Últimamente el feminismo ha estado en el ojo de la tormenta por sus contradicciones, pero tenemos que aclarar que se habla del feminismo radical, el cual ha traído tantas polémicas y se ha ganado tantos enemigos.
El pasado 8 de marzo se conmemoró el Día de la Mujer debido a que en el año 1908 se murieron 129 mujeres en un incendio en la fábrica Cotton de Nueva York y debido a esta tragedia se empezó a reclamar igualdad de condiciones entre hombres y mujeres, dando un mensaje a distintos colores políticos.
Hasta el día de hoy hay mujeres que hacen historia por su destacada participación en ciencia, política, sociedad y por conseguir logros importantísimos para el género… Pero el significado se ha tergiversado con los años, ya que el feminismo radical le ha dado su propio toque, haciendo que pase de ser un día de unidad, a un día de combate entre el mismo género, dividido por ideologías políticas, religiosas, etc.
¿Por qué digo combate? Porque le prohíben asistir a la marcha a aquellas mujeres que son feministas, pero no están a favor del aborto, o que no comparten al 100% los ideales que postula el feminismo radical. Se ha vuelto un día donde solo algunas pocas de un determinado color político y social pueden asistir, ya que el resto que no comparte su visión son descartadas totalmente, aunque sean mujeres.
Se ha fabricado una nueva grieta, cuando deberíamos ayudarnos entre todas, cuando deberíamos marchar todas en paz sin importar de que religión o partido político seamos, cuando muchos hombres pueden compartir nuestra lucha sin necesidad de caer en un hembrismo fatal que nos lleva al más profundo de los odios.
El otro día defendí a una chica que atacaron por volverse Pro Vida y Católica, yo sostuve que, antes de tener ideas distintas, la chica es mujer y se merece el mismo respeto que cualquiera de nosotras, independientemente de sus creencias e ideologías, porque hay que dejar que haya una libertad de pensamiento y de culto sin juzgar… ¿O acaso ustedes mismas no son las que sostienen que no se debe juzgar a una mujer que decide abortar o a un hombre que decide transformarse en mujer? Bueno, eso debería aplicarse en todo sentido, ya que es una forma de “Sororidad” como ustedes dicen, porque parece ser que ese término se aplica solamente a las que están en un solo espacio.
Hoy, 8 de marzo, van a haber mujeres que no van a portarse ningún pañuelo, que no van a ir a destruir ni pintar, si no que van a ir a enseñar el verdadero significado de este día, que no es enemistarse con la que piensa distinto o tiene alguna creencia religiosa, si no que es ir y unirse en contra de los femicidios, de las violaciones y de las atrocidades que se realizan contra el género. Porque soy partidaria de la ILE y tengo empatía, porque nadie puede ser obligada a abortar, pero tampoco pueden ser obligadas a gestar, porque hay que tener empatía y no adoctrinar, porque a veces, ese pañuelo (sea verde o celeste) no significa mas que ignorancia plena sobre una triste realidad y termina siendo una moda que muchos toman como “revolucionaria”.
La revolución no empieza por portar un pañuelo ni ponerse en tetas rayando espacios públicos, empieza por respetar al otro y unirse a pesar de las diferencias, empieza por aceptar que muchos hombres no son “machitos” y simplemente nos quieren ayudar… Una verdadera revolución es la que hicieron muchas mujeres a lo largo de estos años, estudiando, uniéndose a espacios de poder donde antes no podían ni ingresar, consiguiendo premios Nobel, convirtiéndose en las destructoras de viejas políticas y costumbres, y aún queda mucho más por hacer como en África u Oriente Medio, donde miles de niñas son obligadas a casarse o le mutilan los genitales, donde miles de mujeres son apedreadas o asesinadas en manos de sus familias por “desobedecer” o “deshonrar” a sus esposos.
Y otra cosa, en el Día de la Mujer habrá mujeres (y por qué no también hombres) que saldrán a trabajar como todos los días, son los docentes, los encargados de minoridad, los organismos, los trabajadores sociales, etc. Que desde el ostracismo y en silencio, realizan una labor loable y preventiva de violencia de género, sin necesidad de hacer marchas y revolear pañuelos para visualizarse.
¿Qué tal si mejor nos adentramos en villas marginales, conocemos la realidad e indagamos en la historia de tantos niñas y adolescentes, que, por el contexto en el que viven, son abusadas o proclives a serlo? ¿Qué tal si denunciamos siguiendo los pasos de los organismos que tenemos a nuestro alcance? Y qué tal si hacemos como los maestros, los que, si trabajan, los que no visualizan sus penas y están hoy en el aula enseñando el verdadero significado de la dignidad, los que ayudan a madres, niñas y adolescentes a ser resilientes y asesoran en todo momento con amor, humildad y empatía hacia el otro, el que no tuvo las mismas oportunidades.
Lo que se dice nunca va a tener tanta importancia como lo que se hace, y de eso se trata este día.
Día de la Mujer no es día del feminismo.