¿A dónde tiene que ir una persona, que se imagina un sitio mágico, lucra a través del turismo, crea una secta, vende libros y artículos mágicos, arrastra a gente convenciéndolos del próximo fin del mundo, para que no la encuentren?
Te busco
En una carta pasada, comenté que lo que encontrábamos tanto en Google como en You Tube era menos del diez por ciento del total de la web (ver nota acá). Aún así, ese pequeño porcentaje se nos muestra con un pasmoso abanico de posibilidades. Cuando la propaganda del Pingüino Rodríguez irrumpió, si nos metíamos en You Tube a los dos días, nos tiraba: “Pinguino Rodriguez, Cristopher Cross, subtitulado”. Una persona que entiende, sabe que eso es asombroso.
Lo cierto, es que todo lo que hacemos deja huellas en la red. La filosofía de la Web 2.0 se basa en eso: personalizar y guardar los criterios de búsqueda.
¡Éramos tan jóvenes!
Allá en los principios de los ochenta, cuando tenía 18 años, me enteré de la existencia de un lugar, en medio del pedemonte mendocino, donde había una piedra con marcas que parecían de extraterrestres.
Mi cabeza se disparó. Nunca fuí, lo que empeoró mi imaginación. Soñé con ese lugar. Por arriba de los cerros, por cuevas. Encontraba microclimas con bosques, lagos y hasta pingüinos. Si. De locos. Mi psiquiatra dice otra cosa…
Sectas y otras yerbas
Pasados algunos años, conocía a una familia que había padecido hacía unos años el influjo de un grupo que viajaba los fines de semana a esperar el fin del mundo a Uspallata. Eran dirigidos por una señora, con nombre de Joya.
Calculo que no funcionó porque todavía estamos aquí. También conocí testimonios de varios adolescentes de aquella época fueron recontra perjudicados (cagados es la palabra), porque los findes se las pasaban en medio de los cerros, en carpa, esperando algún extraterrestre que los salvara. Si indagan entre sus conocidos, seguro alguno se enteró. Con el tiempo conocí personalmente, de pasada a esta señora. Tenía tanto maquillaje que parecía de cerámica. Era dueña de un local de cosas místicas en una galería de la Calle San Martín, donde ahora hay un local de música y electrodomésticos.
También se, que los dirigentes del grupo ese, eran proclives a invitar a otros adeptos a situaciones equívocas, aunque esto último no se si es tan así, porque nadie se equivocaría así a propósito. El objetivo era generar y canalizar energías para lograr ciertas cosas. Usar el sexo como amuleto, en criollo.
Las sectas gnósticas tienen ciertas teorías respecto a la conducta sexual, que pasan de pintorescas. Como decían en mi barrio, cada quien hace de su **** una bicicleta y se agarra la ***** con la cadena. Yo no juzgo a nadie en ese campo. A mi me preocupan la intenciones detrás de todo ese tipo de manejo.
Escuché decir a uno de estos seguidores, que en el fondo trataban de cambiar el mundo. En fin.
Isidris
Valiéndome de cierta pericia en los buscadores me puse a buscar información sobre aquel lugar. Vi fotos de expediciones, localicé donde era gracias a Google Earth, y encontré un par de artículos sobre cómo surgió aquel lugar, y en base a quien se agrandó todo.
El link más interesante que encontre: click acá
Justificándose en ciertos estudios de una antigua estatal del petroleo dijo que había sido contactado por una raza extraterrestre, los Erk, que cada tanto entraban y salían de una ciudad subterránea en la zona de nuestro concurridísimo cerro Arco. Y que la entrada se hallaba bajo una piedra en lo que se conoce como la quebrada del Durazno. Si, esa piedra: que de las fotos se puede observar los brochazos del dibujo. Justo fueron un grupo de Erk que se dedicaban a la pintura de obra.
Esta señora, junto con alguna agencia de Turismo, organizaba caminatas para turistas extranjeros. Con un costo de entre 100 y 200 dólares.
También hay un libro escrito sobre eso.
Llama la atención el nombre de esta gran ciudad subterránea: Isidris. ¿Tendrá que ver la cercanía de San Isidro y una de las reencarnaciones que esta mujer decía ser? Si, porque como toda mezcla de creencias sobrenaturales, también mencionaban la reencarnación. Todos eran personajes como la Vírgen María, Juan el Bueno, Napoleón, etc. Nunca alguien desconocido, como Pepita del almacen de la esquina, etc.
Le hago una pregunta a cualquiera que lea esto: ¿alguno de Uds. logró bajar y ver lo que hay allí abajo? ¿O se le apareció algo por allí?
Ahora la zona esa esta rodeada de barrios. Acceder allí está a un par de kilómetros de una parada de colectivo. En el puesto que hay en la base del cero se pide permiso, le dan las indicaciones y llega. Anualmente se realiza una ultra maratón, y el cerro arco es un lugar sumamente transitado por todo tipo de deportistas y amateurs. Como que alguien tiene que haber visto algo, o a los Erk no le gustan las muchedumbres. O puede que el empresario multimedio que vive con la mediática los haya hospedado en su casa.
¿Y hoy, como hago para llegar?
Resulta que el año pasado fui, y no es lejos. Uno se toma un colectivo, y se baja en el mirador. Allí camina poco más que un kilómetro y llega a un puesto. Pide un permiso, firma un papel donde se compromete a no contaminar (el terreno es privado) y sale. Tarda caminando despacio unas tres horas.
Y resulta que no es gran cosa, y repito el sitio es muy transitado, en una de las caminatas pasó por al lado mío un vehículo 4×4, varias bicicletas y parejitas que comida en mano iban y venían.
En el sitio en sí la gente que cree en esas cosas ha dejado sus huellas, pero de los muchachos de allí abajo, los Erk, ni noticias.
Un abrazo a todos.