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Diario de un garca de poca monta

1969: Hola, me llamo Eddie y soy un garca. Claro que todavía no lo sé, porque soy un niño aún, me estoy gestando. Soy el menor de 3 hermanos, y aunque vivo en una familia humilde, sé que mi destino es la gloria. Tengo una mente privilegiada, soy lindo y además soy muy especial. Mi familia lo sabe y por ello me cuida.

 Mi padre trabaja como un burro en un camión.  Mi madre todo el tiempo está en casa, haciendo ricas comidas con poco y logrando que la ropa dure eternamente y parezca siempre nueva. Mi hermano mayor estudia y trabaja para ayudar en casa con una parte del sueldo. Pero yo no nací para trabajar así, como un animal, yo debo prepararme para la gloria y por ello soy muy exigente. Cuando mi madre hace algo mal se lo hago saber, le doy ideas fantásticas para que las cosas estén mejor, y ella agradecida me dice que soy genial. No debo descuidarme ni un segundo, en cualquier momento alguien me descubrirá y mi vida cambiará rotundamente.

1979: Terminé el secundario, y me di cuenta que lo mío es el arte. La actuación es mi vida, lo hago fantásticamente bien según mi novia (también actriz), y mi familia explota de orgullo y emoción cada vez que les cuento lo cerca que estoy del éxito. Obvio que va a ser difícil, mis compañeros me envidian, no me eligen para los mejores papeles porque saben que en cuanto me vean… voy a llegar tan lejos, a Bs As o quizá a Hollywood. Lo sé, lo siento, lo presiento. Por supuesto por ahora debo seguir en casa y pidiendo plata, pero nos casaremos en cuanto podamos. Mi hermano ha prometido conseguirme un trabajo en el Ministerio de Cultura. Otra oportunidad para brillar… con una carrera política no me será difícil escalar, ¡con los boludos que hay trabajando!

1985: Estoy casado y sigo con lo mío. Estamos con un grupo de titiriteros, soy tan bueno que me aplauden a rabiar, esos niños que aunque no me gustan, saben apreciar mi arte. Mi mujer quiere hijos, pero yo no, desgraciadamente no puedo dedicarme a una vida normal de hombre de familia cansado y lleno de problemas. Los hijos que los críen los giles que quieran marcar tarjeta toda su vida, yo estoy consagrado al arte, a mí, al diamante en bruto que soy.

Pero no todo es color de rosa. Mi padre falleció intempestivamente. Mi madre y hermana quedaron solas y desprotegidas, sólo a merced del kiosco familiar. Y yo, he quedado sin ayuda financiera. Sólo el auto pudimos vender… ¿Para eso se es padre? ¿Para dejar a tu familia en la miseria? En mi matrimonio las cosas no van muy bien, mi mujer ya no me mira como antes, ya no piensa que todo lo que digo es fantástico. La traidora me quiere aburguesar, y no se lo voy a permitir. Por suerte en el ministerio de cultura conocí a una mujer que sí cree en mí. Ella apenas me conoció supo lo que realmente soy debajo de este titiritero casado. El matrimonio no fue una buena elección.

1989: Mi vida ha mejorado, y aunque todavía no he saltado a la fama, creo que voy por buen camino. Me junté con Marcela, una mujer interesante, una artista de verdad, muy reconocida, con muchos amigos influyentes. Y ahí me di cuenta que lo mío es el arte plástico. Juntos trabajamos codo a codo, ella me enseña sus secretos, yo aprendo tan rápido que no puedo menos que pensar que nací para esto. Renuncié al ministerio y ella me siguió; son gente tan chata, tan básica, no escuchaban mis innovadoras ideas. No sabrían reconocer a Gaudí si lo tuvieran enfrente.

En fin, que casi podría decir que soy feliz. Así como ella me enseñó todo lo que sabe, yo le enseño a ella cómo hacer las cosas de modo sencillo, con buen gusto; por ejemplo, cómo apretar la pasta dental, cómo tender la cama, cómo cocinar los bifes de modo que queden correctamente cocidos. Alquilamos una casa vieja que  remodelamos entre los dos. Es un monumento a nuestro espíritu artístico y cósmico. Estoy conectado a niveles superiores de conciencia con el universo, que me muestra mi destino, mi destino de grandeza.

1996: He incursionado en el arte de la literatura. Me sorprende mi versatilidad artística, pero eso es señal de mi genialidad. No es que sea agrandado, sólo es lo que produzco en lo demás. Los cuentos que escribí son maravillosos, no lo digo yo; lo dice Marcela. Con los personajes que yo creé ella se inspiró para hacer una muestra de sus esculturas. Somos invencibles. Ella agradece cada minuto que estoy a su lado, soy una inagotable fuente de inspiración. Sus obras de arte llevan el nombre de los dos. De vez en cuando me encuentro con mi ex y la saludo con un pico, M me entiende porque el amor va más allá de las formalidades. Mamá estuvo muy enferma y murió hace poco, me hubiera gustado estar más con ella, pero los enfermos me dan impresión y los hospitales fobia, me lleno de energía negativa. Por lo menos ahora podremos vender esa casa vieja, y yo podré comprar la mía propia. Pero mi hermano se opone porque la holgazana de mi hermana  quedaría en la calle. Accedí a recibir la mitad de lo que me corresponde: creo que soy demasiado bueno.

2002: El universo nuevamente me envía experiencias cósmicas. Conocí a una mujer hermosa no sólo por dentro sino también por fuera. Una mujer refinada, bien vestida, bien tuneada, no como Marcela; que andaba siempre de jeans y zapatillas y despeinada. Y buena, me hizo decirle la verdad a M, antes de comenzar una relación seria con ella. Fue difícil, pero M tuvo que entender que yo merezco lo mejor, que la vida es cambio y renovación; hizo las maletas y se fue para no volver. Vendimos la casa y me fui a vivir a la quinta sección con Gabriela. Otro mundo de gente bien, una mejor oportunidad para mi carrera de novelista. El inconveniente es que tiene hijos adolescentes, pero yo la amo y nos vamos a llevar bien.

2003: Esos chicos no saben comportarse, necesitan alguien que los guíe, pero no me escuchan. No respetan mis necesidades de silencio, no se dan cuenta que esta casa es mía también, y que yo debo poner orden.  Le aconsejé a G que los pusiera en su lugar, le aconsejé que echara a esa empleada que lleva años en la familia y como crió a los nenes se cree que puede desobedecer mis órdenes. Yo sigo trabajando duro en la computadora, leyendo y esperando que la inspiración llegue para la que será mi obra maestra. Pero se me hace difícil con los chicos en la casa, con la empleada inútil, con G que quiere que yo trabaje en alguna tontería. Es increíble cómo las mujeres al principio aman mis poemas, mis ideas de cómo es la vida; pero luego pretenden que deje mi vocación y mi futuro de lado y me aburguese.

2007: Estoy en Puerto Rico. Me vine a presentar mi obra de teatro aquí, porque de pronto comprendí que nadie es profeta en su tierra. Luego de un tiempo de remarla y remarla, entendí una cruda realidad: nadie es profeta en su tiempo. Es decir, que mis obras recién serán apreciadas cuando sea un viejo o cuando esté muerto. Mi socio volvió a Mendoza porque extrañaba a su familia… otra muestra de lo bien que hice en no tener una. Aquí la gente es muy aplastada y poco culta: es sólo cuestión de tiempo para que el dinero venga solo, el primer negocio que ponga va a descollar por originalidad y buen gusto. Por ahora vivo con unos amigos que me hice aquí.

2008: En este lugar de mierda nadie sabe apreciar lo que es bueno. He descubierto que soy un chef de la puta madre, les hago tartas y tortillas a mis amigos que se chupan los dedos y me piden siempre que cocine yo. Pero no es lo mío ser empleado 13 hs en una cocina. Y nadie me ayuda para tener mi negocio propio, son unos tarados, no saben ver la guita donde la hay. Me puse de novio con una lugareña 20 años más chica. No es nada del otro mundo, pero no consigo dónde vivir. Creo que voy a volver a Mendoza, ahí tengo la casa de mis viejos, o sea mía. Y mi hermano me va a dar una mano para volver.

2010: Ya no soporto vivir con mi hermana. Es vieja, es chota, limpia mal y hace de comer horrible. Pretende que sea su chofer y la lleve al hospital, todo el día quejándose de dolores. Encima mi sobrino ocupa el departamento de atrás (que hizo mi hermano) y no me pasa un mango. Esto no puede seguir así, así que hablé con mi hermano  y él me prometió prestarme plata para hacerme un departamentito en el patio. Volví con mi novia de cuando era chico, y aunque su familia me odia porque me regaló un autito, ella agradece al cielo haberme encontrado de nuevo. Y la verdad, es como un milagro que esté con ella, ¡con las minas que yo tuve!

2011: Mi hermana falleció, y mi sobrino se pasó a la casa con su familia. Ahora tenemos la mitad cada uno, pero no es justo tener la mitad de atrás: es mi casa. Le he hecho varias maldades para que se vaya, pero no hay caso. No sirve maltratar al perro mugriento que tienen, robarle la parrilla, rayarle la puerta, cortarle la reja con una amoladora, cortarle el gas, revolear todo lo de ellos que encuentro a mi paso, esperando una sola puteada para denunciarlo a la policía. Él decidió no darme bola, no hablarme. La última vez que me habló me avisó que mi hermana estaba en el quirófano y quizá no saldría de ahí, y si salía había que ponerse de acuerdo para cuidarla; yo le expliqué que ya me lo imaginaba pero que no contaran conmigo. En el entierro, que pagó mi hermano porque yo plata no tengo, cuando no ayudé a levantar el cajón porque me dolía la pierna; me miró como si fuera una cucaracha. Vamos a ver quién es la cucaracha.

2012: Mi sobrino y su familia murieron por intoxicación con monóxido de carbono. Mi hermano está destrozado, pero accedió a prestarme unos mangos para unir los dos departamentos. Mi novia me aconsejó que retire los cartones que puse en las ventilaciones que daban a mi patio, por las dudas de que algún policía malintencionado piense que por dos cartoncitos pintados soy un asesino, ¡lo que faltaba! Igual uno de ellos estuvo mirando los restos del pegote que quedaron en la pared, pero anotó dos tonteras en una libreta y se fue. Las cosas pasan, es así. El universo sabe abrirme camino. Ahora la casa es enorme, y es mía. Quizá la venda y me vaya a Italia a mostrar los carteles en madera que estoy haciendo, que son un caño. Ahora sí voy a triunfar…

Fuente de la imagen:
www.portalplanetasedna.com.ar

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