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Los drogadictos son una mierda

Esta nota surge a partir de las observaciones que he recolectado sobre los dichos y actos de los grupos que promueven la libre drogadicción. Personalmente, y para poner los puntos en claro desde el principio, considero a los adictos a las drogas (la marihuana está incluida, no se hagan los boludos) son seres morales inferiores, personajes nefastos incapaces del mínimo de sana e indispensable represión de sus deseos, lo que se necesita para vivir en sociedad. Monitos que han renunciado a los más básico que tiene para ofrecer el ser humano (si pretende ser considerado como tal): el gobierno de sus pasiones. Creo que quienes se drogan deberían mudarse a vivir en una cueva alejados de todo contacto con la sociedad civilizada, es decir, como los cavernarios que han decidido ser.

Dicho esto, paso a considerar las que creo que son las inconsistencias e hipocresías de los drogonesautóctonos.

En primer lugar, los malditos yonkies pretenden derechos sin obligaciones, quieren total libertad individual, se hacen los ultra libertarios, pero hasta que se topan con las consecuencias de sus adicciones, momento a partir del cual suponen que el Estado (y con ello, resto de la sociedad) tiene que financiarles los tratamientos de los problemas que generaron sus elecciones plenamente libres. Hipócritas de mierda… Si eligen libremente cómo arruinar su vida, si su cuerpo es una cosa con la que pueden hacer lo que quieren, entonces se tienen que bancar solos y sin chistar los resultados. El Estado tiene infinidad de problemas sociales que atender, de gente que se enferma sin responsabilidad alguna sobre su padecimiento ¿y tiene que gastar sus recursos en ustedes, tontos culiados? Pues no, el que quiera drogarse es el único y exclusivo responsable de lo que le pasa y no tiene derecho a reclamarle al resto de la sociedad nada de nada. Jódanse por pelotudos.

Segundo, a los muy forros no les alcanza con hacer de su culo un florero, además tienen la cara para salir a victimizarse porque no los dejan drogarse libremente (aunque la ley les chupa un huevo) y cagarse en el resto de la sociedad y en los problemas asociados a la drogadicción que le generan. Vamos a ver si se entiende así: ¡NADA, NADA DE LO QUE HAGAS TE AFECTO SOLO A VOS IDIOTA! Vivir en sociedad implica, como condición sine qua non, renunciar y ceder espacios de la libertad individual en aras de un bien mayor, cual es el bienestar de la comunidad social y política. Justo por eso es por lo que no podemos andar desnudos o teniendo sexo en la vía pública, o haciendo ruidos molestos a la madrugada, y un largo etcétera. Y no solo eso, sino que la sociedad, dado que es la que te permite desarrollarte como persona medianamente civilizada, te impone sanciones o te envía a la cárcel si no cumplís con los parámetros socioculturales de lo que está bien o mal. Ahora, si estos parámetros no te satisfacen (y estás en tu derecho de que no lo hagan) te quedan dos opciones: o te aguantás, o te tomás el palo, como ya dije, te metés en la cueva más alejada que encuentres.

Por último, hay que poner de relieve que la asociación banal que pretenden entre las drogas legales y las ilegales es una falacia fenomenal: las primeras se suministran mediante un sistema controlado para mejorar la salud de los pacientes mientras que las segundas solo sirven como método para arruinarla. La ilegalidad cumple adecuadamente su propósito, el de limitar hasta donde es posible aquello que es nocivo para los ciudadanos, sin la pretensión de que eso acabe por completo con el delito, pero enviando un mensaje claro y contundente a todos: que se trata de una conducta que no será tolerada. Y está bien que así sea.

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