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El día que legalizando arreglamos todo

Agencia Argentina de Noticias- Noviembre 2056

Y un buen día, que finalmente llegó, como llegan todos aquellos días memorables; esos días donde en el momento no podés creer que esté pasando y con el correr de las horas ves que sí, sucedió, y el entusiasmo va en aumento, y culmina en una linda sensación de bienestar sabiendo que todo está mejor que antes; un buen día (retomo), se juntaron las buenas voluntades de aquellos cuya voluntad cuenta por supuesto, y se votó la Ley de Legalización de Libertades Individuales Universales en la República Argentina. Orgullosamente uno de los primeros países en sancionarla, después de Francia, la pionera; los envidiosos ingleses dos días después, cuando vieron el impacto favorable en los medios; unos meses después en EEUU, cuando vieron el impacto favorable en las acciones bursátiles europeas; y en 4to o 5to lugar nosotros. Nada mal.

La Ley, que años antes hubiéramos encontrado imposible de realizar aún en sueños, garantiza las libertades individuales por encima de todo. La voluntad individual es soberana, sólo limitada en forma poco invasiva (o lo menos invasiva posible) por la educación y la voluntad ajena (la sociedad en la que vivís), pero respetada a rajatabla por el Estado el cual puede mover su aparato de propaganda de forma disuasiva pero jamás imponer una prohibición que pueda coartar la libertad de cada argentino.

Así, se legalizaron actividades antes consideradas delitos, como manejar descuidadamente, el aborto (rebautizado “interrupción del embarazo”), las violaciones (en adelante llamadas “cortejo monoconsensual”), los robos (nominados “reapropiación de bienes abandonados” o “redistribución de bienes”), las estafas (designadas como “transacciones heterodoxas”), los asesinatos (“muertes no naturales”), el consumo, producción y venta de drogas (“psicofármacos caseros”).

Al principio parece un poco cruento, pensar en que estamos librados a la ley de la selva, pero no es así. Lo soñaron los anarquistas, por lo menos en parte, y tiene todo el sentido del mundo cuando lo analizás en profundidad: una persona bien querida, educada, con la mente bien informada en la filosofía, la ciencia, la tecnología, las artes, la historia, etc; sabe perfectamente qué es lo que está bien y lo que está mal y debería, por lo tanto, ser su propio juez, sin que las fuerzas represivas del Estado y una justicia impartida por otro ser humano, tan o más ignorante que él decidan sobre lo lesivo de su comportamiento. La policía en adelante sólo podrá acudir en ayuda de alguien, por ejemplo, alejando a una mujer que no quiere ser violada, o separando una pelea, pero nunca juzgando o impartiendo castigo al perpretador. Ni el Estado ni la Iglesia ni otra institución podrá limitar la Voluntad del Soberano.

Fueron años de intenso trabajo difundiendo los alcances posibles de la Ley. Por supuesto que las controversias aún no terminan, y podríamos discutir sobre el tema durante años y siglos sin llegar a un acuerdo. Uno de los argumentos más lógicos y que más tranquilizó a la población fue:

durante todas estas décadas o siglos, la imposición de estas leyes con sus consecuentes castigos: ¿terminaron con este tipo de conductas? ¿O acaso la cárcel y las condenas, las prohibiciones o los pecados hicieron que nadie más matara a nadie? Lo único que se logra con estas formas bárbaras de venganza sobre personas que sólo piensan diferente a uno, es que muchos pibes mueran en la cárcel, se crea e incrementa el odio social, la gente pobre es castigada y los ricos hacen lo que quieren, enriqueciendo a los jueces. Con educación no hace falta ninguna ley. ¿Acaso porque sea legal te van a dar más ganas de matar a alguien?”

Aunque no se logró convencer a todos con estos argumentos morales, se obtuvieron excelentes resultados con las estadísticas. La tasa de asesinatos, robos, violaciones, golpizas, disminuyó de forma abrupta, demostrando que las personas somos naturalmente buenas y más aún si se nos respetan las libertades. Algunos inquisidores insinuaron que al no ser considerados crímenes, habían dejado de ser denunciados y por lo tanto no habían estadísticas, directamente. Y nos chicanean con que no midamos más asesinatos si no las “muertes no naturales”.

Insisten en que sí, la mayoría de las personas son racionales y no sienten placer en hacerle daño al otro; pero que precisamente, la “justicia” y el código penal existen para garantizar que los pocos individuos que por esas cosas de la vida no tienen esa natural tendencia al bien, estén alejados del resto para preservar la paz. La cuestión que no podemos hacerles entender es que una persona no mata a otra para sentir placer, ALGO hay en el otro que le despierta angustia, no lo deja ser feliz y realizarse como persona como él querría. Por ejemplo, el amante de su pareja. ¿Es tan grave o una persona merece ser encerrada de por vida porque quiera eliminar de su vida un factor de estrés, de angustia, algo que puede cambiarle la vida para siempre? ¿Porque mate a una persona quiere decir que siente placer en matar? No, no se preocupen que esa persona la va a pasar peor que el resto, y si lo hizo es porque claramente era la última opción.

La reapropiación de bienes abandonados ha sido furor. ¡No existe el hambre señores! Aunque nos están informando que muchos barrios se están amurallando para evitar que la redistribución sea total, y el miedo es que no queden supermercados o negocio alguno por afuera de estas fortificaciones; hay otros lugares donde se ha adquirido mucho mejor y el que necesita algo lo toma, siempre que no esté en las manos del dueño, y éste no se preocupa porque sabe que si lo necesita lo recupera. Uno sólo es DUEÑO de lo que lleva encima, o lo que puede evitar que le reapropien. El que se pasa de vivo es rápidamente “neutralizado” por sus vecinos. Por ahora funciona, y la realidad es que el presupuesto que antes se iba en multas, juicios, persecuciones, comisarías, cárceles etc, se utiliza para abrir albergues, comedores, talleres de artesanías y oficios varios. Educar al Soberano.

Educar es lo contrario de prohibir.

Vivan las Libertades Individuales.

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