Cuando somos demasiado niños, nos dicen que no podemos enamorarnos. Que es una estupidez sentir algo tan grande como “eso” en una edad tan poco desarrollada.
En la adolescencia nos enamoramos de todo, y nos dicen que somos torpes porque tenemos la cabeza embobada de tanto amor. Nos dicen que debemos dejar de estar dispersos, porque es “solo una etapa”.
En la juventud el enamoramiento es selectivo. Estamos tan restringidos de algo tan hermoso, que elegimos con exactitud de cirujano a quien brindarle ese sentimiento. Sentimiento que ya empezamos a dudar que exista.
De adultos nos olvidamos de amar. Buscamos la comodidad por sobre todas las cosas. Buscamos la compañía, el bienestar propio concerniente al otro. Necesitamos seguridad, garantías. Nos invaden los celos. En retrospectiva: no amamos.
Y es así, que los casos donde dos personas terminan juntas, enamoradas, son contados con los dedos de las manos.
Y es que cada vez tenemos más miedo de jugárnosla. Tenemos miedo de hacer la apuesta grande, de patear la barrera. Tenemos miedo a enamorarnos.
Yo tengo miedo a enamorarme. De nuevo.
Las veces que amé, perdí. Y ese perder es el que llenó de nada al sentimiento que lo es todo. Esa sensación de pérdida propia o ajena, nos limita y nos transforma. Nos transforma en seres imposibles de expresar lo que queremos de verdad. Nos lleva al más recóndito de los rincones, y nos va a dejando ahí; solos. En la eternidad.
Pero… ¿y si hoy me enamoro?
Si hoy sintiese que puedo volver a amar, es probable que deje de ser un adulto. Que me vuelva loco, que prometa utopías, que escale montañas y que baje estrellas. Si me enamorase hoy, podría entregarlo todo, podría animarme a más. Si hoy llegara a enamorarme podría traspasar fronteras. Si me enamoro hoy, tal vez no sea como el amor de ayer; puede ser mejor o peor, pero ¿Eso importa si es amor? Yo creo que no.
Si me enamorase hoy, no vería a la persona que tengo enfrente para mi comodidad, sino velaría por su comodidad. Si es que me enamorase hoy, probablemente la gente me diría que tengo la cabeza embobada y pediría que se me controle. Si me enamoro hoy, dejaría que el niño interior agarre las riendas.
Si me enamoro hoy, bienvenido sea el amor.
Que piola poder leer a gente que aún hoy sigue creyendo y amando fuerte. Hoy es el mejor día para amar.
Hola negro! Así es: hoy…mañana o pasado; siempre es un lindo día para amar! Gracias por pasarte, abrazo grande!
Estoy disponible..amigo Diem…jajajjaja
Es muy bueno volver a leerte estimado!!
Furioso! Bravo querido! Siempre un comentario suyo en una nota mía! Y eso que paso casi un año de mi ausencia!!! Gracias por el aguante incondicional, hermano!
Muy groso… Me diste justo en el clavo y creo que a más de uno le puede servir
La idea es esa Emma. Compartir y empatizar. Gracias por pasarse por la nota y sobre todo por dejar el coment! Abrazo
Que lindo es leerte Diem, y que hables así de algo que no siempre es tan lindo, pero que sin embargo hoy si lo es.
Me encantó la nota :3
Lindo es el feedback con ustedes! Y ver reflejado que llega algo de lo que uno escribe, ya se torna impagable! Gracias Marilyn por pasarte por la nota, que bueno que gusto. Y gracias por dejar la reflexión! Saludaso!
La vuelta de un grande siempre se festeja! Albricias mi compañero de letras, que estas líneas que hoy se esbozan sean la punta del ovillo de una vuelta sin vueltas! Brindaremos pronto, por el amor o por los intentos, pero brindaremos al fin…
Hermano de textos y de la vida misma! Qué alegría leerte en los comentarios, como antaño!
Te cuento que se me hace raro volver al pasquín que tanto queremos y encontrarme haciendo lo similar, pero diferente; en el mismo lugar, pero mutado de punta a punta. “Una vuelta sin vueltas” es una gran frase y un lindo deseo. Lindo (y utópico) sería ver un lento pero seguro retorno de aquellos que ayer migraron hacia nuevos destinos de letras.
Seguro brindaremos! Siempre encontramos motivo para hacerlo jaja. Abrazo grande, monstruo de la retórica!
Que bueno volver a leerte diem, tus letras son impecables
Bueno es verlos a todos ustedes de nuevo, Tincho querido! Qué bueno saber que están ahí, del otro lado de la pantalla! Gracias por el aguante de siempre!
Por fin volviste papa!
Sí, es que me había ido a comprar puchos…el quiosco tardó en abrir. Pero no pasa nada, ya estoy de vuelta.
PD: En serio, gracias por el aguante!
como lei por ahi: el hombre no deja de jugar cuando envejece, envejece cuando deja de jugar, sera lo mismo con el amor.
muy Buena la nota, con la sensibilidad de siempre, se extranaba, bienvenido de vuelta!
Marito!!! Querido amigo y asiduo lector! Qué bueno tenerlo por acá. Gracias por pasarte y por dejar tan habida reflexión. Y es que es la pura verdad!
Nos debemos un asado, no me olvido! Abrazo grande!
Qué genio Diem! Mas o menos describiste lo que me esta pasando. Me siento reacia al amor, pero sé que si me enamorara hoy, cambiaría totalmente mi panorama y mi forma de ver las cosas. Me vuelve loca la idea de que algo tan grande como lo es el amor, te puede dejar tan vacío por dentro si el tiro te sale por la culata. Es el mejor ejemplo de la ambigüedad de la vida.
Te aplaudo!!
¡Hola Rocío! Sabes que es lo bueno de esto? Que si el tiro sale por la culata…es cuestión de prepararnos para tirar de nuevo. Uno intenta -con todas las fuerzas- pero por más que quiera, no puede dejar de amar. Es así…como bien dijiste vos. La ambigüedad de la vida. Somos tercos por naturaleza.
Yo te aplaudo a vos por pensar como pensas. Saludo grande y gracias de verdad por pasarte y comentar!
Hermano, volviste pateando escritorios al grito de «acá estoy yo». Magnífico, qué buenas letras.