Hoy quiero tocar un tema sensible, sobre todo para aquellos que lo padecen, y para aquellas que tienen que actuar para no hacerle sentir, al acompañante de turno que lo más interesante que tienen, realmente no equivale ni al precio de una cerveza en los ‘90 (¡que vuelva el Caaaarlo!). ¡Vamos a hablar de tamaños!
“EL AMIGO”… ese fiel compañero. Ese que piensa más que la única neurona loca que tienen los tipos en el cerebro. El que elige, el que selecciona, el que confirma o niega. El que lo hace sentir el tipo más poderoso del mundo, o una ratita dela Plaza Independencia.Ese que en un momento se les convierte en el más feroz enemigo, cuando rehúsa seguir las ordenes y termina tristemente dependiendo de una pastillita, que más que mágica resulta trágica.
Voy a referirme concretamente al tamaño. Los he visto enormes (mis ojos se abrían cada vez más, pensando en que lo mejor que podía hacer con eso era cortarlo, disecarlo y usarlo como palo de amasar para hacer las pastas del domingo), los he visto promedio (y a mí no me engañan, el promedio, lo normal, lo común se sitúa ¡entre los 14 y los 16 cm!), y me tocó la espantosa experiencia de verlo de un tamaño ampliamente inferior al promedio recomendado.
Al contrario de lo que la mayoría de los hombres piensan, lo que otros hombres les hacen pensar, y lo que muchas mujeres en el afán de herirlos en lo más profundo les han hecho creer, ¡nadie quiere que lo que tiene su “novio/ amante/ chongo/ festejante/ pretendiente/ arrastraala/ tiraperros” entre las piernas sea la cría no reconocida de anaconda; un queso mozzarella gigante de esos que venden en los supermercados al por mayor, o la botella gigante de champagne! Que la anaconda se quede en el Discovery, el queso en la pizza y la botellota Magnum en el freezer esperando por Navidad. En la cama esa característica nunca será buena, y salvo que te topes conla JennaJamesonmendocina, lo más probable es que la pobre niña que caiga en las redes sexuales del caballero en cuestión, sufra irremediablemente en cada encuentro, y termine optando por alguno sin tanta magnificencia. Porque seamos realistas, ¡eso no entra en ningún lado! Y que ni se le ocurra ponerse imaginativo, innovador, ni medio agresivo, porque terminamos en el Central, con la señorita abierta de piernas con un médico y 15 residentes mirándole las partecitas, y “él” buscando la manera de explicarle a los padres de “ella” lo sucedido.
Prosigamos, en orden decreciente, muuuuy decreciente. Qué horrible sensación el darte cuenta de que ese pibe que tanto te gusta, que es DI-VI-NO, caballero, bueno, pendiente, y dedicado a vos y tus necesidades, le falta una parte. Primer pensamiento: paren el mundo que me quiero bajar. ¡Me engañaron! ¿Cómo puede ser que semejante bombón haya venido TAN fallado? Te sentís estafada, y entendés que esas características fantásticas que tanto te gustaban, habían sido producto solamente del instinto de supervivencia y que en algún punto entendió que tenía dos opciones: 1) Era un hombre, 2) Se convertía en el más maravilloso ser de la tierra. Y sí, puede faltarle una parte imprescindible, pero boludo tampoco es… En fin este tipo de caballeros, se sienten disminuidos, y les tengo que dar la razón, lo están, pero se terminan convirtiendo en seres oscuros, inseguros de cada vez que la señorita pone un pie en la calle, celoso de todos y todas, porque saben que si hay que jugar a ese jueguito que a los hombres les gusta tanto llamado: “a ver quien la tiene mas larga” sale perdiendo, seguro.
El problema serio que representan este tipo de amputados sociales, es que pretenden a la primera de cambio suplir la parte que les falta, con TODO lo demás, y créanme que cuando les digo todo (por eso lo pongo en mayúsculas), es el infinito y mas allá. Ahh, y gracias por la buena voluntad, pero inevitablemente una terminará sintiéndose como parte de una película porno de muy bajo presupuesto: no les dio para contratar a un actor porno en serio y la chica que consiguieron tiene cara de espantada, mientras insulta a los cuatro vientos por no haberse avivado antes y haber hecho un control de calidad como corresponde y no ese roce medio al pasar.
Pero lo que nunca jamás pudieron entender es que si una mina lo quiere mucho muuuucho, es capaz de aguantársela y quedarse al lado de él y del Pini Pon que le tocó en gracia. El muchachito (el diminutivo es a propósito) tendrá que aceptar que de tanto en tanto, su chica vaya en búsqueda de algo promedio, (muy esporádicamente, nada de gravedad). Pero, ¡En serio que tenemos esa capacidad! valoramos otras cosas, y terminamos eligiendo a la persona por sobre al cerebro… perdón, terminamos eligiendo a la persona por sobre el tamaño de su amiguito, y seremos nosotras las que tendremos que sacar nuestras dotes imaginativas y encontrarle la vuelta para que cada encuentro sexual, sea al menos algo divertido.
Terminemos con el normal, el que está en el promedio, el que se sabe conocedor de su estatus de normalito, pero que así y todo le pone onda (algunos), y logra sacar una buena noche de algo que concretamente no tiene nada de fantástico. ¡¡¡¡Esos son los que quiero yo!!!! Reivindico al promedio y destierro definitivamente al dotado, con ese te vas a sentir cómoda, sabes que no pasa una iso 9001 ni en pedo, pero bueno, seamos realistas, tu cuerpo ya no es lo que supo ser, no te podes poner tan exigente tampoco.
Vamos chicas, hagamos más controles, no nos vayamos a la cama con cualquiera, porque, y esto se los digo por experiencia, ¡una mala noche te queda grabada para siempre!
Por cuestiones de códigos de la pareja, no les puedo decir en cuál de los 3 se ubica mi bichito Celso, pero sepan que ¡de noche lloro, que siempre me sorprendo y que lo quiero un montón!
Fuente de la imagen:
http://www.noticias24.com
Escrito por Xuri Golf de Jaker para la sección:
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