Hoy escribo desde un lugar distinto, no escribo por mí, pero quizá lo hago para aquellos que les cuesta expresar lo que sienten. Ayer mismo pensaba que estas dos chicas podían haberse ido algún lugar sin avisar, que podrían haber cambiado su destino sin previo aviso, que quizá por alguna razón estaban bien pero no se sabía donde ni como. Realmente no las conocía pero la tristeza se alcé en mi corazón cuando vi la escalofriante noticia, que estaban en un lugar mejor, lejos de nosotros, pero sin nosotros.
¿Quién no ha sufrido una pérdida que nos llega a consumir por dentro? ¿Quién no quiso derramar una lágrima por esta historia con un final tan triste? ¿Quién, a pesar de ser ajeno, no masticó la bronca y dilucido una venganza para aquellos malvivientes que destruyen vidas?
No puedo decir más que brindar palabras de apoyo, porque es lo único que se puede hacer. Uno no se puede poner en el lugar de nadie ante tan costosa pérdida, ante este aberrante hecho. Estoy triste porque podría haber sido yo, o vos, o una de mis amigas. Espero que el afán de la venganza no se apodere de nosotros pero sí el de la justicia, por ellas que ya no están, pero estoy seguro que permanecerán en cada sonrisa de su familia y amigos.
Ojalá y lo deseo de corazón que se acaben estos asesinatos, estos hechos de violencia, estas demostraciones de que estamos muy lejos de ser civilizados. Ojalá algún día despierte y este mundo sea mejor para mis hijos o mis nietos, que no tengan que resistir y seguir adelante porque siguen habiendo desgraciados sueltos, que actúan con maldad y desidia.
Pide un mundo más justo y ojalá algún día la mentira de la justicia se haga llamar a la realidad, que paguen por lo que hicieron ya que no nos devuelve a nadie pero sí creo que un poco de tranquilidad va traer.
María José Coni y Marina Menegazzo por un nunca más y un #NiUnaMenos. Que siempre sean una sonrisa.
EL JUEVES A LAS 19 HS NOS CONCENTRAMOS EN LA UNIVERSIDAD ACONCAGUA PARA MARCHAR POR MARINA Y MARIA JOSE HASTA PEATONAL. DIFUNDIR!
Este aberrante hecho nos duele a todos. Aunque ninguno pueda siquiera imaginar el dolor que sienten sus familias. Ellas ya no sufren, pero nadie salva a sus familias. Yo espero, como mendocino y también como sudamericano, que todas estas matanzas generadas por el odio, el rencor, la desidia y la locura, algún día puedan parar. No quiero que otra familia sufra lo que ahora sufren las dos familias de estas pobres chicas, que el único »Crimen» cometido por ellas fue querer conocer su continente, querer ver cosas nuevas, y, por qué no decirlo también, querer disfrutar de su libertad. Ahora no están, pero eso no significa que se hayan ido en vano.
NUNCA MÁS. Por mas transparencia y mas humanidad