Hay quien dice que estar en Tinder denota desesperación. Sobretodo en Mendoza, donde todos nos conocemos. También dicen que nada serio puede salir de ahí, que la gente sólo busca coger, o que las minas sólo histeriqueamos. He leído varias notas en este sentido… parece que la aplicación solo funcionara para los amigos de un amigo, pero que nadie que busque algo serio debería entrar ahí.
Bueno, tengo noticias. A mí me compró un anillo de compromiso un ex que conocí por Tinder (La cosa no funcionó, pero la aplicación no tuvo nada que ver con eso).También me pasó el extremo contrario: otro conocido de Tinder, despechado porque después de un año de remarla nunca salimos, robó mis fotos para hacer un perfil falso, supuestamente sadomasoquista. Y hubo experiencias intermedias: me encontré con un chico del que había estado profundamente enamorada cuando tenía 15 años, hicimos match y comenzamos a charlar pero tuve que desinstalar la aplicación y se perdió en el limbo de los perfiles activados pero en desuso. El punto al que quiero llegar, es que Tinder funciona. Le hice un perfil a mi madre y a una amiga reacia, y establecieron conversaciones con varones interesantes que después resultaron un fiasco, pero eso da lo mismo. Sé del tema, y aquí voy a dejar algunas de las cosas que he aprendido en el proceso.
- En la aplicación hay de todo. Hay personas que buscan amigos para charlar (¡en serio!, tanto hombres como mujeres). Hay personas que buscan pedazos de carne para coger, y hay personas que buscan al amor de su vida. Por eso, les recomiendo no desesperarse cuando todo lo que aparece son tipos en bolas. También hay de los otros, paciencia (y al revés también).
- La clave, según yo, es ser coherente con lo que se busca y decirlo. Otra cuestión importante es estar atento con los indicios que ofrece el que está del otro lado de la pantalla. Si uno quiere algo más que un polvo ocasional, evitar poner fotos extremadamente sexys (parecería obvio, pero hay gente que no cumple el aislamiento social con esta pandemia, asi que lo señalo por las dudas). También en el caso de sólo buscar amigos para charlar, aclararlo al principio, así dejás en libertad al otro para elegir si mantener la conversación o no (tranqui, palabra de Sara Berlín de que si no es este, habrá otro que busque lo mismo que vos).
- Pensar bien las fotos que ponés. Ojalá más de una, y en las que se pueda ver qué te gusta hacer. Ojalá lo más actualizada posible, para evitar sorpresas desagradables (En la medida de lo posible… evitar las típicas fotos en el baño, solo funcionan si sos Jimena Barón o Mauro Icardi).
- Trabajar en ampliar las condiciones de posibilidad. Tinder, además de las fotos, permite poner una descripción. ¡Aprovecharlo! En el peor de los casos, sirve para romper el hielo y comenzar la conversación con algo más ingenioso. En especial a los varones les aconsejo que usen ese espacio para decir qué les gusta hacer (no poner mensajes tipo aliades feministas, resultan sospechosos). Suelen garpar las habilidades culinarias (hay una nota del Dr. Bomur muy buena que puede dar una mano en esto), o demostrar que son capaces de ser divertidos y ocurrentes. Las mujeres en general necesitamos una historia además de la foto.
- ¡No mentir con la edad! Puede parecer una buena alternativa para cautivar público más joven y menos comprometido, pero créanme que hay pocas cosas más incómodas que llevar viviendo 2 años con alguien y darte cuenta de que todo ese tiempo te mintió con la fecha de nacimiento. Supongo que lo único que debe ser peor es el esfuerzo constante durante todo ese tiempo de estar preocupado por mantener la mentira. Uno no sabe qué va a conocer, pero si aparece algo que valga la pena, puede perderlo debido a este desliz inicial, y la verdad es que no sobran las personas que valen la pena…
- Ser consientes de que en Mendoza necesariamente te vas a encontrar con conocidos (me ha pasado incluso en otras ciudades). Podés encontrarte con el marido de alguna amiga, con tu jefe o con tu ex. Hay gente a la que el tema le da vergüenza. Pero para esos casos, yo aplico una máxima: si te vieron en Tinder, es porque estaban en Tinder, y si alguien pide explicaciones, podés pedir las mismas explicaciones vos.
- Personalmente, creo que usualmente lo mejor es evitar postergar el tiempo de la salida en persona más allá de lo necesario. Hay cosas que sólo se saben al tener al otro enfrente. Me pasó que conocí un chico muy interesante, atento, inteligente y buen mozo… Hablamos largo rato todos los días por una semana, y cuando salimos, me di cuenta de que tenía la voz extremadamente aguda, lo que mató toda mi pasión. Luego salí con otro que resultó ser un hípster arrogante y después con uno que me aburría soberanamente mientras me hablaba de videojuegos sin parar. Pero un día salí a almorzar con uno que me voló la cabeza. Después del almuerzo decidimos ir a tomar un café, y como yo tenía frío me prestó un par de medias negras que no combinaban para nada con mis sandalias claras. Más tarde lo acompañé a la farmacia a comprar pastillas para el dolor de cabeza y al final me dejó en mi casa porque yo tenía un cumpleaños… pero al otro día me invitó a un velorio (¿?!), y a las 3 semanas nos mudamos juntos (sí, es el ex del anillo del que hablé más arriba).
- Por todos los medios asegurarse de que la primera salida sea en un lugar público, en caso de que las cosas se pongan raras y haya que salir corriendo (Eso no me ha pasado, pero en tiempos como los nuestros, mejor prevenir que curar).
- Iniciar las conversaciones. Muchas veces pasa que hacemos match y ninguno de los dos habla. La única forma de saber si hay material para lo que sea, es saliendo a buscarlo. Si no saluda, pues salude usted, y vea hasta dónde le lleva la conversación.
- Evitar guardar los contactos con el nombre de pila y el apellido Tinder en el celular. Tal vez solo a mí se me ocurrió que era una buena idea para diferenciarlos, pero cuando estaba cocinando en la casa de uno de los chicos que había conocido por ahí y apareció en mi teléfono un mensaje de “Guillermo Tinder” fue bastante bochornoso.
- No preguntar apellidos. En tiempos en que todos tenemos redes sociales, suele ser mejor tener cierto control sobre la información que queremos compartir con los desconocidos, y de hecho ayuda generar un poco de misterio. La imaginación siempre es amiga del enamoramiento. Pero si te preguntan directamente el nombre completo, puede ser engorroso esquivar el bulto. Hay gente que pasa el Instagram directamente en el perfil, pero es bueno dejar eso a criterio de cada uno.
- No obstante, el consejo anterior, sí preguntar las cosas importantes al principio, para hacer un uso eficiente del tiempo. Entre ellas, el estado civil, la existencia o no de hijos, el consumo o no de drogas, el equipo de fútbol, la presencia de Covid-19 en el cuerpo, la altura… (este último es clave). Son todos temas escabrosos que conviene tener claros para decidir si uno quiere avanzar con la relación o no, y es más fácil preguntarlos por chat que llevarse sorpresas después. Sé que no es bonito ser discriminado por el equipo de fútbol, pero créanme que puede ahorrar muchos dolores de cabeza.
Soy una convencida de que Tinder no significa que uno esté desesperado. Es una herramienta que amplía los círculos, y te permite conocer gente más allá de tu ambiente. Además, facilita el encantamiento, porque te permite fantasear con un montón de cosas que no sabes, y vas aprendiendo de a poco, a medida que el otro te las muestra. Sobretodo, disminuye la ansiedad, porque desde el momento en que hacés match, ya sabés que por lo menos al otro le gustó tu foto. En tiempos de aislamiento social obligatorio, en vez de saturar Netflix, Youporn o Cuevana… por qué no vivir historias propias con Tinder… y quien te dice, capaz algún día terminás escribiéndolas para el Mendolotudo.