/Historias del salvaje oeste | La guerra del Fachi – Parte 3

Historias del salvaje oeste | La guerra del Fachi – Parte 3

NDR: Las “historias del salvaje oeste” son una saga, escrita por Curly, que cuentan la historia del Campo Papa y sus inmediaciones. No es una novela, sino que son historias, así que pueden leer cualquier publicación, en cualquier momento y entenderla.

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Los angelitos de la yaqui

Todos los días después del trabajo pasaba por el frente de la agencia de motos,  de pendejo me encantaban pero después de un palo que me pegué medio que me acobarde, aunque el solo verlas montadas en el escaparate  me hacía temblar de la emoción. Con el aguinaldo acreditado y las cuentas medio en orden me decidí a entrar. Un empleado bien dispuesto se me acerco:

— Buenas tardes caballero. ¿Que anda buscando?

— Quiero saber el precio de  la enduro que está en el frente.

— ¿La 350?

— Esa misma.

El muchacho me invito un café mientras iba por un listado de precios.

— ¡75 mil pesos!

— Si, esta bonificada.

— ¡Menos mal!

Ante mi inocultable pobreza el muchacho pasó directamente a mostrarme motos de menor cilindrada, hasta llegar a una humilde scooter 125.

— Esas son motos de minas.

— De minas que no se toman el micro.

— Cierto

— ¿Qué micro te tomas?

— El 41.

— Aquella gente del frente esta esperándolo desde antes que entraras al local. El lunes podes pasar y tocarles bocina— este pibe realmente era un Maquiavelo del marketing.

— Bueno veamos que hay.

El catalogo era extenso y variado dentro de lo que cabía, aunque las diferencias eran más de facha que otra cosa. Así y todo pase 1 hora eligiendo color, manillar y casco.

— Jorge ha sido un placer atenderlo, mañana el camión te va a llevar la moto a tu casa.

Hasta que la moto no estuvo en la puerta de mi casa no hice otra cosa que pensar en ella, en imaginarme recorriendo cientos y cientos de kilómetros con total libertad.

Apenas la tuve en mi poder le di arranque y me subí, baje a la calle y acelere, me costó bastante meter los cambios y llegando a la esquina pise un montículo de arena que me hizo derrapar y caer en la acequia. Terminé con un golpe en la cabeza y me quemé ambas rodillas, pero lo que más me dolió fue ver como se rayó todo el lado derecho de mi flamante adquisición, a lo que se sumó la mirada burlona de los vecinos.

Con bastante tino, Martha me pidió que fuera despacio y no me sacara el casco en ningún momento. Estuve dos semanas sin poder subirme por los moretones y cuando al fin pude hacerlo me sentí como el día que mi viejo le sacó las rueditas de seguridad a la bicicleta. Yendo a unos vertiginosos 30 km/h me pasó un pendejo en la misma enduro por la que había optado en primera instancia. Un pibe de 15-16 años montado en una moto que valía 10 sueldos… lo peor es que todos sabían de donde sacaban esa guita y para que usaban las motos.

El Caracortada

Cuando la Yaqui se convirtió en la narco más poderosa del Gran Mendoza tenía un par de matones viejos, buenos es cierto, pero insuficientes para sostener su estructura. Había que cuidar las entradas del barrio, a la gente que iba a comprar y reventar enemigos. En un entorno tan paupérrimo como el campo Papa no es difícil encontrar quien mate a otra persona por unas monedas, el problema es que solían venderse a quien les ofreciera unos puchos de más.

Allá por el año 2010 metieron en cana a uno de los hermanos de la Yaqui, su mujer armó los bártulos en cuanto pudo y partió para San Luis, dejando a Franco, su hijo, con la tía.

Para ninguno de los dos fue un problema, él era el consentido de su tía y sentía una profunda devoción por ella. Yaqui disfrutaba en darle todos los gustos y dejaba que hiciera cuanto quería, convirtiéndolo en un verdadero diablo.

Durante un picadito en el Poli del Barrio Sarmiento, tuvo una pelea con el gordo Willy, quien lo dejó en completo ridículo, tenían solo 12 y 13 años pero en el oeste esas afrentas no se borran. Algunos meses después Arielito, mejor amigo de Franco, llevó al Willy a las toberas de la ripiera con la promesa de haber encontrado una pila de revistas pornos. Al llegar fue recibido con un ladrillazo en la cabeza que lo dejó algo confundido, aunque con fuerzas suficientes para tomar un fierro con el que asestó un golpe que abrió el rostro de Franco. Arielito lo golpeo con una piedra y Willy cayó desplomado, una vez en el piso se abalanzaron sobre él, golpeándolo con tal violencia que volaron dientes y sangre por varios metros a la redonda.

Franco salió de la tobera ensangrentado, fue hasta su casa y  se acostó como si nada hubiera pasado. Fue durante la mañana siguiente que La Yaqui se percato del reguero de sangre que había en la casa y fue hasta la pieza de su sobrino, el corte sobre su rostro era tan profundo que a través de él se le veían los dientes. En el hospital lo cocieron como si fuera un matambre, el tamaño de la herida y el tiempo transcurrido no permitía hacer mas. Desde ese momento Franco paso a ser «Caracortada», el cuerpo del gordo Willy fue encontrado horas después y aunque era evidente quien había sido el autor, nadie se animó a delatarlo.

La Yaqui, lejos de horrorizarse por lo que había sucedido, reclutó a su propio sobrino y amigos, desempolvó el arsenal robado a la policía y los armó hasta los dientes. Cuatris, motos y autos robados fueron a parar a sus manos, una veintena de adolescentes sin ningún tipo de límite y dispuestos a todo, ellos iba a ser la custodia de esta peligrosa mujer… así nacieron «los angelitos de la Yaqui»

Batalla del Matadero

El terremoto del 86 fue, por encima del aluvión del 73, la mayor catástrofe natural de la historia moderna de la provincia, generando una enorme masa humana que debió reubicarse en diversos puntos de nuestra geografía. Los dos mayores asentamientos resultantes fueron el campo Papa y la ocupación permanente del antiguo matadero municipal ubicado sobre la calle Joaquin V. Gonzales.

Lo que debía ser una solución temporal, se convirtió en hogar permanente de cientos de familias. Narcos, ladrones, asesinos y violadores campaban a sus anchas, sin que la policía o ningún servicio social pudiera hacer algo, puesto que la misma estructura era una trampa mortal.

En el 2011 comenzó a desalojarse el Matadero, algunos recibieron casas cerca de Carrodilla, otros en La Estanzuela, pero cuando se supo que la mayoría iría a parar al Barrio San Vicente, estalló una verdadera revuelta. Las familias restantes se atrincheraron en el matadero e impidieron durante meses que nadie ingresara al lugar. ¿Cuál era el problema con el barrio San Vicente? Simple, estaba justo enfrente del Campo Papa, solo separado por un boulevard. Durante años «El matadero» y el campo Papa vivieron enfrentados, con muertos cada dos por tres, pero las características de sus territorios hacían que ninguno pudiera sacar ventaja sobre el otro. Al perder el control sobre el laberintico matadero y siendo trasladados al frente de sus enemigos, se convertían en carne de cañón.

Después de muchas negociaciones y con 100 efectivos supervisando todo, la gente fue trasladada. Se coloco un reten policial a la entrada y otro a la salida, pero los tiros iban y venían desde ambos lados del Boulevard.

De poco sirvió la exigua custodia, tres días después del traslado «los angelitos» interceptaron un vehículo que circulaba por calle Chuquisaca y mataron a dos de sus ocupantes, dejando al conductor para que llevara los cuerpos a destino. Esa misma noche la familia huyó del barrio, dejando la casa desocupada. En las semanas siguientes se desocuparon la mitad de las casas, algunas fueron vendidas por monedas, pero las que daban justo a la calle eran directamente abandonadas.

Un jueves por la tarde dos hermanos fueron acribillados en la puerta de su casa desde una moto mientras tomaban una cerveza, el mayor de ellos llevaba tres horas en libertad tras purgar condena por robo a mano armada. Al parecer confundieron al finado con un narco que estando dentro del penal violaba a uno de los matones de La Yaqui.

La respuesta no se hizo esperar, familiares de los finados entraron a tropel al Campo Papa, e incendiaron la casa del supuesto responsable del doble crimen, pero terminaron con la vida de un hombre y su hijo que nada tenían que ver con el asunto.

Los tiroteos se continuaron durante toda la noche y el día siguiente. Las dos entradas principales estaban completamente tomadas por los delincuentes y rechazaron con armas de todo calibre los dos primeros intentos de ingresar por parte de la policía.

La situación estaba totalmente desbordada y la respuesta debía ser contundente.Durante la noche y sin previo aviso, varios móviles policiales cortaron los accesos al Barrio, el helicóptero sobrevolaba el lugar; motorizada y una docena de camionetas ingresaban, pero el cerco se cerró al ingresar un grupo de infantería por la ripiera colindante. En menos de 5 minutos 120 efectivos habían copado el Campo Papa, en un operativo meticulosamente planificado y quirúrgicamente ejecutado.

Varias docenas de narcos, asesinos y ladrones fueron apresados, al mismo «Caracortada» lo sacaron de abajo de la cama de su novia. No se sabe en qué momento fue que La Yaqui logró huir, pero fue encontrada años después en San Luis.

El Barrio San Vicente quedó totalmente desierto, con el tiempo familias trabajadoras compraron a precio regalado las casas, volviéndose habitual encontrarse con carteles en los que se dejaba en claro quién era el propietario, a fin de evitar trágicas confusiones…