Facebook está muriendo y todos somos testigos. La tecnología cambia a ritmos acelerados, no alcanzamos a familiarizanos con el CD que apareció el MP3, no terminamos de agotar los láser de nuestros reproductores de DVD que salió el BluRay y antes de poder encarar este nuevo reproductor el 4k nos explotó la definición. Ahorramos varios meses para un plasma y ya el lcd se lo llevó puesto, ni hablar de los celulares o las computadoras, cada 6 meses aparece un modelo nuevo.
Internet no está exenta de esta vorágine, mucho menos las redes sociales. Cuando a nivel mundial caía estrepitosamente la red social más grande la historia, MySpace, en Sudamérica ni siquiera nos enterábamos, pero apenas apareció su reemplazo, todos comenzamos el romance con Facebook.
Y todo, pero todo, tarde o temprano cae. Todo concluye al fin, todo termina. Pasó con los foros, pasó con los blogs, pasó con fotolog, pasó con Taringa! y muy pero muy pronto nos va a pasar con Facebook. Si mamá, si abu, si tía Norma… Facebook está muriendo .
Vivimos en un mundo donde reina la inmediatez, al menos para la generación que más invierte su tiempo en la web: los millenials. Todo tiene que ser ya, ahora, de la manera más rápida, digerida y veloz posible. No queremos pensar, pero si queremos consumir, mucho… todo, ya, ahora.
Entonces, no leemos más libros grandes o novelas, pero si leemos más cantidad de párrafos mediante estados, notas, tweets, links, Info, etc. No vemos más películas largas o nos copamos con secuelas, pero consumimos mucho más cine mediante series capituladas, cortas, de menos de una hora y bien impactantes. No compramos más discos de doce o catorce canciones, disfrutando de una obra y entendiendo que no deben ser todos hits, pero consumimos más música mediante listas de éxitos y top charts. Por eso el éxito de las redes sociales, Netflix y Spotify. Y, como no hay nada más veloz, instantáneo y fugaz que una imagen, no estamos menos tiempo en Facebook, sino que nos fuimos a Instagram… porque “una imagen vale más que mil palabras”.
Si señores, estamos ante el ocaso de Facebook, el titán de las redes sociales, el coloso, el que supo tener miles de millones de suscriptores y hoy no sabe cómo retenerlos. Una de las causas de su lenta defunción puede ser que ya no era exclusiva de jóvenes, sino que hasta nuestros abuelos tienen un perfil y a nadie le gusta que nuestros viejos, tías o nonos estén viendo qué hacemos, qué decimos, que fumamos y qué tomamos. Porque Facebook pasó a ser nuestro «Nuevo Testamento» según Fran Lucas. Pero sin dudas no supieron cómo retener a esos millenials deseosos de experiencias fuertes y fugaces, rápidas y que no les lleve tiempo de razonamiento.
A nivel marketing sucede algo elemental y básico y es que Facebook carece de un nicho específico, de una “línea editorial” de una “ideología”. Twitter se ha posicionado como la red de mensajes cortos, noticias al pie del cañón, lectura sencilla. Instagram como la red de fotos. Whatsapp la app de mensajería instantánea. Linkedin la de trabajo….
“¿Y Facebook? Antes estaba posicionada en que era donde estaba todo el mundo, pero ahora todo el mundo está en Twitter e Instagram también, por lo que Facebook ha perdido su esencia diferenciadora. Es más, ese “donde está todo el mundo” se ha hecho literal y ahora en Facebook está tu madre, tu tío, tu abuela… y eso no mola.” Comenta el especialista en Marketing Digital Sergio Lafuente y agrega “En mi caso, si quiero compartir una entrada de mi blog lo hago en Twitter y LinkedIn. Si quiero contactar con un compañero de trabajo lo hago por LinkedIn. Si quiero subir una foto de mis vacaciones o la cena del pasado sábado en mi restaurante favorito la subo a Instagram. ¿Y a Facebook que subo? Esta red social se ha convertido en un sitio tan grande que ya no está especializada en nada y encima hay demasiada gente en ella”.
Un 50% de los adolescentes encuestados en el último informe de GWI Social de Global Web Index señaló que han abandonado su uso porque les parece aburrido y un 27% apuntó que la red social no tiene onda.
Lógicamente Mark Zuckerberg, más allá de que es colorado, no tiene un pelo de pelotudo y ya se adueñó de Instagram y Whatsapp, pero sin dudas, su gran producto pronto quedará en el baúl de los recuerdos.
Los dejo con algunos comentarios muy interesantes que surgieron a raíz de este debate… en Facebook:
“Ahora está de moda instagram gor, porque no les da ni para leer una oración” | Paula Pietra.
“El tema es la juventud, si usted quiere estar en la onda vaya habilitando Instagram porque Twitter está ahí nomás. En una reunión de padres, nos comentaron con mucho acierto que cuando una red social se va llenando de padres y/o viejos que te gustean las publicaciones, las comentan y encima aconsejan, los pendejos van escapando hacia otras. Con el tiempo pasará lo mismo con Twitter e Instagram” | Teresita Gonzalez.
“Quizas paso de moda para la pendejada. Ahora cambió a un público más adulto y es util para compra venta. Son buenos para adaptarse o reinventarse” | Martín Andres.
“Si está pasando… solo ves cartelitos y frases de autoayuda” | Leandro Emmanuel.
“En instagram no tenes tus tías compartiendo imágenes de fangotes de guita esperando la buena suerte, seguido de la novena de san expedito. A mi no me gustaba instagram pero le tome cariño…” | Pau Martínez.
“Es que la gente no tiene filtro y ha trasladado toda la pelotudez de su vida a esta red social” | Kerim Alak.
“Facebook es como un barrio privado. Twitter es como un boliche lleno. Instagram como un desfile de modas y Snapchat un circo vip” | Gabriela Savietto