Caminé varios metros, hasta notar que la tierra se tornaba oscura y fría, húmeda en partes, podía sentir todo a través de mis pies, pequeñas ramas que se quebraban y un aire fresco tan natural como el agua de rio, no sabía dónde parar, solo que tenía que caminar hasta encontrar un árbol gigante o escuchar a alguien, realmente no lo sabía, la luz de la luna comenzó a desaparecer por todos los árboles que la cubrían. Ya era demasiado, estaba caminando a oscuras con muy poca visibilidad tanteando entre los árboles, cargado con una borrachera que dificultaba más el viaje, mire para atrás y ya en ese momento no sabía si iba o venia, no me quedaba otra que seguir, ¿hacia dónde? ¡Hacia adelante! Las ramas que me rodeaban empezaron a lastimarme de a poco, si las corría con el brazo las ramas de abajo me lastimaban las costillas y si me cubría el cuerpo me lastimaban la cara, estaba cansado, había caminado durante horas. Las piernas me temblaban y no me pude contener, caí de rodillas y grité
-¡¿Árbol de mierda dónde estás?!
En ese momento sentí una melodía, de algún lado la sacaba, cada vez se hacía más fuerte, me levante sin fuerzas y camine en dirección al sonido, cuando llegue quedé duro y con tanto miedo que no podía hablar, era un circulo de árboles quemados y cortados en la base, en el medio de ese círculo estaba uno a la mitad, como recién quemado, pero eso no fue lo raro, sino lo que estaba sentado arriba de eso… mire fijamente para ver si era real, y si lo era, había un hombre de traje negro, de estatura media, con lápiz labial corrido en su cara, tocaba notas al azar con el charango, me quede mirando por unos minutos, no podía hablar. Cuando lo miré fijo junte fuerzas y pude soltar un…
-Hola
– No sé porque te sorprendes.
-¿Por qué? ¿No debería estarlo?
-Soy yo, me estás viendo de nuevo, ya no te acordas de mí.
-Siempre apareces con una forma diferente, ¿cómo esperas que te reconozca?
-Siempre me ves en la misma situación, ¿QUE ESPERAS?
– Siempre tan amable, puta madre todavía no me puedo tranquilizar.
– Calmate, que hasta ahora yo no te hice daño, ambos sabemos que acá sos el más peligroso.
– Ya no digas esas cosas, ya no pienso igual que antes.
– Si… si… y yo ya pedí el perdón.
– ¿y ese charango? ¿Ahora compras con música?
-¿Esto? Na… solo lo estoy afinando para que toque bonito.
– ¿Y el dueño? Porque sé que no guardas nada material.
-¿el dueño? El dueño ya me pagó.
-Pobre… nadie sabe lo lindo que es charlar con vos sin comprarte nada.
-Cuando uno está desesperado compra lo que sea, LO QUE SEA.
– Lo raro de vos y yo es que a pesar de estar muchas veces desesperado jamás te compré algo
– Esa es una gran verdad y me intriga mucho. Sos como… especial ¿sabías?
-¿Es necesaria toda esta conversación nuevamente?
-Perdón, me distraje, si tenés razón, ¿qué estás buscando?
– Un árbol grande, muy grande, necesito encontrar algo
– ¿Otra vez te mandó?
-Sí, nuevamente.
-Toda la gente camina hacia adelante, esperando encontrar lo que quiere, piensa que sabe lo que busca, levanta la cabeza y comienza a caminar sin preguntar absolutamente nada, si ves que así la gente no llega, comenzó a hacer lo opuesto, a veces lo que buscas ya lo pasaste de largo hace tiempo y no lo viste de lo ciego que estabas. Hace lo que te digo y camina hacia atrás…
-No entiendo…
-Retírate, y hace lo que te digo.
-Pero es que no te ent…
-¡¡ANDATE!!
Su grito fue muy claro, no pensaba responderle ni atacarlo, como ya sabemos todos, él es el único que no pierde, no pensaba enfrentarlo, seguí camino por los árboles del parque, jamás pensé que sería tan largo el camino, porque yo me demoraba tanto, ya tendría que haber llegado hace horas. Comenzó a pensar en lo que xxxx me había dicho pero no comprendía que era hacer lo contrario… al parecer unas neuronas hicieron conexión y me dije… ¿hacer lo contrario? y caminé hacia atrás, lo hice por una hora hasta que me encontré con el árbol, estaba ahí, era cierto lo que me había dicho, y al costado habían huellas mías. Había pasado por ahí y no lo vi, maldito blanco con traje, tenía toda la razón. ¡OTRA VEZ!
Lo miré por un largo rato, y lo examiné con mucho cuidado, logré ver unas pequeñas escaleras que subían hasta la parte más alta del árbol. Este hijo de puta no me mintió, si me dijo que no era un animal y hablaba seguramente razonaba e iba a poder hablar con él.
– Hola ¿Hay alguien?
Sentí unos pasos pequeños, ¿un enano? No, era algo más chico, y se movía muy rápido, como un gato, comencé a escuchar unas palabras raras, era otro idioma pero ¿cuál?
– Alhuayac, alhuayac, ¡alhuayac!
-Espera, no te quiero hacer daño pero no te entiendo ¿qué es lo que sos? ¿quién sos?
Me apuntó con una lanza del tamaño de un palo de pool. En la punta tenía una piedra que debía tener más filo que un cuchillo, era pequeño, su rostro estaba cubierto por la corteza de un árbol, donde dejaba al descubierto sus ojos y boca, no podía ver mucho, todo estaba muy oscuro, me tiré al piso y deje mis manos al descubierto, el solo repetía esa palabra, y yo gritaba que no entendía, cuando vio que no me iba y ambos no entendíamos se me acerco a la cara y grito pegándome en la frente…
-¡YELAP!
Y me desmallé…