/Un escalofriante caso de justicia divina en Lavalle

Un escalofriante caso de justicia divina en Lavalle

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Tina es una muchacha simpática que gusta de la lectura, de la poesía, es de esa gente que a pesar de su ajetreada rutina, asombrosamente encuentra un espacio para leer algún capitulo de una novela olvidada, un poema al azar, o ¿Por qué no? También escribiéndolos.

Nuestro contacto nació del gusto compartido por  las historias  de terror, suspenso, las tradiciones orales que hacen temblar hasta al más corajudo de los hombres cuando crepitan los leños alrededor de un fogón.  Durante los últimos meses habíamos tomado distancia, a pesar de su pasión por las letras cursaba las ultimas materias de medicina cuando la conocí, por lo que sus momentos libres eran nulos.

Hace dos semanas recibí un mensaje de ella, contándome que empezaba su residencia.

– Hola loca, te felicito ¿donde planeas hacerlas? ¿El central?

– No, mira estoy buscando algo alejado de la ciudad, las plazas en el Central la ocupan de toque, estoy viendo si consigo hacerlas en el Sicoli de Lavalle.

– Upa te gusta la aventura.

– Sabes bien que si.

– Bueno podrás traerme mil historias de los  alejados parajes lavallinos.

El Sicoli puede que sea el mas pobre de todos los hospitales de la provincia, donde lo único que mantiene viva a la población es la inquebrantable voluntad de sus médicos, enfermeros y residentes, puesto que además de la pobre infraestructura, los directivos históricamente han desviado fondos, los insumos médicos escasean, desde los mas básicos que se pueden encontrar en un botiquín de cualquier hogar, hasta los vitales para realizar intervenciones mas importantes, por lo que su rol se limita simplemente a la atención primaria y vacunación.

Tina llego al Hospital conociendo todas estas carencias, en realidad esto era lo que la motivaba a elegirlo entre todas sus posibilidades, la imagen del médico rural sacrificado era el ideal del galeno para ella.

La misma noche en la que llego conoció a Alejandra, una joven de su misma edad, vivaz, alegre, comprometida con su pueblo, le sorprendió descubrir debajo de su abrigo los hábitos de novicia de su compañera de pernocte. Tina estaba totalmente desentendida de la religión, la iglesia y sus costumbres, pero conservaba algo de Fe,  muy en el fondo sabia que alguien protegía su andar.

Grata fue la compañía de Alejandra, que lejos de ser una religiosa estructurada y conservadora, era un chica con verdadera vocación de servicio, que amaba acompañar a la gente en sus peores días, no temía calzar los guantes, poner vendas, mas bien lo amaba.

Una  de las noches Tina estaba particularmente nerviosa, en la Unidad penal Nº 4 había ocurrido un motín y al parecer, varios reclusos habían resultado heridos de gravedad.

 

Entro en la playa, por la puerta trasera un móvil policial que escoltaba una ambulancia cargada de heridos, en el lugar habían solo dos enfermeras, además de Tina y  Alejandra.

Los custodios bajaron a  los 4 internos con esposas, solo uno de ellos tenia heridas de gravedad, los otros solo cortes superficiales que requirieron sutura.

Se trataba de un hombre entrado en años, un corte desde la ingle hasta  el ombligo, provocado por una faca había dejado sus intestinos  al aire, no podía ser tratado en el hospital, tenia que ser derivado hasta Mendoza, por lo que solo se limitaron a estabilizarlo.

Tina hizo lo que pudo, con la ayuda de las dos enfermeras, aunque ambas dejaban ver su desprecio ante el paciente.

– Ni siquiera para matar sirve esta gente. Mírame cuando te hablo viejo violín, ¡¡¡la faca tiene que entrar ahí!!! – decía la enfermera mientras señalaba el cuellos del moribundo.

– ¡Por favor! Salí ya mismo, no estamos acá para juzgar, estamos para ayudar.

– Ayudar seria dejar que este gusano se ahogara en su propia mierda

– ¡Oficial por favor acompañe a la enfermera hasta el frente, que se fume un cigarro y se relaje!

– Este tipo fue famoso por violar y asesinar a su propia sobrina.

– ¿Crees que no me gustaría verlo muerto? ¿hacerlo pagar por su crimen? Seria muy fácil abrirlo para que se termine de ahogar con su propia mierda, el solo hecho de viajar lo mataría.

– Hacelo, ¿qué te detiene? Tatiana se llamaba la nena, 6 años, dicen que no alcanzo a morir por los golpes, el frío del desierto de noche la mato, agonizo durante horas. Matalo, tendría la edad de mi hija, estaría saliendo de la secundaria por estos años

– No puedo, ganas no me faltan, pero no puedo, elegí hacer esto para salvar vidas, aparte una vez que vuelva al penal, lo van a volver a fajar.

Siguieron con su trabajo, estabilizaron al convicto y después de 4 horas terminaron con su tarea, ambas se retiraron a la cocina, donde estaba la otra enfermera, las 3 se miraron, tomaron un café, fumaron un cigarrillo, hasta que el oficial golpeo la puerta

-Señora está por llegar el helicóptero para retirar al paciente.

– Muchas gracias, ya estamos listas. Vamos chicas, hay que preparar al paciente.

Cuando abrieron la puerta de la habitación no encontraron el convicto, las esposas todavía se sujetaban al respaldar de la cama y un inmenso chorro de sangre hacia camino hasta la ventana.

– ¡¡Oficial!!! Por favor venga rápido.

El hombre entro con el arma en la mano.

– Señorita retírese de la habitación ya mismo, el convicto ha escapado.

– Pero eso es imposible, a perdido muchísima sangre, esta totalmente dopado.

– No está dentro del hospital, no está en los baños, escapo, ha salido por la ventana

Apenas llego el helicóptero, cuando despuntaba el alba, la policía local monto un operativo en procura del fugitivo.  Pero no dieron con él.

Al atardecer, la policía recibió un aviso, un puestero local había encontrado

el cuerpo totalmente desnudo de un hombre.

La imagen era dantesca, su rostro destrozado por las espinas, sus heridas abiertas, sus intestinos desparramados y siendo comido por los jotes, una huella de sangre y viseras  hacía suponer que no había llegado por sus propios medios, era imposible, en el hospital estaba prácticamente muerto.

La investigación se volcó a las personas que estaban en el hospital, Tina era la responsable del lugar, el único oficial que se había enfocado en los 3 reclusos restantes, mas jóvenes y en condiciones de escapar, un anciano moribundo no era peligroso.

El fiscal estuvo interrogando durante horas a los presentes, las versiones eran idénticas, salvo la de Tina.

– Alejandra, la novicia ayudo mientras interveníamos al recluso, ella lo socorrió, estaba con nosotros.

– Señorita, no hay ninguna Alejandra en el lugar, según las enfermeras, en las sala de operaciones solo quedaron usted y una de ellas.

– Realmente no se que hablan, Alejandra estaba con nosotros, es una chica del lugar que suele venir a ayudar y a hacerme compañía durante las guardias.

– ¿La podría describir por favor?

– Si por supuesto, es una chica de complexión mediana, pelo negro, piel morena, de muy buenos modos.

– ¿Recuerda su apellido?

– Creo que es Chacón.

– Creo que se de quien habla, aguarde un minuto por favor.

El fiscal se retiro y volvió donde estaba Tina

– ¿ Esta es Alejandra?—dijo sosteniendo un retrato-

– Si, es ella.

El hombre saco de su bolsillo una pequeña placa con la inscripción.

 

QUE EL ALTISIMO TE GUARDE EN SU GLORIA.

ALEJANDRA CHACÓN 1980-2004

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Alejandra era una joven nacida y criada en  Costa de Araujo, soñaba con ser médica, pero los escasos recursos de su familia le hicieron imposible seguir con su sueño, así que decidió seguir su vocación religiosa.

Ya siendo novicia se aboco al cuidado de los enfermos, pasaba horas brindando confort a los pacientes del Hospital Dr. Domingo Sicoli.

En pocos meses se convirtió en un personaje amado por todos, su jovialidad, su energía, su cariño incondicional hacia los demás, su entrega al servicio.

En el 2004 sucedió el caso “Tatiana”, la chiquita desaparecida. El pueblo entero salió en búsqueda de la pequeña, que había desaparecido del frente de su casa, la familia destrozada, el padre, la madre y su tío conmovieron a la sociedad, llorando frente a las cámaras de televisión, pidiendo desesperados por la aparición de la pequeña.

A la mañana siguiente hallaron el cuerpo de la pequeña ultrajado y arrojado en medio del desierto lavallino.

El hallazgo dejo sin alma al pueblo.  Y aunque el cotejos tardo arrojar resultados, cuando se comparo la muestra de ADN se descubrió que el mismo hombre que había llorado frente a las cámaras por su sobrina, la había asesinado.

El primero en enterarse fue el padre de Tatiana, que corrió hasta la casa de su hermano, golpeo tranquilamente la puerta y al abrirse descargo toda su furia sobre el, a golpe de puño le dejo inconsciente, con una roca del pórtico golpeo el cráneo de su propio hermano, un oficial de policía detuvo al padre cuando estaba por rematar al violador, sus ojos se estaban inyectados de sangre, su expresión era la de un hombre sin nada que perder, dispuesto a todo, enceguecido por el odio.

Tuvieron que intervenir 3 oficiales para reducir al hombre,  ninguno de ellos sabia que pasaba, dijeron que de haber conocido la razón del ataque no hubieran intervenido

El maltrecho pervertido fue llevado al hospital, milagrosamente solo tenía el tabique fracturado y los golpes en la cabeza solo requirieron puntos.

Alejandra nunca se percato de quien era el hombre, su rostro estaba desfigurado por los golpes,  ella solo hizo lo que sabía hacer, cuidar del desvalido.

Cuando Alejandra se durmió, el insaciable depredador se arrojo sobre ella, mientras la violaba tapaba su cara con la almohada. La custodia se percato demasiado tarde de lo sucedido, ya estaba muerta cuando la encontraron.

Tina quedo atónita ante el relato del fiscal, un policía abrió la puerta.

– Señor fiscal, tenemos los resultados del peritaje.

– Lo escucho, la chica es de confianza.

– Las huellas indican que el hombre fue arrastrado, no se desplazo por sus propios medios, no hay pisadas.

– ¿Identificaron las huellas del vehículo que se uso?

– No Señor, no usaron ningún vehículo, las únicas huellas presentes eran las  de un calzado talle 38, de mujer.  Otra cosa, ¿usted recuerda el caso de Tatiana?

– Por supuesto que lo recuerdo, todavía siento escalofríos al recordarlo.

– Bueno el cuerpo fue hallado en el mismo lugar donde se encontró a la niña.


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