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Catorce ítems para ser una verdadera feminista

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Vale aclarar que somos feministas y no feminazis, como insisten en llamarnos los ignorantes que no estudian las corrientes del feminismo, y aún así osan opinar.

Si querés ser una verdadera guerrera feminista, debes seguir estos ítems y con ellos tirar por la borda todos tus encantos de mujer, que lo único que hacen es quitarte poder que tanto necesitas:

1. No a la feminidad.

Una feminista no puede ser femenina bajo ningún punto de vista. La feminidad es la característica por excelencia de las sumisas y débiles. Ya lo dijo Betty Friedan: “Es un obstáculo para nuestro intelecto y para nuestra participación activa en la sociedad. Además de causar soledad, depresión y otros cuadros médicos calificados como típicamente femeninos”.

2. Usar un léxico con una dosis elevada de vulgaridades.

Mientras más groserías onda camionero digas, mucho mejor. Una feminista debe ser ruda, tiene que insultar a lo grande, escupir si lo desea, y rascarse la entrepierna en público si le da la gana… La idea es ganarles a los hombres en todo, incluso si de groserías se trata. Si ellos son rudos, nosotras también, si no, no hay igualdad.

3. No a la belleza.

Si sos linda, cuidas de tu cuerpo y tu aspecto, no sos bienvenida al club. Una feminista debe mostrarse descuidada. No vamos a permitir que nos impongan estándares de belleza inventados por el macho. Acá las únicas que imponemos un estereotipo, somos nosotras, y es el de la mujer real. “La imagen de una gorda es vital para el feminismo y para la industria Body Positivity”, dice con orgullo nuestra compañera feminista y modelo de 118 kilos, Hayley Mandel. Ayudemos a aquellas mujeres que lucen bellas y saludables, a dejar de ser esclavas sometidas por estándares de belleza irreales. ¿La salud? ¡Qué nos importa!

4. Cogete a todos y todas.

Vivir una verdadera liberación sexual femenina, es acostarte con tod@s los que quieras, mientras más, mejor. Ah, y no olvides de contarlo a gritos para que te escuchen en la Quiaca. La discreción y el misterio también forman parte de la sumisión. Una feminista jamás se calla, incluso hasta para ventilar su intimidad. Anuncialo hasta en las redes sociales, así todos se enteran de que sos una mujer libre, que disfruta a pleno de la vida y de su sexualidad, y feliz de haber logrado una imagen tan positiva como la tiene el hombre en la sociedad. ¡Eso es igualdad!

5. Debes erradicar el acoso y toda cultura machista.

No aceptes ninguna amabilidad por parte de los hombres, son formas inadmisibles de micromachismo que atentan nuestra dignidad. No queremos que nos cedan el paso, ni que nos ayuden a cargar bolsas, ni que nos abran la puerta del auto, ni llenarnos una copa, ni que nos presten su abrigo. Mucho menos que nos inviten y paguen la cuenta. Si te dejas invitar significa que estás obligada a entregar tu cuerpo aunque no lo desees, ya no puedes negarte a una invitación íntima, porque la mujer que acepta ser invitada, ya no es dueña de decir que “no” a todo aquello que le propongan. Sábelo: el hombre que te invita, ¡ES PORQUE SÓLO TE QUIERE COGER!

6. Libro obligatorio

SCUM MANIFESTO de Valerie Solanas.

7. Utiliza lenguaje inclusivo.

Escribe “x” o “@” para referirte a ambos sexos y pronuncialas como una “e”. Eso no es ser absurda, es hacerte valer.

8. Sí al Tetazo.

¡Las verdaderas feministas protestan en tetas, carajo! Si no sos capaz de pelar remera y corpiño, entonces no podés defender tu libertad individual ni tus derechos. No importa hacer el ridículo, la sociedad tiene que entender que da igual tetas femeninas que pechos masculinos. Debemos gozar de los mismos privilegios de los hombres. No olvides: ¡Somos el símbolo de la libertad!

9. Odia a todos los hombres y en especial a las mujeres que no compartan nuestros ideales y estén en contra de nuestro modo de lucha.

10. ¿Luchar por cosas importantes?

Esteee… no. Eso se lo dejamos a las feministas racionales. Nosotras nos encargamos de la “violencia suave”, la casi imperceptible, pero de igual manera inaceptable.

11. No permitas que te condenen a la infeliz tarea del cuidado de tus hijos.

Vos tenés cosas más importantes que hacer. Eso de que “están mejor y más felices con su madre”, es otro de los tantos mandatos patriarcales.

12. Ser seductora, sexy, sensual y erótica, tampoco nos interesa.

Son características impuestas por el hombre para cosificarnos y poder regodearse con nuestros cuerpos. Nosotras somos atractivas siendo auténticas y “reales”, sin maquillarnos, sin peinarnos, con nuestro flequillo cortado onda hachazo, sin perfumarnos, sin depilarnos, siendo vulgares y groseras y con nuestros gestos de amargadas plasmados en la cara. ¿Y si no nos miran? Les hacemos un Tetazo por discriminación y por ser unos imbéciles que sólo miran a tontas absurdas que cuidan de su aspecto, sometidas al retrógrado patriarca opresor.

13. Contribuye a la evolución de nuestro país y el respeto mutuo.

Inculcale a tus hijas, desde pequeñas, estas normas, a fin de que las nuevas generaciones sean lo más parecido a los varones, y gocen de los derechos a la equidad e igualdad que tantos Tetazos nos habrán costado.

14. Recordar siempre esta premisa

“Por más que odiemos al hombre, debemos imitarlo”, aunque en ello se nos vaya la vida… y también nuestros encantos de mujer.

Escrito por Lore para la sección:

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