Escuché el teléfono sonar y corrí hacia él. En la milésima de segundo que pasó hasta llegar a mi habitación, de donde provenía el sonido, me pregunté por qué la prisa, si desconocía el destinatario. No lo sé, pero corrí más fuerte. Lo alcé y vi un número de característica diferente. Pensé por un segundo que eran los típicos secabocha de Personal ofreciéndome hacer la portabilidad numérica, como pasa todos los días, e iba a cortar. Pero no se porqué, atendí.
– ¿Hola?
– Hola. ¿Celeste?
– Sí, ¿con quién hablo?
– Clara. Hermana de Pablo.
– ¿Pablo Ráez? – dije, asociando la procedencia de la característica numérica y el tono gallego de la mujer. Claramente era de España.
– Sí.
– ¡Hola! ¿Estás con Pablo? ¡Pasámelo, supe de su recuperación y quiero felicitarlo! – Me contenté.
– … (llanto)
– Clara… – hablé en tono entrecortado y bajo, deseando con el alma que no me diga lo que presentí.
– Pablo falleció esta mañana, estoy avisando a quienes puedo.
– Co… Cómo… Pero si…
– Sí. No sé qué pasó, pero ya no est…-
Rompimos en llanto las dos. Ella cortó. Yo lloré más de media hora, con el cuerpo paralizado y el corazón consumido.
Se fue, se lo llevaron, y yo aún no lo digiero.
Intenté buscar en el teléfono amistades en común para avisarles, pero las manos me temblaban como títeres, y casi no tenía fuerzas. Solté el teléfono y me senté en la cama. Lo primero que hice fue maldecir a viva voz a todo lo que pude, a todo lo que se me venía a la cabeza. Estallé de bronca. Y pensé lo que creo pensamos todos cuando alguien cercano tiene algún problema (o, en algunos casos como este, muere), y nos invade la ira: ¿POR QUÉ?
Inmediatamente, tuve respuesta. Llámenle Dios, providencia, visión, iluminación, lo que quieran. Pero la tuve, y fue certera.
Mi amigo Pablo falleció por padecer leucemia durante dos años. Se trata de una patología en la sangre causada por la producción anormal de glóbulos blancos por parte de la médula ósea, denominadas células blásticas leucémicas o células de leucemia. Estas células sanguíneas crecen, pero no se dividen de manera ordenada, a diferencia de las células sanguíneas normales. Con el tiempo, ya que estos glóbulos blancos anormales no dejan de crecer, desplazan a las células normales de la sangre, y eso conduce a una serie de complicaciones graves como la anemia, el sangrado y las infecciones.
La solución o la posible cura a la enfermedad de Pablo era, encontrar una persona de su núcleo familiar que tenga su mismo código de tipificación del antígeno del leucocito humano –HLA- (cosa que era probable sólo en un 25%) y que al encontrarlo efectúe una donación de su médula ósea (para renovar la de Pablo, que ya no servía), o buscar un donante X en el Registro Nacional de Donantes de Médula Ósea que posea el mismo HLA.
Los Registros Nacionales están conectados entre sí, por lo que si existía una persona de otro lugar del mundo que fuese donante con el mismo código de tipificación sanguínea de Pablo, inmediatamente es contactado y se realiza la extracción de médula ósea.
He aquí el problema. Es tan baja la cantidad de donantes en el mundo, que las personas que sufren esta enfermedad (como otras dependientes de la médula) y dependen de un donante, tienen más probabilidad de morir que de curarse.
Entonces, la respuesta a mi “porqué” era esa. Pablo murió porque no encontró “su otro él” en el mundo. Porque son pocos los que deciden dar una mano sin esperar nada a cambio.
Desinformación, desinterés, miedo, duda, etc. Eso es lo que me responden todos cuando les pregunto por qué no se hacen donantes de médula ósea.
ES NECESARIO. No se trata de tu desinterés, ni de tu duda. Se trata de la vida de mucha gente que fallece día a día por no encontrar un donante compatible, que podés ser vos, que estás ahí del otro lado ocupando tu tiempo en las redes sociales, pero no tenés tiempo para acercarte al hospital y en 10 minutos convertirte en el héroe de alguien que hace mucho espera por ese gesto.
No esperes más, hacete donante. NO DUELE, NO MOLESTA, NO HACE DAÑO, NO NADA. Sólo tenés que donar una unidad de sangre, y tenés la posibilidad de salvar vidas.
Sacate las dudas, tomá: «cómo ser donante» en este enlace está todo lo que tenés que saber sobre la donación y la extracción de médula. Hacelo. Por vos, por ese otro que te espera, por el mundo que necesita tu ejemplo. Hacelo.
Escrito por Celeste Profitti para la sección: