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Zoocedario

Amo al lector que entre líneas espía al juglar.
Miguel Abuelo

Pasen y vean, no se pierdan esta oportunidad única e inigualable…

Mejor que el Circo Romano del Coliseo o una feria de fenómenos…

Pasen y vean al Zoocedario.

Tenemos a las A, que tienden a sentirse solas los domingos, pero lo ocultan muy bien.

Las letras H son telépatas y malignas.

Las W aman las películas de la Nouvelle Vague, lloran de emoción con “La Piel Dura” de Truffaut.

Las X son explosivas, su condición de tal está signada por la inestabilidad de sus elementos.

A veces, las D se las dan de que son de la nobleza, pero tienen las patas tan sucias como cualquiera.

Tenemos también a las J, que son sonámbulas y caminan en pijamas por las medianeras durante las noches; peleando con los gatos y la Luna.

Las que deambulan en sus jaulas con barrotes de oro como tigres soñolientos son las T.

Las O siempre están sorprendidas.

En cambio, las K son asustadizas, pero cuando entran en confianza se te agarran del codo.

Las V tienen licantropía y esperan con ansías su transformación.

Las S tienen complejo de superioridad, optan por coronas de laureles y demandan una entrega absoluta hacia ellas.

Por su lado, las B sienten un deseo irrefrenable de tener sexo ocasional, todo el tiempo.

A su vez, las Q son complacientes con el resto del mundo, no tienen carácter y se dejan influenciar por las malas compañías.

Las Ñ son ñoñas.

Las L y las M están confabuladas creando un plan de dominación mundial.

Las N tienen alas gigantes y doradas, robadas a algún ángel distraído.

Las que son conspiracionistas y ven misterios en todos lados son las U.

Las C son piromaníacas, sociopatas y les gusta tejer a crochet.

Están las que rebosan amor y empatía por las cosas, tal es el caso de las P.

Las Y fueron ingresadas a un hospital psiquiátrico por error, sólo porque gustan de rascarle la panza a las nubes.

Las E sufren de un trastorno obsesivo compulsivo, no soportan la asimetría de ninguna manera.

Las R son  dizque agresivas, tienen unos colmillos careados en sus bocas vampirescas y unas garras afiladas que ni te cuento.

Las F son silenciosas, llenas de ideas bellas que no pueden plasmar por su timidez.

Las G son todas yonquis, están todo el día tomando LSD, fumando hachís y leyendo a Kerouac.

Y por último, como corresponde, tenemos a las Z que son revolucionarias, invisibles y escuchan Prodigy a un volumen que resquebraja los tímpanos.

Y recuerden, lo que no forma parte de la lengua, no puede ser pensado, o tal vez las cosas sin que formen parte de la lengua tomen nombres nuevos y generen nuevos pensamientos.

Este fue el Zoocedario; damas gratis y colectivos en la puerta.

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