/Cita con una sadomasoquista (todo lo que no fue)

Cita con una sadomasoquista (todo lo que no fue)

Aburrido de Facebook y What’s app me descargué una aplicación, utilizada mayormente por violadores y pedófilos, llamada We chat, solo por curiosidad. Los primeros días lo único que encontré fue gente desesperada por algún culo. Nada sorpresivo

Todos los días revisaba a la gente que estaba conectada para ver si por las dudas, apareciera alguien que no tuviera quince acentos en su nombre.

Después de días sin nada, decidí eliminar la aplicación de mierda pero antes revisé por última vez. Cuando me puse a mirar vi una cara nueva que parecía ser alguien normal, pongámosle un nombre: Alejandra. ¡Al fin!

Le hablé, y resultó ser buena onda la piba. Después de unos días de charla, me gustó todo de ella, una mina linda, laburante, graciosa y soltera… Eso fue lo que más me gustó.

Un día la charla se fue por las ramas y terminamos hablando de sexo, aunque me dio vergüenza le confesé que era virgen, supongo que en su casa se re cagó de risa pero no lo escribió. Por suerte. Algo inesperado fue cuando le pregunté sobre sus gustos y me dijo que era sadomasoquista. Wow. Me dio vuelta la cabeza, nunca se me cruzó por la mente conocer a alguien así. Cincuenta sombras de Grey era mi próximo libro a leer.

Dos meses después de muchas charlas, la invité a salir al otro día a la noche, dijo que sí. Eran las 20:45 y estaba en el lugar de encuentro, ella debía llegar en 15 minutos pero sólo por si acaso llegué antes. Pasó media hora y no llegaba, empecé a ponerme nervioso y  a pensar que me había dejado plantado. ¡Que hija de puta, todas las mujeres son iguales! ¿Para qué la invité a salir?

El enojo se me fue a la mierda cuando la vi cruzando la calle, tenía puesta una campera negra, abajo una musculosa roja y pantalones negros, sus ojos estaban maquillados con sombra negra. Demasiado color negro. No paraba de imaginarla atada en una cama, vestida de cuero o incluso con un látigo. ¿Será dominante o sumisa?

Llegamos al lugar, parecía que estaba acostumbrada a los encuentros con desconocidos, yo al contrario estaba como loco con mis manos temblando pensando en que terminaría esa noche. Tenía en mente tantas cosas, cada vez que abría su bolso miraba esperando ver unas esposas o algún juguete que se hubiera atrevido a llevar. Puta madre ¡abrí más el bolso!

Cuando se sacó la campera en el antebrazo tenía manchitas circulares. ¡Cristo! Esas son quemaduras de cigarrillo

– ¿Qué te pasó ahí?

– ¿Acá? Nada. Sonríe como si fuera una historia graciosa para contar

¡Son quemaduras!                               

– ¿Estás bien?

– Sí ¿Qué pizza pedimos?

¡Que rápido cambias el tema! No insistí preguntando, quizás porque no quería saber realmente.

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Me pareció una persona un poco fría, y poco demostrativa, todo sobre ella me parecía un enigma, tenía tantas preguntas como: ¿Qué la llevó a practicar el sadomasoquismo?, ¿Fue por algo en particular?, ¿Por qué le gustaba recibir o infligir dolor?, ¿Quién la llevó a ese mundo?, si ¿Actualmente tenía un sumiso o un dominante? Con tantas preguntas ya parecía periodista.

Terminamos de comer y me ofrecí a llevarla a dar una vuelta…

– ¿Te llevo a tu casa o vamos a dar una vuelta?

– ¿A dónde?

– Te va a gustar. Tranquila no soy un violador

Levantó una ceja de duda pero no dijo nada, lo tomé como un si. La llevé a un lugarcito donde se puede ver las luces nocturnas de Mendoza. Me estaba diciendo algo pero no escuché, me distrajeron esos labios carnosos, no aguanté más y le di un beso. Oh dios…

Cuando abrí los ojos me estaba mirando fijo, no veía ninguna señal en la cara ni de agrado ni de desagrado. Y antes de pensar más, mis manos agarran su cabeza, choco mis labios con los suyos y mi lengua acaricia la suya… Esa boca realmente me distrae

Si creyeron que esa noche terminó con cadenas, látigos o fustas, no pasó nada de eso.

La llevé a su casa y cuando iba a besarla para despedirme corrió la cara ¡¿Qué pasó?! ¿Y por qué se ríe? ¿Fue un chiste?

Sin embargo al otro día, decidí omitir el “no beso”. Ya me imaginaba que nos habíamos conectado y que quizás había hecho eso para no parecer una mina fácil.

Le envié uno, dos y tres mensajes, no había respuesta. Enojado le pregunté que le pasaba, seguía sin responder.

Esperé un día más para volver a preguntar qué carajo pasaba, hasta que al fin respondió:

“Pareces buena persona, haceme caso y olvídate de mí”. ¿Y eso que significa?

Hasta hoy no entiendo qué pasó, solo sé que conocí a una chica que a mi parecer estaba herida, es difícil de explicar pero es lo que sentí. Supongo que no se puede arreglar lo que está roto.

Escrito por Dani para la sección

 

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