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5 cosas de tu infancia que no debes volver a hacer

“El tiempo pasa, nos vamos poniendo tecnos”, decía Luca Prodan. Y es así. Hay un momento de nuestra vida que generamos un rechazo a crecer, no queremos caer en la cuenta de que estamos grandes, de que hemos avanzado en edad y tiempo. Entonces intentamos vernos más chicos, comenzamos a hacer deportes para rejuvenecernos físicamente, usamos ropa de adolescente, tratamos de hacer cosas que estén “de onda” y copiamos las palabras y los clishes de los pibitos… todo en vano, porque las arrugas, las canas y la experiencia no se pueden ocultar. Esto, en cierta medida, es bueno y hace bien, cuidarse físicamente, vestirse de onda y no resignarse a convertirse en un viejo choto de café peatonal.

Peeeero, hay algo que hace mal. Hace mal a la vista, a los sentidos, hace mal al alma… y es revivir ciertas cosas del pasado, cosas que antaño disfrutamos a rabiar, que nos encantaban, que nos fanatizaban al extremo. Puntualmente hay 5 cosas que recomiendo no revivir jamás, porque ya lo decía Sabina “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”. Vamos a los items y ejemplos:

Jugar Video juegos de 8 o 16 bits

Si fuiste gamer en el pasado y aún seguís con el vicio, es nocivo para la vista y el oído revivir juegos viejos pensando que te vas a divertir como de pendejo. Le conectas al LED de 47 pulgadas el Family que tenías en el placard con el cartucho lila de 1500 juegos en 1. Te vas de toque al Battle City, al Bomberman, al Ice Climber… y nada. Son un espanto, se mueven mal, se esucuchan mal y sobre todo ¡se ven mal! ¿Pero no era un tanque impresionante de la segunda guerra mundial? ¿Pero las bombas no explotaban re groso? ¿Pero no los congelaba con el A? De terror.

Ver Dibujos animados de los noventa

Te suscribiste a Netflix o aprendiste a descargar series en la compu como un campeón, lo primero que hiciste es bajar todas las temporadas de los dibus que te comías en el pasado. Las tortugas ninja, los Thundercats, los Halcones galácticos, Los Supercampeones, Heman, Mask… se ven como el ogete. Con movimientos cortados, pausados, silencios absurdos, música polifónica espantosa, diálogos vacíos… ¡cómo podías pasar horas viendo eso! Tu cerebro no logra enrocar el pasado, con el avance de la tecnología y tu crecimiento.

Ver Series de los noventa

Como los dibujitos animados no dieron resultados, decidís consumir las series del pasado que te hacían flashear mal. Pensas que algo armado con actores reales va a mantener su calidad visual, su contendió y su magia. Entonces buceas por la internet y te bajas, Mi Cuñado, Amigovios, Montaña Rusa, Grande Pa! Y varias series noventosas más. No toleras dos capítulo seguidos. Nada te causa gracia, los gags te parecen de cotillón, las minas que te gustaban te parecen guachitas horribles y desaliñadas, los malos son buenísimos, las situaciones imposibles, las producciones son de papel y los diálogos armados como político en campaña. Un espanto.

Comprar Juguetes viejos

Luego de una juntada con amigos donde se habló este tema, recordaste aquellos juguetes que de chico te volvían loco, aquellos que con el tiempo y el uso destruiste o se los regalaste a un primito más chico. Tenes una moneda y sos un crack comprando online, así que decidís armarte la colección completa de tus juguetes favoritos. Muñecos articulados, autitos de colección, robots tremendos, dinosaurios asesinos… juguetes que te hacían soñar o tener pesadillas por su calidad y su semejanza con la realidad. El Rambo vestido de civil era idéntico a un tipo real, pasaba horas jugando en él. Te metes en internet y encontras un Mexicano que vende la colección… la garpas en dólares. Cuando te llega a tu casa comparas expectativa e idealización con realidad y es como esas citas tentadas por fotos cintura para arriba que al llegar te cobran sorpresas toneleras hacia abajo. Son un espanto. Cuerpos desproporcionados, articulaciones duras, rostros absurdos…

Comer comidas de la primaria

Un día cometes la abominación de buscar incansablemente aquellas cosas que te hacían estallar el sentido del gusto de pendejo. Recorres barrios y cuadras hasta que encontras ese quiosco de cuarta que aún vende gallinitas, pastillas, fizz, flyn paff, chicles Bomky, o ese cotillón de barrio que fabrica chizitos caseros como en los noventa. Compras juguitos congelados en un envase que parece una pelota de fútbol, el chupete de caramelo o el paraguitas de chocolate. Todo te parece un asco, híper dulce, empalagoso… una porquería.

En fin… hay cosas que es mejor dejarlas en el baúl de los recuerdos, que bien guardadas están ahí, cumplieron su función y es hora de evolucionar en la vida. Dentro de 20 años cuando quieras recordar tu juventud, jugando al GTA, viendo Breaking Bad o comprando muñecos de Max Steel, también te va a parecer que eras un idiota en coparte con estas cosas. Y a modo de moraleja pienso…. «lo único que no pasará de moda jamás es la buena música»

¿Vos de qué otras te acordas que es mejor no revivir?

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