Hace dos mil años que nació un tal Jesucristo, tipo macanudo que trascendido, trajo un simple mensaje “ámense los unos a los otros como yo los amo”. La iglesia pasó esto en limpio utilizando un libro llamado “Nuevo testamento”, donde hay de todo menos amor al prójimo, excepto que éste acepte con ojos ciegos lo que dice el libro. Comienzo como siempre con un contexto histórico porque es la única forma de entender los 2000 años de la compañía multinacional más grande del mundo: La Iglesia.
Ahora sabemos que esta compañía no solo se quedó con su proselitismo fanático, sino que también fue a por los Estados. La inquisición en Europa no fue más que una dictadura con torturas, pero en vez de matar por pensamientos políticos, se mataba por poner en duda los DOGMAS de la iglesia, si dije DOGMAS. ¿Qué es un dogma? según mi educación católica (fui a un colegio administrado por monjas) un dogma es un suceso que solo puede explicarse por medio de la fe, básicamente “nos quedamos sin explicaciones y solo podemos apuntar a tu ceguera”. Claro que a mucha gente no le cabe este tema de los dogmas y comienza a preguntar cosas como, “¿por qué nos da educación sexual gente que tiene voto de celibato?, ¿por qué nos hablan de la familia perfecta cuando ellos no forman familias como las que adoctrinan?, ¿por qué se cubren entre ellos cuando estadísticamente el 2% de los curas son pedófilos?”, si dije estadísticamente porque se generó un patrón de abusos y violaciones. Y podría seguir sin parar, porque después de dos mil años se están acabando las mentiras y no sirve más el cuento de la biblia, el infierno, el pecado y los sacramentos.
Volviendo al contexto de la nota, arribamos a la Argentina, un país que elaboró su constitución diciendo que es un estado Católico. ¡Bravo! lo lograron de nuevo, no pagan impuestos sobre el diezmo y tienen acceso a los sectores más vulnerables de la sociedad generados por la derecha conservadora que ellos apoyan, porque si no hubiesen pobres, la iglesia no sería más grande que una secta cualquiera y no tendría más poder que un comedero de barrio que hace trabajo social. Entonces se preguntarán ¿por qué no hacen eso? Darle de comer a los pobres es un acto de amor como dijo Jesús, pero es un acto de amor poco redituable y alguien tiene que pagar los lujos, propiedades, convenciones, y pequeños gustos que se da la iglesia en este país y en, ¡oh casualidad!, todos los países tercermundistas de Latinoamérica.
En países donde la gente piensa fuera de los dogmas la iglesia dejó de tener poder hace rato, solamente aquel que quiera vivir bajo sus normas es libre de hacerlo, el resto pertenece a un Estado laico donde las decisiones que toma el mismo no están condicionadas por un par de hombres con hábitos, machistas y conservadores que lo único que buscan es que su empresa siga existiendo en el tiempo sin importar cuánta gente queda en el camino.
Tuve educación católica, familia católica y tomé los sacramentos que me dijeron que tenía que tomar, hoy me doy cuenta que lo único que cuenta es este mensaje “ámense unos a los otros como yo los amo”, no importa si sos gay, si abortas, si te divorcias, incluso no importa si no tenes la misma fe que yo, porque eso significa amar, aceptar.
Apoyemos el estado laico y avancemos como sociedad, pensemos un poco y vamos a ver que se hace insostenible la mentira y el relato que funcionó cuando la gente no tenía acceso a la información.
Seamos la generación que prefiere un estado laico a un estado sádico.
¿Y vos qué preferís?
Escrito por Alan Guillermon para la sección: