Hay momentos en que me persuado que el lenguaje
no sirve todavía absolutamente para nada.
Ludwig van Beethoven
El lenguaje es el médium para que las personas se relacionen consigo mismas y entre ellas, de una forma libre. No es resultado de un plan o de una intención consciente, sino de un proceso espontáneo, que deja lugar a un orden que marca el sentido de las palabras que forman el lenguaje de cada sociedad.
Existen maneras de ver a la lengua, todas y cada una reales y certeras, cada cual con su verdad. Cada persona se adapta al que más le conviene, porque ninguno está errado todas las soluciones están bien. Porque el lenguaje es la simiente del humano y el humano tiene diferentes opiniones.
Un fragmento de “1984”, de Orwell, habla del porqué del uso de la neolengua (el acotamiento del lenguaje a la mínima expresión) y dice lo siguiente: Cada año habrá menos palabras, así el radio de acción de la conciencia será cada vez más pequeño. Mientras menos palabras usemos menos usaremos el pensamiento y seremos más susceptibles de ser dominados, entonces la atrofia cognitiva se generaliza, porque la lengua es el mecanismo del pensamiento.
También existe lo siguiente:
«El lenguaje es un virus que proviene del espacio exterior» dijo William S. Burrougs en su libro “La Revolución Electrónica”. La idea seguramente surgió bajo el estímulo de alguna droga deliciosamente cósmica y fue escrita en una máquina de escribir insectoide. Un virus sólo tiene dos objetivos: el de reproducirse y el de utilizar a otros seres, como alojamiento y transporte. El idioma, según esta idea, es autónomo respecto de la persona. No es hablado por ésta, sino que ella es ella la que es hablada por el lenguaje.
Otra teoría es que el lenguaje es un ser vivo y evoluciona según el avance de las sociedades. Los idiomas se van renovando, van surgiendo nuevas palabras al tiempo que se van creando nuevos conceptos y aparecen nuevas expresiones. Un lenguaje que no se adapta a los cambios socioculturales es un lenguaje zombie.
Las palabras mueren y otras nacen. Algunos vocablos van desapareciendo, por ejemplo pardiez (que es una expresión con la que se denota enojo, contrariedad o sorpresa) O albricias, bellísima palabra (que es una exclamación con la que se indica que se siente una gran alegría por una noticia). Ambos vocablos, como tantos otros, son ahora son un anacronismo, algo en desuso. Ahora veamos el término skere (que es la deformación de la expresión en inglés «let’s get it», traducción de «vamos a conseguirlo») Se dice «skere» cuando se quiere significar que algo está saliendo bien o que va a pasar algo bueno. Es un neologismo, perfectamente válido y utilizable que, con el paso del tiempo, se convertirá en una expresión en decadencia.
Sobrevivimos en un mar de palabras que nos van definiendo, que van mutando, que nos utilizan como nexo para ser reales. Nos enamoramos gracias a las palabras, nos desnudamos gracias a las palabras, somos seres humanos gracias a ellas.
Entonces, querides serxs humanes, utilicemos a las papalapabraspas copomopo nospo plazpacapa, o como les parezca a ellas.
Tanto blablabla para justificar a les pelotudes que hablen como retrasades, andá paya
Que hablAn, no que hablEn