tomarles denuncias, cuando hay un signo de mínimo de violencia, y no porque te digan “tonta”, si no porque te hostiguen, te manipulen, te amenacen, te persigan, y vivan diciéndote que no servís para nada, que sos una inútil, que sos una puta, que por no terminar una carrera una deficiente, y demás.

Contar mi historia es muy importante, porque mi familia me veía triste pero no sabía nada, mis amigas solo me sentían distante, me preguntaba por ciertos moretones, pero como amo los perros les decía, por vergüenza, que era por jugar con mis mascotas. Mis compañeros de trabajo supieron por tantos llamados telefónicos, cuando pude contar, hubo varios que se ofrecieron a golpearlo, jamas quise eso, los golpes con golpes no se curan, creo en la justicia, creo que la ley de violencia de genero sirvió que #NiUnaMenos sirvió, porque gracias a la 144 me ampliaron la denuncia y respaldaron esto que hoy les estoy contando, fui golpeada, violada, abusada, amenazada, y ahora me cuesta horrores confiar en los hombres y creer que no son todos iguales. A cualquiera que se me acerca solo le ofrezco mi amistad, porque duele sanar, porque duele salir adelante, fueron seis o siete largos meses de un noviazgo frustrado, un año para sacarlo de mi lado y ya son tres años más intentando que me deje en paz, cuando hoy entiendo que no debo borrar mas sus email y mensajes de Facebook, si no que debo ir a la comisaria y denunciar una vez mas “por acoso”, así no haya amenaza o insulto alguno, un violento con la víctima no debe tener mas relación, y así sus huellas digitales serán tomadas por desobedecer la orden del juez.

¡¡¡Basta mujer de tener miedo!!!, recurrí a quien sea, no importa lo que el policía o el ayudante fiscal te diga, no te vallas sin tu denuncia en la mano, luego anda al juzgado,la linea 144 es súper atenta siempre te da consejos, te llaman para saber como sigue la causa, te sigue con sus psicólogas y además si… te encontras con gente como la del Mendolotudo, que se pone a tu disposición y te tiende una mano porque sienten la injusticia de los menos fuertes. Acá no se trata de músculos ni de testículos, se trata de la fuerza que sacas del corazón, de tus entrañas, de tu ser.

Gracias por leer y por compartir. Yo una mendocina que sufrió la violencia de genero en carne propia. Erika Díaz de 29 años, y no es una historia más, supe al compartirla en Facebook que somos miles… parecemos escribirla todas juntas.

Escrito por Erika Díaz para la sección:

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