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La fiesta más turbia que viví en Mendoza

Todo lo que pasa en esta fiesta es secreto… no quiero poner nombres ni detalles específicos.

Todo comenzó en un grupo de wasap. Era un grupo de juntada con amigos, típico… nos juntamos, vamos a tomar algo, sexo lo que pinte. Un día un amigo agrega una mina, normal, carita de ángel, muy linda, súper buena onda, pero muy misteriosa. Chiste iban chistes venían en el grupo, con la mina pegamos buena onda. Jamás me había imaginado estar con una mina o que me atrajera… pero sucedió. Un día con el pibe que la agregó al grupo nos íbamos a juntar los tres, para tomar algo y que terminará en lo que terminará.

Ella llegó primera, nos juntábamos en la Alameda, al rato llegue yo. Nos manda un mensaje el pibe que no podía ir porque se le complicó, así que yo con mis nervios me quedé a charlar con ella. Para romper el hielo le digo “¿tomemos un porrón?” No tomaba alcohol, ni gaseosas, no sabía que hacer, era una situación rara. Me contó un poco de su vida: separada, con una nena, novios pasados, bla bla… hasta que le pregunté de que laburaba.

Comenzó a reírse y me dijo – ¿Matías no te contó? – Así voy a llamar al pibe.

No – le dije – ¡Él no me a contado nada! Sos todo un misterio….

– Trabajo en el lugar donde se juntan motoqueros. Yo soy sadomasoquista – Yo comencé a reírme. Tenía carita de nena buena ¿como imaginármela atada con un collar?

Me empezó a contar que tenía clientes, ella era su ama, los humillaba y hacían todos esos juegos osados con ella.

Hasta que me preguntó – ¿A vos te interesaría jugar conmigo y probar?

Mi cara no se si fue de espanto excitación ¡no se! Pero me ratoneaba la idea esa…. ¡me volvía loca! Verla con un látigo o atándome…

Y le dije – ¡Siiiii! – Yo no sabía lo que estaba respondiendo, ni si estaba segura de que mierda hacia ahí, pero dije que si… que me volvía loca la idea y eso que me encantan los hombres, pero esta mina no se que tenía.

Se comenzó a reír traviesamente y me dijo – Ok, el sábado hay una fiesta de disfraces. Venís conmigo – luego me explicó que ropa ponerme, que no tomara ni un porrón y ¡terminamos en un Sex shop! Jamás había ido a uno así que me sentía extraña y muy, muy (muy) excitada.

Me trajo un conjuntito y me dijo – este vas a usar y un antifaz – así me sentía más «cómoda» para no exponerme tanto.

La lleve hasta su casa en el auto y me dijo – Nos vemos el sábado bombona amo tus tetas – una cosa de locos.

Era martes… tenía días para decidirme si iba o no. No sabía que hacer. Me probé el conjunto, ¡me veía reeee perraaaaa! Era hermoso…

Llegó el sábado. Me llamó a las 4 de la tarde y me dijo – ¿Vas a ir bombona?

– Si – le dije – te paso a buscar a las 8 – ¿Que mierda había contestado? Tenía un nudo en el estómago ¿adonde me iba a meter? ¿Me pegaría muy fuerte? ¿Tendré una palabra para cuando no soporte el dolor? ¿Porque mierda vi las 50 sombras de Grey?

Estaba aterrada pero muy excitada. Siempre me gustó que me peguen un poco en la cama o me aten o ahorquen… ¡pero de hay a hacer sado! ¡No me imaginaba!

Me pidió que me pusiera ese conjunto… que me pintará bien de negro los ojos, la boca roja y me prestó unas botas taco aguja negras. El conjunto era un liguero negro con una mini mini mini tanga que no era ni hilo dental ya. Y como una especie de faldita que no me tapaba ni medio culo y un corpiño negro con tachas. Me dio un collar con tachas y dos ganchitos… ¡me sentía rara y muy perra!

Sobre mi disfraz me puse un tapado negro de mi mamá. Si… con este calor me puse eso. Me imaginaba si me paraba la policía ¿¿¿que le diría???

Llegue a su casa… ¡y ella estaba vestida normal! Me sentía re mal, ¡¡¡jamás le había preguntado dónde nos cambiábamos!!! Se subió al auto con un bolsito y partimos para el club… Me dijo que estaba muy hermosa y que era una buena sumisa. Cumplí con todo como una putita sumisa…

La miré… sólo la miré. Tenía miedo de hablar, de responder, de mirarla o reírme.

Llegamos… ella no se bajo hasta que fuese y le abriera la puerta… me agarró de la mano y entramos. Todo oscuro, luces rojas, todos disfrazados, ebrios mucha droga, tequila, vodka, humo.

Apenas entro me agarró un rubio alto como un placard y me alzó. Yo tenía miedo… mucho miedo. Llegó el jefe y le dijo – ella es mía – me pidió perdón el rubio y se fue a otro lado. Yo estaba espantada. Mi chica en ese momento había ido a buscar a ese jefe que me “defendió” porque era su ¡¡¡sumisooooo!!! ¡¡¡Su jefe es su sumisooo!!! ¡¡¡Lo traía con la correa y el tipo gateandooo!!!

¿En que lugar estaba? ¿Y si me voy? ¡Esto estaba pasando en Mendoza! Pensaba… pensaba.

Ella me dice – Sacate el saco – Lo hice. ¡Que vergüenza! habían como 50 tipos, todos morrudos, bien pinta motoqueros. Y habían un par de minas también que eran las putas. Ella luego me explicó que si vos entras sola sos una puta, que si entras con alguien sos de ese alguien, por eso a mi me confundieron, pero que ya no me iba a pasar nada.

Me saque el saco. Lo lleve al ropero y empecé a tomar y a tomar. ¡Necesitaba estar ebria para afrontar esto!

Pasada la mitad de la noche yo ya era una diosa. Me sentía espectacular, ¡¡¡hasta hice un mini baile en el caño!!! Ella sólo me miraba y se reía… hasta que su risa se borró. Vino, agarró mi mano y con el tipo que aún seguía en cuatro con collar llevándolo fuimos al final del pasillo a un cuarto.

Cuando entre me agarró de la cara y me obligó a agacharse y ponerme de rodillas. A el lo ató como a una mesa que había con unas sogas y lo amordazó. Yo miraba el lugar, era como un galpón espantoso. Habían cuerdas, ganchos en el techo, dos látigos. Ella agarró el bolso que traía y puso en una repisita llena de consoladores, un látigo, unas pelotas y no se que otras huevadas… se puso unos guantes negros. ¡Yo tenía miedo y estaba excitada!

Agarró y lo empezó a agredir verbalmente al tipo… le pegaba. Se sentaba sobre él… ¡lo hacía llorar!

Hasta que me llamó y me dijo – Vos perra vení arrastrándote y besame las botas – lo hice… Comence a chuparlee sus botas… ¡quise tocarla y me pego con un látigo! Le grité que que le pasaba, que era una maldita. Me dijo que me callara. El castigo que le daba a él me lo hacía a mí. Estuvimos una hora en ese lugar… realmente lo termine disfrutando. Me encantaba que me dominará así y verlo a ese tipo morrrudo enorme de dos metros siendo humillado por ella me volvía loca. Lo más increíble de todo es que jamás hubo coito… sólo dolor y placer…

Agarró su látigo y se fue… lo dejó atado a él y a mi apoyada en el estómago del tipo, porque así me pegaba mejor. Volvió al rato y lo desató. Yo me había quedado quieta no quería que me pegue tenía mucho dolor. Me agarró la mano y me llevo al baño, me dijo – Bañate o limpiate, como quieras, te portaste muy bien hermosa.

“Muy bien hermosa” pensaba yo, ¿como mierda me gustó que me insulares pegara y hasta me escupiera? Me dijo – Nos vamos ¿queres? – Era lo que quería… irme. Pero antes el jefe habló conmigo y me dijo – Me gustaste como sumisa… esta es mi tarjeta, si queres trabajar acá hay muchos clientes.

“¿Queeee?” pensé… yo sólo le di las gracias y salí. Ni loca trabajaba como sado con esos tipos. Subimos al auto y la lleve a su casa.

No podía creer lo que había echo. Donde había estado. No sabía si me gustó o lo odie… Es un mundo diferente, es imaginarse un tipo alto morrudo siento tu esclavo, dejándose hacer todo eso… es algo muy loco.

Y esto es lo que paso…

Escrito por Maki para la sección:

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