… «No dejó nunca de pensar, quizás la tengan en algún lugar que tendremos que alcanzar», cantaba Pappo allá por el año 2000.
Hoy en día se ha popularizado bastante el uso de conceptos tan ambiguos como la Libertad, la Justicia, la república, etcétera y digo ambiguo por que pareciera que dependiendo de la forma de pensar de cada uno o del partido político que utilice estos términos tienen significaciones muy distintas o que cada uno le da a la expresión el significado que más le conviene. Ojo, con esto no estoy diciendo que sean palabras que necesariamente deban tener un solo significado, muy por el contrario, pueden ser interpretadas de muchas maneras y puntos de vista, pero los que dicen ser defensores de la libertad, en realidad lo que están defendiendo es su interpretación de la misma.
Pero ¿Qué es la libertad? ¿Somos realmente libres?
En mi opinión no es tan acertado hablar de la libertad cómo algo absoluto, no somos completamente libres, pero la democracia nos ha permitido convencernos de que somos dueños de cierto libre albedrío o libertad de elección, por ejemplo, cuando votamos ¿es cierto que podemos elegir a nuestros representantes? ¿Qué pasa si ninguno me representa? ¿En ese caso soy realmente libre o estoy limitado por un acotado número de candidatos?
Al hacer este tipo de planteos estoy exponiendome a que gran parte de la sociedad me acuse de tibio, la polarización de la sociedad también nos limita mucho en cuanto a nuestra libertad de expresión, es muy probable (por no decir casi seguro) que más de una vez hayamos escrito un tweet y lo borramos antes de publicarlo por miedo a lo que piensen u opinen los demás, o las veces que nos guardamos algún comentario en una conversación o debate con amigos o en reuniones familiares (estas últimas son las peores, pues con la excusa de que es nuestra familia tenemos la “obligación” de respetarlos o incluso de quererlos por el solo hecho de ser familia). Y así aplicamos la autocensura, que es una forma de auto limitarnos nuestra libertad de expresión.
Cuántas veces habremos escuchado decir que estamos en la era de la corrección política y que gracias a esto “ahora no se puede decir nada”, en mi opinión esta afirmación no es del todo correcta, ya que toda la vida, desde el principio de la historia hubo palabras o afirmaciones que dichas de tal o cual forma causaron el repudio generalizado de un sector determinado, la diferencia es que hoy las redes sociales han permitido que los que tengan un pensamiento que va en contra del ideal colectivo queden expuestos y en el peor de los casos cancelados. De todos modos yo pienso que si buscamos una forma de expresar una idea, que sabemos que si la decimos de tal forma puede violentar algunas sensibilidades, y en cambio en lugar de buscar la polarización buscamos invitar a la reflexión y al replanteamiento del sentido común, estaremos logrando algo mucho más constructivo que solamente hacer enojar a un sector de la comunidad twittera. Pero bueno sigue siendo mucho más divertido y fácil bardear gratuitamente.
A modo de conclusión…
No es cierto que somos libres y no creo que haya manera de que seamos completamente libres viviendo en comunidad. Nuestras libertades se terminan donde empiezan las del otro y siempre va a haber gente que esté en contra de este pensamiento y eso está perfecto.
Si hay una libertad que nada ni nadie puede quitarnos qué es la de pensar lo que se nos dé la gana, cuestionarnos permanentemente todo y replantearnos nuestro pensamiento día a día. Ésta es una forma sana de aprovechar la verdadera libertad, invitar a la reflexión y seguir tratando de alcanzarla, como diría el Carpo. También es una forma de resistir y de seguir evolucionando.
Escrito por Franco Peñaloza para la sección: