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Fin de semana con las novias

Cada vez que nos juntamos con mi grupo de amigos a comer un asadito o a tomar un drink, terminamos en el tema recurrente de que tendríamos que armar algo pronto con nuestras novias para el finde. Siempre organizamos movidas para rajarnos a Potrerillos, San Rafael, algún centro de ski e inclusive una escapadita a Chile de tanto en tanto. Es la mejor excusa para poder estar todo el finde con los pibes cagándote de risa, jugando a las cartas, chupando como condenado y comiendo 4 asados en 2 días, sin que tu novia te rompa las pelotas.

Ni bien llegás al punto de destino para pasar el weekend vacacional, ya queda establecido implícitamente que las novias (aunque varias no se puedan ni ver) van a tener que compartir más tiempo entre ellas, que con sus –otrora príncipes azules- devenidos en gordos desaliñados y desteñidos.

Los pibes por el contrario, durante el viaje en auto ya se programaron para el fobal que se van a jugar, o la salida en bici, o las cartas o las pistas… Ni bien llegan, es como si depositaran a sus novias en un corralito especialmente diseñado para ellas, mientras nosotros nos vamos a hacer el asado, nos chupamos y nos metemos a la pile, etc.

Y arranca el finde… empezás bajando los bolsos y las compras del Súper, para darte cuenta inmediatamente de que, como siempre, te olvidaste las sábanas o las toallas, o los calzoncillos, o la sal entrefina (parrillera), o las verduras… cosas que no son esenciales… Eso sí las remeras nuevas y el Fernet nunca nadie se los olvida.

Los pibes enfilan automáticamente todos juntitos y rapidito hacia la parrilla, con un par de tintos ya descorchados (con una cortapluma, porque el destapador también se lo olvidaron y no encuentran el de la cabaña) Se llevan el huevito (mote cariñoso y familiar para denominar al radiograbador) y ponen Los Redondos mientras se van armando las parejitas para el “Sexto” y viendo como se sientan para gastar al rival del “Punta y Hacha”, mientras de fondo empieza a arder el primer fueguito.

El otro fueguito que va ardiendo es el de las chicas, allá adentro mientras vacían las bolsas del súper, se miran entre ellas y van planeando como será el fin de semana con “las otras” y como van a hacer para imponerse sobre las demás.

Obviamente están las 3 “culo y calzón” que si bien se conocieron por ser novias de “los chicos”, ya llevan 2 ó 3 años y se adoran y se cuentan todo y se juntan ellas solas y les encanta crear ese tipo de mini logia secreta entre ellas para que no puedan entrar las demás, ni entender de qué hablan.

Otro tipo de espécimen de siempre es “la nuevita” esa pobre niña que lleva 2 meses saliendo con nuestro amiguete y se lanzó por primera vez a un viaje de “novios y novias”. Esa desdichada muchacha será blanco de todo tipo de preguntas (en su mayoría incómodas) deberá sonreír falsamente todo el fin de semana y simular que entiende las anécdotas del grupo. Tratará, sin mucho éxito, de integrarse con las demás chicas, pero terminará reclamando la presencia del galancete al poco tiempo, arruinándonos así el fobal.

Por último tenés a la “rara” esa que nadie termina de entender bien… Un día es un amor, otro día ni te habla, es un misterio… Se la pasa todo el viaje sin romper las pelotas, escuchando extraños grupos europeos en su Ipod violeta, su mejor compañía es un libro de Nietzsche, no le da bola a nadie, hasta la hora de la cena que te comenta detalladamente como estuvo su último viaje a Croacia con un primo lejano que estudia arte contemporáneo.

Pero los pibes no nos quedamos atrás, ¡también tenemos nuestros especimenes clásicos! Nunca falta el pisiutico ese que parece Mc Giver cruza con el Inspector Gadget, es el que lleva todo tipo de pelotudeces, empaca para un finde en SanRa como si se fuera a correr el Camel Trophy, es el que tiene linterna, cortaplumas, repelente de mosquitos, handys, radio portátil, ropa interior térmica, etc…

Un gran infaltable también entre los chochamus es el asador. Ese típico gordo jefe con bigotes (porque se la banca aunque le queden como el ort*). Que tiene mas asados que el parrillero de Jesús María, y mas historias que Chatrán, y aunque sabemos que mas de la mitad son inventadas, las cuenta con ese “no se que” que hace que te encante escucharlas una y otra vez… Si le acercas un dedo a la parrilla es probable que termines sin un brazo, su espacio parrillero es su santuario, y así como él no pide favores, tampoco acepta sugerencias…

Y aún así con todos esos especimenes y muchos otros nos la ingeniamos para pasarla siempre bárbaro y seguir planeando “mini vacaciones – clase media – a menos de 500 km y a menos de 500 mangos, cada vez que podemos…

Escrito por Aristo Gato para la sección:

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