Hoy, pleno 2018, camino por el centro y siempre paso por la calle Lavalle. Lo único que veo son casas de celulares, ropa y muchos estacionamientos, el otro día que andaba en auto y justamente tenía que estacionar, me metí en el ex cine Opera, no podía entender como habían arruinado y tirado abajo un lugar tan legendario de los 70, 80 y 90 por un estacionamiento con piso de parquet, que encima para arriba les sobra un montón de espacio. Todo esto me dio una nostalgia inmensa y sentado en el auto antes de partir, comencé a recordad los años dorados de esta calle, la calle, Lavalle. La nota de Bomur, sobre los “lugares que no fueron” en Mendoza me terminó de inspirar para vomitar una serie de recuerdos, mezcla de nostalgia y bronca…
Corría el año 1993 y me acuerdo patente la cola de gente que había en esta calle para ver la película Jurassic Park, era impresionante y solo por cinco pesos, no solo era económico sino que recuerdo que si terminaba la película y te querías quedar sentado a esperar la próxima función, te podías quedar gratis , habían varios cines en la cuadra, recuerdo el Cóndor, Emperador I y II y bueno el Opera, el Rex estaba a la vuelta por calle Buenos Aires, era una excelente época para el cine en Mendoza, que ya se había transformado en un polo cinematográfico nacional.
Durante la película pasaba el vago vendiéndote cigarros y palomitas con una caja colgada en el cuello. En esa época yo iba a la escuela primaria, muchas veces venían unos señores a la salida del colegio y te regalaban unos papelitos de fotocopia con una entrada gratis al cine o varias veces al circo. Lo entretenido no terminaba ahí, la típica era después de ver una peli, pasar a comerte una mansa pizza por Capri o por Trento que al día de hoy es uno de los pocos (y creería únicos) locales de antaño que siguen firmes, era el combo perfecto de una salida en familia. Por ahí tu viejo se hacia el dolubu y te llevaba a casa, pero la clásica era esa.
Había una puerta misteriosa al lado de un local donde vendían muchos juguetes copados de las Tortugas Ninjas, los Thundercats y demás, que era muy grande, frente a la galería Independencia. En esa puerta estaba el “Porkys”, el cine porno XXX de la provincia. Vos veías a los viejos fumarse un pucho, miraban para todos lados y se metían. Hasta el día de hoy, es el único cine vigente en la calle Lavalle. En la galería Independencia había de todo, te podías comprar en un local llamado “Micro Chip” el Sega Génesis, el Family y hasta el Super Nintendo que era difícil de conseguir. También te armaban la mejor PC que había en su momento, entrabas en el local y la pared estaba llena de cartuchos de video juegos, ese local duró muchos años, hace poco pasé y ya había cerrado, una pena. Durante unos años largos la galería estuvo un poco muerta, no habían casi cosas para comprar, hoy en día tiene mucha más vida y podes encontrar locales variados, en esta caso, punto para el modernismo.
Entrados los 90, recuerdo que ya me iba solo con uno que otro amigo al cine, en el trole. Como no estabas con tu viejo tenias que ahorrar, pero el plan era distinto: te juntabas más temprano y primero te gastabas una plata en muchas fichas en el “Playland” que estaba en la calle Gutiérrez frente al banco de Nación (pasando la calle San Martín ya no se llama Lavalle). Pasábamos horas jugando a los fichines: “Aerofighters”, “Mortal Kombat II” (que era el boom en esa época), “Cadillacs & Dinosaurs” etc, pero donde había mucha gente acumulada haciendo cola y mirando a los pro jugar, era el fichin del “Killer Instinct”. ¡Mamita que había gente para jugar a ese juego! el lugar era muy grande, lleno de maquinas, podías pasar toda la tarde ahí, te comías una burger en McDonald por 90 centavos y te ibas al cine. Con veinte pesos eras Gardel, ibas a los fichines, a comer y al cine.
Y así es como recuerdo esa gloriosa cuadra. Luego pasaron los años, la ultima peli que recuerdo ver fue “Alien Resurection” y “El día de la independencia (ID4)”. En el cine Cóndor pusieron otra sala de fichines que al día de hoy sigue sobreviviendo: Anubis. Antes estaba copado pero luego se transformó en un antro, hasta te da miedo mirar para adentro.
El cine Emperador fue por largos años el Cine Universidad, hasta que también se trasformó en otro local de ropa. De un día para el otro abrió un local de comida libre legendario: Las Tinajas. Al principio le fue bien pero luego decayó, hoy sigue vivo raspando.
Cosas más, cosas menos, adoquines bonitos y un poco de maquillaje, la calle Lavalle no es ni será lo que fue antes. Espero que no se sigan perdiendo aquellos lugares que fueron parte de nuestra infancia en Mendoza.
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