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Gastar la vida

Sin dudas he vivido mas de lo recomendable para cualquier joven de menos de 30 años. Sin dudas que no me arrepiento ni un segundo de todo eso. Pero sin dudas son varias las cosas buenas y malas que ese estilo de vida acarrea. 

Muchas veces, uno llega a sus momentos de reflexión de la mano de un buen libro, una película que cala hondo, o simplemente esos mails tan comunes que circulan día a día invitándolo a uno a disfrutar y ¡aprovechar su vida al máximo! Otras presentaciones con diapositivas  que recomiendan vivir como si no hubiese un “mañana”, o alguna viejita arrepintiéndose de no haberse “soltado más” en la vida. 

Pues bien, yo nunca tuve mucha necesidad de que me incentivaran para salir a gozar de mi existencia, de mis amigos, novias, amigas, familia, y otros. Ciertamente uno no puede vivir su vida como si fuera el último día, puesto que todo sería un enorme caos. Pero lo que si puede hacer uno es vivir la vida disfrutándola a cada momento. 

Con estos párrafos introductorios no quiero hacer una apología al modelo de vida hippie, ni mucho menos. Realmente me da pena la gente que va por la vida sin un solo plan en concreto. Son parias sociales y muchas veces con grandes arrepentimientos cuando se les acaba la eterna juventud. 

Más bien me quiero adentrar en el hedonismo mesurado, combinado con la sensación de lo finito y poco extenso de nuestra existencia.  Cuando pienso en lo corta que es la vida y la cantidad de cosas que me quedan por hacer, lugares que visitar, personas por conocer, me agarra una especie de claustrofobia por la rutina del trabajo, de la monotonía diaria, de lo de siempre. 

No es que me queje de la vida que tengo, es mas… me encanta! La encuentro fascinante, tengo muchos afectos y muy caros! Nada que reprochar. Pero como todo, cuando uno se acostumbra vienen las ganas de salir, de hacer otra cosa, de renovarse, de cambiar, o como dice la revista CARAS: reinventarse. 

La noche siempre fue mi mejor compañera. El día es como un largo cocktail para la noche, que es la fiesta principal. Como decía el Bambi; “Me gusta tanto la noche que al día le pondría un toldo” Y es así, la noche me transforma, convierte al hombre bobo en el hombre lobo! Y las caperucitas…  Bueno eso para otra historia. 

Y las salidas? Bien gracias! ¿Vieron que hay un grupete de jovencitos que tienen una página llamada “Salgamos Mas”?, bueno en mi caso, debería tener una página que se llamara “Salgamos Menos”, porque se la pongo de Lunes a Lunes y hasta la hora que dé! 

Todo el mundo me pregunta, si estoy esnifeado todo el día o si vivo a Red Bull, porque obviamente que para bancar joda todas las noches, durante el día hay que laburar y mucho! Pero por suerte todavía me queda algo de cuerda para seguir. 

Me levanto todos los días reventado, juro que no voy a beber ni a fumar nunca mas! Me paso las primeras horas del alba puteando contra mi estilo de vida, hasta que mágicamente con el correr de las horas ya me siento renovado y presto para organizar mi extensa agenda social! 

Es increíble, como si no hubiese pasado nada! Prácticamente es como no tener consciencia! Una ligereza moral cubre los pocos despojos de la noche anterior y mis pensamientos ya ocupan mi mente planificando lo que vendrá! 

Intento no perderme ni una y si de algo me arrepiento, es de haberme perdido algunas jodas clave, por hacerme el responsable. El distinguido lector a esta altura debe preguntarse ¿Alguna consecuencia negativa debe haber? Y la respuesta es obviamente afirmativa! Tardé más de lo normal en terminar mi carrera, no escalé en el trabajo como debiera haberlo hecho, y probablemente tenga que dejar de fumar antes que la gente normal. Salvo eso, todo lo demás es “peaches & cream”. 

Otra vez mas escucho a un amigo de papá, diciéndome: “aprovechá para joder todo lo que puedas, estos años no vuelven”. Y realmente esas frases terminaron calando profundo en mi personalidad, por lo que intento disfrutar y sacarle el jugo a cada día! Sobre todo por mi estilo de vida… cualquiera puede ser el último 😉 

A mi ya poca cuerda me queda para seguir rockeándola de esta manera, se vienen los grandes desafíos, las grandes responsabilidades y las grandes decisiones. Es hora de dejar la vida licenciosa y ponerse “serio, maduro y responsable”. Pero cuando ese momento llegue, sin dudas podré mirar hacia atrás, y cambiar mi gesto adusto por una pícara sonrisa, recordando que lo que quise hacer, lo hice! y no me arrepiento. Recuerden amigos pacatos, nunca es tarde para divertirse y la vida es demasiado corta para tantas solemnidades!

 

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