/El Orejano

El Orejano

Hay veces que me sucede; eso de leer algo y querer enfermizamente, haberlo escrito yo.

Siempre, me pasa cuando encuentro «mis» ideas, expresadas poéticamente, quiero decir, no me da esta chiripiorca con, digamos, un cuento de Cortazar, aunque me mee a chorritos al leerlo. Tampoco me pasa con algún poema de Borges, aunque me deje en estado catatónico.

Me pasa esa sensación rara que trato de describir, cuando leo algo y quisiera que lleve mi firma, porque comparto todo lo dicho y cómo se ha dicho. Me suele dar esa cosa rara con Hernán Casciari, por ejemplo, cuando Hernán publicó “El tipo aburrido de la mesa del fondo”, lo imprimí, se lo di a mi mujer y ella creyó que era mío, y que había aprendido a escribir bien. En ese texto me vi desnudo, en tinta sobre papel.

Hoy me pasó con el texto con el que concluiré, y me preocupa, porque creo que he pasado al anarquismo por el otro lado; es decir, desde el liberalismo. Es tanto lo que amo realmente la libertad, soy tan enfermizamente individualista, que hoy me veo reflejado, y me da “eso”, cuando leo estas coplas de Don Serafín García, la vergüenza me hace no plagiarlo, pero sepan, que esas coplas son mis coplas. (Vale aclarar, que Orejano, es el caballo libre, el que no ha sido marcado, por lo que no tiene dueño.)


El Orejano (Serafín J. García)

Yo se que en el pago me tienen idea

porque a los que mandan no les cabresteo,

porque dispreciando las huellas ajenas

se abrirme camino pa’ dir donde quiera.

Porque no me han visto lamber la coyunta

ni andar hociqueando pa’ hacerme de un peso

y saben de sobra que soy duro e’ boca

y no me asujeta ni un freno mulero.

Porque cuando tengo que cantar verdades

las canto derecho nomás, a lo macho,

aunque esas verdades amuestren bicheras

donde naides creiba que hubiera gusanos.

Porque el copetudo de riñón cubierto

pa’ quien no usa leyes ningún comesario

lo trato lo mesmo que al que solo tiene

chiripá de bolsa pa’ taparse el rabo.

Porque no me enyenan con cuatro mentiras

los maracanaces que vienen del pueblo

a elogiar divisas ya desmerecidas

y hacernos promesas que nunca cumplieron.

Porque cuando truje mi china pal’ rancho

me he olvidao que hay jueces pa’ hacer casamiento,

y que nada vale la mujer mas güena

si su hombre por ella no ha pagao derechos.

Porque a mis gurises los he criado infieles

aunque el cura chille que irán al infierno,

pues de nada valen los que solo saben

estar todo el día pirichando el cielo.

Porque aunque no tengo donde caerme muerto

soy mas rico que esos que ensanchan sus campos

pagando en sancocho de tumbas resecas

al pobre peón que deja los bofes cinchando.

Por eso en el pago me tienen idea,

porque entre los ceibos estorba un quebracho,

porque a tuitos ellos le han puesto la marca

y tienen envidia al verme orejano.

Y a mi que me importa, soy chucaro y libre!

no sigo a caudillos ni en leyes me atraco

y voy por los rumbos clareaos de mi antojo

y a naides preciso pa’ hacerme baqueano.

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