Porque ese nombre nos puso alguien que pensó que eso era mucho más cool que decir que te gustan los ñoños.
A mí me pasa desde antes de que surgiera esta palabra y ya me había resignado a que mis gustos en materia de hombres fueran un poco difíciles de entender. Pero por otro lado siempre tuve el beneficio innegable de que la competencia es mucho menor.
Ya de por sí, la figura de nerd en su versión más convencional, me resulta atractiva. Esos que discuten si es mejor Marvel o DC y tienen un blog sobre los últimos lanzamientos de tecnología, esos, ya me gustan. Imaginate cuando me citan dos o tres libros y tienen la capacidad de mantenerme atenta a su charla durante más de tres minutos. Flasheo, inmediatamente.
Hoy fui a una charla a la que me invitó una amiga. Más allá de confiar en el criterio de ella, nada me movilizaba a ir: no tenía idea el tema ni el disertante.
Y fue amor a primera vista.
Él era un funcionario público cuyo nombre no daré para no comprometerlo de ningún modo, pero diré que es el Ministro de Cultura de una provincia del interior. Aunque para mí era un cordobés -ups!- simpático que me hizo reír desde el minuto uno de su charla.(El acento, el acento me puede.)
También tenía cierto estilo para vestir: sport-elegante y un swatchtopísimo.
Y encima de esto –que ya me traía sonriente- se puso a hablar de definiciones de gestión cultural, sobre el festival internacional del teatro en Medellín y Regina Galindo, la controversial performer Guatemalteca. Morí de amor.
Lo escuchaba y al mismo tiempo fantaseaba con nuestra luna de miel en Estambul (aunque sin casarnos, claro) y los domingos por la tarde viendo cine independiente Húngaro sin subtítulos. O simplemente acostarme en su regazo y escucharlo explicarme “qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software”. Éramos tan felices en esa vida paralela…
Luego pensé en qué decir. Esta parte siempre me resulta divertida. Tiene que ser algo memorable, para que luego, cuando le escribas por facebook para pedirle que algún dato específico sobre la bibliografía que mencionó, pueda saber quién sos. Por ejemplo un excelente recurso es derramarle café encima en el recreo. O levantar la mano y preguntarle- frente a toda la audiencia- si es casado. (Feas abstenerse de esta última opción.
Entonces sinapsis, ¿y si es casado? Lo peor peorpeor de ser soltera a los 30 es que ya casi todos los que te gustan –miré su mano y lo confirmé- llevan un anillo en el dedo anular de su mano izquierda. Fuck.
Lo único que me queda es esperar. Total el divorcio es tendencia. Y como el contenido no es degradable como el envase, los sapiosexuales podemos esperar.
Por Una Chica Almodóvar para la sección: