/¿Es un mito que las mujeres somos histéricas?

¿Es un mito que las mujeres somos histéricas?

Ayer planteándome los conocimientos escasos de derecho, y mi ingreso a la universidad de Cuyo, me di cuenta que lo mío no es derecho si no escribir para personas. Tengo la extraña sensación de que algo me está saliendo mal, y todo es gracias a Twitter y los putos y depresivos estados.

“La vida es dura”, puso una pelotuda que ni si quiera sé por qué carajo la sigo. ¿De verdad es dura? no me vallas a decir, estoy estudiando desde las 4 am, ¿y vos consideras que tu vida es dura? Duro es un fin de semana sin un cuerpo necesitado esperando por otro cuerpo necesitado. Ayer mi cuerpo fijo me mandó un mensaje: ¿Vamos a hacer el amor a la finca? Yo me pregunto, si alguna vez en la puta vida alguien ha accedido a ir. O por lo menos una mina, ¡qué falta de chamuyo hermano! Analicemos: “vamos a hacer el amor (…)” Primero y primordial, no hago el amor, tengo sexo desenfrenado con un estúpido como vos, y solo lo hago si:

1°. Estoy demasiado ebria como para verte con ojos cariñosos

2°. No tengo en qué carajo volverme de un boliche

3°. Si mis niveles de estrógenos necesitan un control de testosterona pura.

Sigamos analizando: “(…) a la finca?” Primero, me  reserve mi comentario de preguntarle si tenía plata para llevarme a un telo, mínimo  pero luego pensé que eso podría espantarlo, y crear en mí un vacío sexual. Entonces debería volver a empezar con otro, y ni da, os ea, es un ahorramiento de trámite. Donde yo vivo, hay un solo telo y está a 20 kilómetros, osea que tenes que tener auto. La “finca” está a 800 kilómetros  bien en la loma del ojete. No entiendo el razonamiento de este pibe, es más económico el telo, y encima más práctico. Entras a los bifes, y salís fumándote un pucho como toda una campeona. En cambio si vas a una finca, se pone más romántica la cosa, hay más cruce de palabras, y todo eso que en verdad me aterroriza.

En fin: mi respuesta en definitiva fue “Ay negro, ¡discúlpame pero tengo que estudiar! Lo dejamos para el finde que viene ¿te parece?” Respuesta de él: “¡sos fría pendeja! (me lleva como 10 años), ya había preparado todo para pasar la noche allá”.

No lo puedo creer. Entonces tuve que replantearme mi duda existencial si ir y ponerme hasta la verga con él, o quedarme en mi casa con mi pijama hiper sexy y mis pantuflas cual oso amputado de pie, y dije: “Vamos a ver qué pasa”. ¿Qué paso? déjenme decirles que fue una cena romántica  donde tomamos vino, y garchamos hasta que la argolla no me dejo más remedio que pedirle que parara en el 5to polvo.

Ya viene la mejor parte, una vez en pedo y satisfecha sexualmente, le pregunte que mierda se le pasó por la cabeza cuando me escribió (y si, fue en ese momento donde quería salir corriendo en pelotas). Me dijo: “Es que sentí una cosita, de mandarte algo, creo que te extrañe”. ¿¿¿Cositaaa????? ¡Cosita es lo que tenes entre las gambas mi amor!, no es un sentimiento, ¡déjate de joder, vestite y llévame a mi casa! pensé. Me quede callada, me termine el pucho, me di vuelta y me dormí.

Lo quería asesinar, pero era medio obvio, además mi material genético estaba por toda la casa, no podía. En fin, a la mañana (después del mañanero obviamente) le tuve que decir: “Mira me parece que esto ya fue, se está yendo al carajo, y yo tengo otras prioridades”. Llegue a mi casa, un poco avergonzada, porque no cruzamos ni una maldita palabra, en todo el camino, y cuando entre, y mire mi celular, me escribió: “Sin sentimientos, pero no lo dejemos acá”. ¡¡El mensaje más esperado!! No le conteste obviamente, porque tenía que bañarme.

Cuando salí de bañarme y mire mi celular tenía 12 llamadas perdidas, 3 mensajes de vos, y 15 pin, que decían en fin: “Sos una pendeja. Me usaste. Te odio. BLA BLA BLA”. Me morí de risa, le conteste que era un histérico, y me fui a dormir. Mi pregunta: ¿Es un mito que las mujeres somos histéricas? tendré una investigación a fondo.

Escrito por Samantha para la sección:

ETIQUETAS: