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Inflación: el problema del que todos somos culpables

Una vez más hay un aumento, una vez más suben las tarifas de los colectivos, una vez más sube la leche, la carne, los combustibles, la indumentaria, todo… una vez más los empresarios especulan con los precios, una vez más el gobierno tapa agujeros, “Una vez más sufrimos la desgarradora inflación de la República Argentina”.

¿Cómo solucionarla? Es la primera pregunta que se nos viene a todos al pensar en este tema, pero  desde mi punto de vista no es la pregunta más acertada, en realidad, deberíamos preguntarnos: ¿Quién va a solucionarla? No creo que tengamos muchas personas con ganas de dirigir este país, en estas condiciones, y esa es la simple razón por la que a pesar de todos los problemas que hubo en el mes de diciembre no se produjo un golpe de estado.

Estamos viviendo un momento en donde nuestros líderes políticos juegan a tirarse una granada esperando que a ellos no les explote. El oficialismo quiere aguantar a como dé lugar hasta el final de su mandato, y para eso utiliza medidas que nunca funcionaron a lo largo de nuestra historia, como “los acuerdos de precios”, pero ¡OJO! Según las autoridades kirchneristas los acuerdos no funcionaron porque el pueblo no se encargó de controlar los precios, es decir, esto es una muestra de cómo se nos cagan de risa; me imagino a donde mandan a un jubilado cuando va de compras y pregunta: ¿Dónde están los precios de Cristina?

Por otro lado la gran parte de la oposición lejos de buscar una respuesta a la crisis, busca plataformarse para tomar el poder en el 2015, y para eso: ¡más de uno necesita un milagro!,  pero todos necesitan que la granada explote antes de las elecciones presidenciales, traducido, que el actual gobierno termine en las peores condiciones, (por más que eso repercuta en la sociedad), ya que es lo que les asegurara gobernabilidad en un futuro.

Descartados tanto el oficialismo y la oposición, solo quedamos nosotros “el pueblo”, ya que así como somos  los únicos responsables de tener líderes políticos faltos de valores éticos y ciudadanos, también somos los que podemos hacer posible un cambio.

Un cambio que no pasa únicamente por quejarnos de que el boleto está a $3,50 porque si bien nos podemos sacar gran parte de la bronca puteando a los responsables en una marcha, o en las redes sociales, no vamos a poder lograr que el precio vuelva a ser el de antes, ni mucho menos impedir todos los aumentos futuros.

Humildemente creo que hay una sola solución, y es que dejemos de ver a la política como algo ajeno a nosotros, y comencemos a formar parte. Porque más que a un economista recibido en Harvard, necesitamos gente que no llegue a los cargos públicos para robar.

Escrito por Héctor M. Cangiano para la sección:

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