/¡Go FRACK your mother!

¡Go FRACK your mother!

En los últimos días se conoció la noticia de que el Sr. Gobernador Alfredo Cornejo ha autorizado la utilización del sistema de “fracking” o fragmentación hidráulica en nuestra provincia. Según dicen, hubo una audiencia pública (¿vos te enteraste? Yo no). Pero cuando la información se hizo pública y numerosas voces saltaron a advertir del peligro ecológico que esto significa, se mostró contrariado de que la gente “crea más en un audio de whatsapp que en la comunicación oficial”. Señor Cornejo, le doy algunos ejemplos de por qué la gente no cree en tales comunicaciones:

“Los argentinos somos derechos y humanos”

“Vamos ganando la guerra”

“Síganme, no los voy a defraudar”

“Quien depositó dólares, recibirá dólares”

“Tenemos menos pobres que Alemania”

“No vamos a devaluar, no vamos a despedir gente, no vamos a aumentar las tarifas, ¿en qué te has convertido Daniel?”

¿Más claro ahora? Sigamos.

Me imagino que a esta altura ya todos saben en qué consiste el fracking, pero para hacerla corta y en criollo, consiste en hacer un pozo de 2-4 km para abajo (hasta donde se encuentra la capa de sedimento que tiene el gas atrapado) y después 1 km para los costados. Desde ese pozo se inyecta agua con químicos varios, como ácido clorhídrico, surfactantes (detergentes), bactericidas, etc, etc. La roca se rompe y libera el gas, que encuentra el pozo como vía de escape y al ser liviano, sale hacia arriba donde es almacenado por la compañía que hizo el pozo. Hasta ahora todo muy lindo. A esto hay que agregarle la afirmación categórica de las compañías explotadoras (y de los gobiernos que la autorizan) de que es extremadamente segura, que no utiliza tanta agua, que tiene estrictos controles.

Pero en la práctica se ha visto que no es así. Tenemos ejemplos en otros países donde la salud de la gente se ha visto perjudicada, han tenido que abandonar sus casas, sus actividades ganaderas, agricultoras o pesqueras, sufriendo desarraigo y lo peor, sintiendo el desamparo del gobierno y del sistema que defendió mientras no le tocó a él ser el daño colateral.

Antecedentes mundiales

La ocurrencia más común, con esto del fracking, es la contaminación con metano de las napas subterráneas llegando a habitantes que utilizan agua de pozo, o de los cauces superficiales. Hay registros visuales por montones de gente de Wyoming prendiendo fuego sus canillas en las bocas de sus pozos, el agua burbujeando metano en los arroyos cercanos al fracking en Filadelfia, un australiano prendiendo fuego un río, animales muriendo en las corrientes que pasan por encima del fracking en Colombia.

Se han postulado varias teorías acerca de cómo el metano ha llegado a las napas desde su refugio en las rocas “shale” por el fracking. Una es que naturalmente por la fracturación de las rocas es liberado y migra entre resquicios en las capas superiores (es una molécula muy chiquita y liviana, más que el oxígeno, por ende, sube) y llega a las napas más bajas o a las aguas superficiales, y de ahí a la atmósfera. Otra de las posibilidades es que, a lo largo de los 5 km del pozo excavado por cada una de las perforaciones, con doble capa de acero y cemento en el medio, se registren roturas o fugas (al ser tan profunda la instalación no es pausible una inspección de cerca -y menos una reparación- como si fuera una cañería de agua) por las cuales sale el metano y otros compuestos utilizados por esta práctica y difunden hacia arriba quedando disueltas en el agua de las napas. Según algunos especialistas, 1 de cada 20 pozos presenta fugas en los primeros 5 años, y las probabilidades aumentan con la “edad” del pozo.

Pero no es el único compuesto que se puede fugar. Se recupera sólo el 60% del agua utilizada en el fracking, es decir que el 40% del agua llena de químicos queda ahí, o asciende por capilaridad, o por la misma fuerza aplicada desde el pozo o por las fugas. El agua recuperada también puede arrastrar en su viaje metales pesados o radiactivos depositados en capas sedimentadas.

Vale aclarar que el metano es uno de los principales causantes del efecto invernadero. Y que el agua contaminada con esos químicos no es potabilizable.

En USA, hace muchos años que se practica el fracking a gran escala, ya alcanza 36 estados y según estimaciones, el 15% del territorio yanqui está en manos de estas empresas. El modus operandi no varía del este a oeste en el país donde supuestamente las instituciones funcionan:

* El vecino detecta olor intenso y sabor raro en el agua que utiliza para consumo.

* Comienza a tener problemas de salud como sarpullidos, sangrado nasal, dolores de cabeza, mareos, problemas respiratorios. O simplemente ve que puede prender fuego el agua de su canilla.

* Toma muestras de agua (si dispone de recursos) y las manda a analizar por su cuenta, o son recomendados por el médico ante los síntomas de que no tomen el agua de red.

* Busca respuestas en la empresa, la cual niega enérgicamente cualquier relación con eso y los amenaza con demandarlos si insisten en esa mentira.

* Busca respuestas en el estado que promete investigar y deja pasar el tiempo sin mover un dedo.

* Busca respuestas en la justicia. Si es lo suficientemente ecuánime y solvente para llevar una demanda adelante contra la empresa (uno de cada cien o mil damnificados) terminan en un acuerdo millonario, una cláusula de confidencialidad y una mudanza.

En USA llegaron a correr a los responsables local y nacional del EPA (Agencia de Protección Ambiental), luego de que su informe relacionara la contaminación del agua con la actividad del fracking.

Toda esta situación fue visibilizada extraordinariamente por el cineasta Josh Fox, en una película-documental que ganó el Óscar llamada GasLand, y en la secuela firmada unos años después, GasLand 2 (con auspicio de HBO) donde se ve aún más cruenta y desnuda la corrupción estatal-empresarial en los Estados Unidos. Recomiendo que las vean. En especial el pasaje donde Obama, igualito (pero calcado) que nuestro gobernador, vendía frente al Senado la inocuidad del fracking. Eso sí, a Obama no le tembló la voz, sabe mentir mejor.

Antecedentes locales

Todos recordamos porque fue hace poquito el gran triunfo que logramos los mendocinos con la ley 7722, evitando que se instale la megaminería contaminante en nuestra provincia. Cornejo, en ese momento oposición, se puso de parte del pueblo y exigió que el gobierno escuchara, aportando su granito de arena para que la ley salga. Los más ortodoxos decían más o menos lo mismo que ahora: que si nos gusta tener celular y auto tenemos que aceptar esas explotaciones, que las normas de seguridad son las más estrictas, que son empresas extranjeras serias y responsables, que el agua utilizada era tratada y volvía a ser potable, que no había nada que temer. El gobernador de San Juan se cansó de elogiar la calidad y seguridad con la que se hacía todo.

Y ya vimos que pasó, con los derrames accidentales (que lo terrible que tiene es que son irreversibles, ya no hay lola, nos caga para todo el viaje), con el pueblo de Jachal, con la riqueza que no llegó o no fue tanta o se la robaron. Entonces ¿qué estamos esperando? ¿Qué esta vez se haga todo bien? ¿Vamos a ser tan inocentes OTRA VEZ? ¿Vale la pena el riesgo?

Disponibilidad de agua

Dicen que para hacer funcionar un pozo de fracking son necesarios de 5 a 30 millones de litros de agua y que eso no es mucho comparándolo con otras energías. La cuestión es que, siendo Mendoza una provincia con limitado recurso de agua, además siendo responsables de que el agua que no hemos de beber debemos dejarla correr (y correr limpia) para otras provincias, y que no se trata de un pocito sino de 1000 a 2000 por establecimiento… y sumándole el agua no utilizada pero contaminada por las fugas inherentes a la actividad… podríamos hablar de retirarnos de esa vieja costumbre de cultivar campos, o beber.

Añadamos que el agua recuperada de los pozos se guarda en piletones abiertos (como los de Neuquén) y se espera pacientemente a que se evapore, así como también muchos de los químicos volátiles utilizados. Pensemos en 5 millones de litros por cada uno de los 1000 pozos por cada uno de los proyectos si tomamos los datos más austeros.

Para rematar, no sólo se espera que este método se aplique en el sur de Malargüe, hasta las cercanías del río Atuel, lo que tiene en una gran preocupación a los pueblos del sur; sino  tambiénen Uspallata y en Divisadero Largo, acá cerquita, con el peligro consiguiente a nuestra ciudad. Nosotros deberíamos estar tan preocupados como ellos.

¿Para qué rompieron tanto los huevos con “la ciudad del vino”? El plan, ¿es seguir importando vino de Chile y nosotros poniéndole la etiqueta “VINO ARGENTINO-hecho en Chile”? ¿Por eso ya no vamos a necesitar más agua para riego? ¿Vamos a bañarnos con Villavicencio? ¿Vamos a mandar a los cosechadores a mover las mangueritas de los pozos de fracking? ¿A los que producen melones lavallinos a manejar camiones?

Tal parece que nos vamos a dedicar a la explotación (y nunca mejor dicho “explotación” porque es hacer mierda todo) para tener 10 años más de combustible fósil, para otra vez ver por dónde podemos hacer sangrar la tierra para conseguir unas gotas más. El fracking significa enormes ganancias para algunos que nunca conoceremos y que se llevarán el gas y el dinero, en desmedro de muchos cuidadanos que van a perder su actividad económica, y quizá su salud.

Actividad sísmica

“Es una locura de gente ignorante pensar que el fracking puede llegar a producir sismos” reza un audio de Whatsapp de un señor muy enojado. Bueno, avísenles a los habitantes de Oklahoma o de Texas y a sus institutos sismográficos, que han visto un aumento desmesurado de movimientos en los últimos años, coincidiendo con el inicio del fracking. No es muy loco pensar que en una zona sísmica, las miles de explosiones o detonaciones hechas a kms de profundidad, puedan alcanzar en algún momento las cercanías de una falla y produzcan un sismo.

Otras energías. El futuro.

El tema es simple, y  la verdad me da un poco de miedo. La luz del sol, el viento, el calor, son fuentes de energía que no se pueden monopolizar. Por ahora desalientan su consumo diciendo que no alcanza, que no es tan eficiente, que es más caro explotarlo que lo que produce, que es complicado de distribuir. Pero cuando el gas, el petróleo, el carbón, y algún otro que me esté olvidando, se acaben definitivamente… ¿Qué van a hacer los dueños de eso? Las principales fortunas del mundo no van a tener la fuente de su riqueza obscena, aquella por la que vuelan  y bloquean países. Se muere la gallina de los huevos de oro. La gente va a procurarse su propia energía a través de luz solar o eólica, organizada en municipios o barrios. Necesitarán quizá un poco extra, para el auto, para el invierno. Muchos grandes monopolios ya no tendrán en sus manos el poder de controlar ese oro líquido.

A menos, claro, que para ese momento, necesitemos comprar agua.

Fuentes:

PD: Siempre (en todo el mundo) prometen normas estrictas, siempre comienzan con unos pocos pozos, siempre niegan las consecuencias. Siempre tapan todo. Una vez que se instalan, es imposible sacarlos. Por eso, la voz, hay que alzarla ahora.

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