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Cómo sobreviví al Mendotaku

Como agudo y sagaz observador que soy, cada esquina, árbol y rincón de este pueblo es una oportunidad para descular una nota. Claro que si llevase este don a la práctica, sería rico y muy famoso, pero el onanismo mental me puede, me puede, me hace una llave Nelson y me deja tumbado boca arriba, me gana por afano. El onanismo me…ya  vuelvo, esperen.

Oooora sí: Ante la voz alegre y prístina de mis vástagos de : “llevanos al Mendotaku, fósil, dale, copate”, no tuve más remedio que encarar a esa especie de  caldo irreconocible de humanos que no pasaron el primer control de calidad y se convocaron por miles bajo la consigna de mostrarse ante sus congéneres de la forma más exótica posible y ejercitar un idioma que, usado en la vía pública los haría merecedores de una suite mullida en el Pereyra. (Y un ambiente en el cual, yo vendría a sentirme como Hello Kitty en un concierto de Rammstein, ponele.  Ideal para una nota objetiva, por otra parte.) Los puntos que pude garabatear en ese carrusel alucinógeno de color, sudor, lenguaje plagado de vocablos raros y bombardeo visual, fueron los siguientes:

Mamáaaa, donde está el baño...

La cola de entrada: más de 6 cuadras de gente cocinándose al sol de los 37ºc reinantes al mediodía. Una hora y media para entrar. Imagínense una horda vestida con capas de terciopelo, botas de cuero, cascos, máscaras de goma, espadas gigantes de plástico en mano, alas de cartón en la espalda, maquillajes afanados del camarín de Tim Burton, armaduras de tergopol y tela, pelucas de colores; todas ellas asándose  bajo el solazo impiadoso mendocino. Estos chicos sí que están preparados para el holocausto del fin del mundo.

Lo curioso: ni una queja, nada de bardo en la fila. Todo era alegría y buena onda, mientras el olor a cementerio apache iba in crescendo. Un par se colaban cada tanto y ni medio drama. Y ese  parloteo constante ininteligible del tipo: “Durarara tocapoto”, “opening ending Dokuro chan”, “Shinriaku SAO soplamoco” y cosas así. Un delirio.

El evento en sí:  stands de cómics de todo tipo, literalmente tomados por asalto por grupetes de adolescentes frikis que toqueteaban todo el material, mirados con una mezcla de lástima y fastidio por los que atendían. Otros puestos donde vendían posters, videos, ropa (del vestuario de Tim Burton, claro)y hasta uno de armas japonesas: shurikems, katanas, dagas cortas, manoplas. Pude

¿Mucha cola allá afuera, flaco?

constatar que las armas blancas carecían de filo; está bien que son tranquis los pibes, pero también están de la azotea, viste. El que vendía las armas se parecía al tipo de God of War. Uno se puso a tirar mandobles con una katana en medio del salón y todos se reían, actitud que en el mundo occidental, los llevaría presos al instante.

Pantallas de juegos, stands de comida japonesa de sabor asqueroso, atendido por una norteña que se hacía pasar por oriental, concurso de PES y Blur en el 1º piso, videos AMV y concurso en la otra sala, en la cual me refugié un buen rato porque tiene AA, una banda que tocaba muy bien ¡la música de las series de animé! ¡Cuánto talento al pedo, lpm! Después vino una mina mexicana que le hace las voces a personajes de animé para Latinoamérica, que los hizo delirar a todos cuando las hacía, pero de eso no entendí ni jota.

Llamé a la perrera municipal, pero como no pudieron ponerle el lazo, se fueron…

Lo curioso: la actividad favorita era sacarse fotos con los disfrazados, aún no le encuentro razón a esto. Otra: todo el mundo circulaba como haciendo algo, pero si seguías a uno en particular, te dabas cuenta que era como un hámster en un laberinto. No hacía una goma. Me llamó la atención la soltura y desenfado de los pibes para graznar (sí, literalmente) canciones en el karaoke, y para desfilar (sí, con poses de Valeria Mazza y todo), ante el público, en el concurso de cosplay, mostrando una evidente falta de conciencia de sí mismo y de su entorno. Lo curioso II : un pibe grandote vestido con armadura, espada de verdad y con un cañón de cartón pintado en el brazo, me empujó sin querer, giró y me dijo muy educadamente :“disculpe, don”. Todos, todos muy amables y considerados. La humanidad no está definitivamente perdida. (Eso sí, el tufo creciente a morgue sin refrigeración en el salón me hizo revivir las mejores épocas de mi estadía en Almafuerte)

Muchos personajes de "muertos vivos" o zombies

Reflexiones finales:  Si los japoneses  ortodoxos y tradicionales , supieran de estas movidas, regarían con napalm la zona ,embargados por  la desazón. Es como si en una feria argentina en Japón, vendiesen exclusivamente videojuegos  de Bailando por un Ñosue, e hiciesen karaoke y pasasen videos musicales solamente de wachiturros y cumbia villera, y vendiesen las historietas de Nik, e hiciesen concursos de bachata y lambada para dummies, porque acá también está todo mezclado. Salvando las enormes distancias, claro. Por otro lado, si ésta es la generación que nos va a gobernar cuando yo esté en un asilo… ¿alguien me presta una katana para hacerme un harakiri?

PD: Gracias a los muchachos de Akai Chou que generan estas cosas tan novedosas y divertidas, en este páramo de aburrimiento conservador. (Y de paso,  mi hija volvió a casa con un premio de 2º puesto en el concurso de videos AMV;  lerolero). De paso les dejo la fotito de uno de los disfraces que más me impactó.

Todos integrados, muertos , además de negras y viejas.

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